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Luis Caballero, una pasión inquietante - Revista Malpensante

 "Creo que para hacer pintura erótica hay que pintar con materia viva, en ebriedad de vida. Escupir lo que se lleva dentro, hasta quedar fresco, libre, con una sensación física de triunfo y alivio. El equivalente sería mojar el pincel en sangre o en semen, en lugar de trementina”.

 

Luis Caballero, en entrevista con Fausto Panesso en El Magazín Dominical (edición 643) de El Espectador, Bogotá, 1995.

 

 

1. PLACERES PRIVADOS (1943-1961)

 

Pocos artistas tienen claro su camino creativo desde el principio. Luis Caballero Holguín, en cambio, lo descubrió muy pronto: quería pintar desnudos sobrecogedores. Esta temprana intuición se mantuvo intacta a través de los años y su vida fue una carrera contra el tiempo para lograr su propósito. El día de su temprana muerte, a los 52 años, estaba convencido de que aún le faltaba un largo camino por recorrer. Sin embargo, quienes fueron testigos de su vida intensa y de su conmovedora búsqueda pensaban diferente: creían que Caballero, como pocos, se había acercado bastante a lograr una obra perfecta. 

 

***

 

Nació en Bogotá, el 27 de agosto de 1943, en un ambiente familiar privilegiado. Su madre, Isabel Holguín Dávila, era nieta del expresidente Carlos Holguín y sobrina nieta del también expresidente Miguel Antonio Caro. Su padre, Eduardo Caballero Calderón, era hijo de Lucas Caballero Barrera, un militar y político liberal de origen santandereano que participó en la guerra de los Mil Días. Desde muy pequeño, Luis estuvo en contacto con el arte y la literatura: su padre fue uno de los novelistas colombianos más prestigiosos del siglo XX. Caballero Calderón, autor de El Cristo de espaldasSiervo sin tierra y El buen salvaje, entre otras novelas, les transmitió a sus hijos el amor por los libros. “Leer en mi casa era algo normal. Mi papá era escritor y en su biblioteca debía tener unos diez mil libros. Forzosamente uno lee”, contó en una entrevista. Por otro lado, su tío Lucas Caballero Calderón fue uno de los columnistas más importantes del país. 

Luis tenía tres hermanos: María del Carmen, Antonio y Beatriz. Fue un niño tímido y consentido, que hablaba muy poco y no tenía amigos. Pero, a pesar de su carácter dócil, tenía una difícil relación con Antonio, el otro varón. Así lo confesó: “Con mi hermano nos odiábamos [...]. Entre nosotros había una relación de fuerza hecha de celos, envidia y poder. Como yo no tenía amigos en el colegio, le prohibía que él los tuviera. Un día no aguantó más y se liberó. Me tocó seguir solo, haciendo dibujos detrás de la capilla”. Esa rivalidad, sin embargo, fue uno de los detonantes de su pasión artística. Muchos años después, Antonio escribiría sobre la tomentosa relación: “Ese odio mutuo que durante los años de la niñez y hasta comienzos de la adolescencia nos mantuvo en un permanente estado de exaltación homicida, interrupta y frustránea, pudo servir para decidir nuestras vocaciones respectivas: la suya de pintor y la mía de escritor. Porque cuando éramos niños, en los tiempos del odio, los dos queríamos ser pintores. Pero nuestros motivos no eran los mismos. Yo quería ser pintor porque en ese entonces pintaba mejor que Luis; y él quería serlo porque aspiraba a llegar a pintar mejor que yo. Yo, por humillarlo. Él, para humillarme. Yo pintaba contra él. Él pintaba consigo mismo”. 

La familia Caballero Calderón pasaba largos períodos en Tipacoque, un pequeño pueblo en Boyacá, el lugar de origen de sus ancestros. Allí tenían una casa de campo en la que Eduardo escribía y les enseñaba a sus hijos sobre música, arte y literatura. Ocasionalmente organizaba entre ellos concursos de cuentos o de dibujo, pero tenía que suspenderlos por las constantes peleas entre Antonio y Luis. El padre también pasaba largas horas estudiando la sociedad de Tipacoque para entender los problemas del mundo rural colombiano. Le interesaba tanto la situación social y política que, en 1969, fue nombrado primer alcalde de la población. 

Luis tenía pocos recuerdos de esa época: es más, en varias ocasiones dijo que había borrado la memoria de sus primeros años de vida. Lo que sí estaba enclavado en esta era el recuerdo de su primer contacto con la pintura. Su tía Margarita Holguín y Caro, quien también era artista, discípula de Andrés de Santamaría, descubrió la fascinación de su sobrino por el arte. Ella fue la encargada de decorar los muros de la capilla Santa María de los Ángeles, en Bogotá, y lo llevó a visitar la obra. El niño quedó fascinado ante los frescos religiosos. “Las primeras imágenes que contempló Luis Caballero debieron ser pinturas y tallas coloniales por las cuales existía, en el medio bogotano en el cual creció, un verdadero culto no solo de índole religiosa sino social [...]. Se puede afirmar que los primeros cuerpos desnudos que contempló con fervor fueron cristos y mártires de la práctica religiosa tradicional”, escribió su amiga y crítica de arte Beatriz González. Además de enseñarle el arte colonial, su tía Margarita, ya una anciana, lo inició en el oficio de la pintura. “Ella me proporcionó una de las impresiones artísticas más importantes de mi infancia: verla, completamente ciega, pintando paisajes en el jardín de su casa”, contó Caballero. 

En 1946, cuando Luis tenía apenas tres años, su padre fue nombrado agregado cultural de la Embajada de Colombia en España. A pesar de que era apenas un niño, ese viaje fue muy significativo en la vida de Caballero. Para comenzar, fue el primer encuentro con Europa: un continente en el que pasaría la mayor parte de su vida. Y también porque empezó a conocer la tradición del arte europeo. Todas las tardes, después del trabajo, Eduardo llevaba a sus hijos a visitar los museos de Madrid, en particular al Prado. Pero no solo los llevaba a ver las obras de arte: los obligaba a memorizarlas y dibujarlas. Esta temprana exposición al arte clásico europeo fue fundamental en la edificación de la sensibilidad de Caballero.

 

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 El pintor colombiano fotografiado a sus cinco años en Madrid, España (1948).  

 

La familia Caballero vivió diez años en Europa hasta que, en 1957, decidieron regresar a Bogotá. Entonces inscribieron a Luis y a Antonio en el Gimnasio Moderno, fundado por Agustín Nieto Caballero, primo de Eduardo. El Gimnasio Moderno era un colegio elitista en el que estudiaban los hijos de las familias más prestantes de Bogotá. Luis nunca se sintió bien en ese ambiente, ni con los niños de su familia: “Me acuerdo que tenía unos trece años y que todos mis primos iban a jugar. Yo me ponía a pintar o me iba a la capilla con mi abuela. Me ayudaba a nutrir mi orgullo de sentirme más, de creerme más: mis primos estaban jugando y yo rezando. Y sin mucho esfuerzo me convencía de que la religión era importante”. Durante su adolescencia, los templos fueron una suerte de refugio para Caballero. Allí empezó a obsesionarse con las figuras religiosas. Esta impresión –relacionada, desde luego, con su despertar sexual– lo marcó: en sus cuadros siempre intentó reproducir las sensaciones de exaltación que le producían las iglesias. 

A los catorce años realizó uno de sus primeros cuadros: un paisaje, pintado al óleo sobre papel cartón. Ya revelaba su virtuosismo y su fascinación por las pinceladas cargadas de color que marcarían sus primeras obras profesionales. Su adolescencia fue un período difícil porque se sentía un extranjero: “No fue una época dichosa. Para hablar de ella recurriré a realidades contrastadas: fiestas-miedo, gimnasia-angustia, amigos-soledad... Pero para entonces, las cosas no eran tan simples. Todo esto era privado y me atemorizaba. La soledad crecía cada vez más. Las primas, la familia, las personas mayores, iban y venían en torno, pero yo me alejaba de los demás, me hurtaba a los placeres cotidianos, orgulloso y testarudo me absorbía en mí mismo”. La soledad y el miedo por sus deseos prohibidos lo convirtieron en un joven reprimido. Algún tiempo después, y frente a los lienzos, Caballero se encargaría de exorcizar esa frustración. “Su adolescencia de colegial piadoso está impregnada de ese cuerpo viril que es humano, demasiado humano. Cuerpo pletórico de pasión y lastimado”, escribió el crítico Conrad Detrez. 

Cuando terminó el bachillerato se inscribió en la Universidad de los Andes. En 1961 inició la carrera de bellas artes bajo la dirección del pintor de origen español Juan Antonio Roda, la crítica argentina Marta Traba y el pintor Luciano Jaramillo. Traba lo describe así: “Alumno silencioso y devorado por la timidez; tironeado entre la herencia de una familia de filósofos ironistas y su propia errática fragilidad personal, era preciso que descubriera el erotismo como camino y meta; como la forma ambigua que más convenía a sus dolorosas decisiones, espoleadas, además, por un enorme talento”. Por primera vez en su vida, Caballero no se sintió tan fuera de lugar: en la facultad de Bellas Artes confirmó, seguramente, cuáles eran sus ambiciones artísticas. También se encontró con compañeros que compartían su visión de mundo y que luego se convertirían en importantes creadores: Camila Loboguerrero, María Teresa Guerrero, Amparo Ramírez y, sobre todo, Beatriz González. Esta última se convirtió de inmediato en su confidente, con quien tenía largas e intensas discusiones sobre el arte contemporáneo. También en la universidad, Caballero ratificó su gusto por la pintura figurativa y su aversión por todo lo que fuera conceptual: una convicción irrestricta –según la cual el arte era una disciplina y no una divagación– que lo acompañó por el resto de sus días. 

 

2. LA CÁMARA DEL AMOR (1962-1968)

 

Durante su corto período como estudiante en la Universidad de los Andes –estuvo menos de dos años–, Caballero refinó sus intereses. Guiado por Roda, se convirtió en un admirador de Velázquez. Y, al lado de Traba, se volvió un experto en historia del arte. Así mismo estudió, maravillado, los frescos renacentistas: “Solo podía encontrar terreno firme para su propia evolución en el Renacimiento. Pero lo tomó, por decirlo así, por el final, por los coletazos del manierismo: Rosso Fiorentino, Pontormo, Parmigianino. En parte, sin duda, porque encontraba en ellos ecos y correspondencias de su propio temperamento”, escribió Antonio Caballero sobre las filiaciones de su hermano. Su apuesta sin concesiones por la pintura figurativa y el dibujo lo distanció un poco de sus compañeros universitarios, quienes apreciaban los performances, las instalaciones y el arte conceptual, y pensaban que el arte tenía que ser comprometido políticamente. Caballero decidió entonces viajar a Europa: allá, pensó, encontraría una respuesta definitiva a sus inquietudes.

 

 

El descendimiento de la cruz, Pontormo (1528).

 

Pero no fue así. Primero pasó una temporada en Madrid –recorriendo los pasos de su infancia– y luego se fue a París, donde se inscribió en la academia de bellas artes de la Grande Chaumière. Desde allí escribía largas cartas a su amiga Beatriz González, en las que le contaba sus aventuras europeas y su lucha con el trabajo. Caballero recorría todos los días los museos parisinos: allí confirmó su amor por Velázquez, Vermeer y Rubens, y su aversión por el Greco. Quedó sorprendido ante los enormes cuadros de Géricault –La balsa de la Medusa– y Jacques-Louis David –El juramento de los Horacios y La muerte de Marat–. No obstante, al regresar a su pequeño estudio e intentar dibujar, se sentía impedido: “Yo aquí estoy desesperado porque nada que aprendo a dibujar [...]. Es espantoso el tener en la cabeza los cuadros más sensacionales y saber que no los puedo hacer... Boberías, estoy empezando a pensar que nunca llegaré a pintar. Es demasiado difícil”. Admiraba a los clásicos, pero no sentía una conexión emocional suficiente con su perfección académica y no le ayudaban a encontrar su estilo. Además de la desesperación por no poder pintar como quería, a Caballero lo exasperaban las posturas de los artistas parisinos, bastante más radicales que las de sus colegas colombianos. Se sentía, de nuevo, fuera de lugar y entró en una profunda crisis.

Sin embargo, en medio de la desesperación, encontró a un artista británico que, por fin, lo ayudó a liberarse. Un alma gemela y un guía infalible hacia el lado más oscuro del arte.

 

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Con su enorme tamaño, La balsa de la Medusa,de Théodore Géricault (1819), fue uno de los cuadros que más impresionó a Caballero durante sus visitas diarias a los museos de París.

 

“Para mí Bacon es un profeta, un pintor sensacional que tiene hoy el papel que tenía Picasso en los veinte [...]. Mis conceptos sobre la pintura han cambiado totalmente. He renegado de todas mis meninas y estoy dedicado a copiar a Bacon de la manera más descarada”, le escribió Caballero a Beatriz González en una carta de 1963. Aunque seguramente ya conocía la obra del artista británico Francis Bacon, fue en ese momento cuando la descubrió en toda su magnitud y empezó a encontrar paralelos con su propia búsqueda pictórica. La obra de Bacon, llena de angustia, ira y teatralidad, se convirtió en un referente para el colombiano. Los retratos y los desnudos del británico –escenas oscuras en las que la agonía y el éxtasis se mezclan– lo impresionaron y lo transformaron como artista. 

Los puntos en común entre los dos –que, por cierto, nunca se conocieron– son sorprendentes. En diferentes ocasiones Bacon dijo que el azar era uno de los pilares de su obra; esta idea también obsesionó a Caballero: “Yo creo que el azar es muy importante en la pintura: saber aprovechar el azar. No tanto dejar que el azar lo lleve a uno, sino más bien conducir el azar mismo”. De la misma manera, ninguno de los dos quería que sus cuadros fueran narrativos y aspiraban a que conmovieran a sus espectadores por sobre todas las cosas: “Tal vez lo que me interesa es captar la apariencia de la muerte, que está mirándonos diariamente”, dijo Bacon en una entrevista. Y, como si fuera poco, ambos tuvieron una existencia trágica, acompañada muy de cerca por la muerte. 

Pero Bacon no fue la única influencia durante esos años de formación. Caballero también descubrió a otros pintores que, como él, aún creían en el poder de la figuración. El encuentro con las obras de Allen Jones, Willem de Kooning y Roberto Matta fue un alivio y lo estimuló a pintar de una manera diferente. “Imagínese una mezcla de Bacon, De Kooning y Nicolas de Staël. Fondos planos, lisos, recortados y de colores francos, chillones a veces, sobre los que se destacan figuras humanas muy inventadas, de color muy trabajado. Toda clase de contrastes: figuras en movimiento sobre fondos estáticos, colores chillones, pero pedazos muy delicados”, así le describía, con especial entusiasmo, sus nuevos cuadros a Beatriz González. Además de las influencias pictóricas, Caballero también empezó a beber de otras fuentes: “Como un émulo de Sade, Henry Miller, Bataille, Jean Genet y William Burroughs, pero sobre todo como un contemporáneo de Mapplethorpe, Caballero resolvió batirse en el campo de la sexualidad reprimida”, escribió el crítico de arte Álvaro Medina. El pintor encontró en ese grupo de creadores –especialmente en los escritores de la Generación Beat y en algunos fotógrafos experimentales– un gesto nihilista, muy similar al que él deseaba expresar.

Pero Caballero seguía decepcionado por la actitud de los artistas parisinos. Su defensa a ultranza de la pintura figurativa tenía cada vez menos adeptos en la capital francesa. En 1966 hizo, por primera vez, una exposición individual en una galería francesa: la Galerie du Tournesol. Sus obras fueron recibidas con muy poco entusiasmo. “Eso sí le digo que el panorama pictórico de París es desolador [...]. Los franceses miran con desconfianza todo lo que no es francés: y aquí son nombres dudosos Appel, Jorn, Bacon, Dubuffet mismo, ¡con todo y ser francés! Aquí se ignora la pintura inglesa y la pintura gringa. Los gringos, Beatriz, qué justo es confesarlo, están haciendo cosas sensacionales, llenas de vida y juventud. Pop, pop, pop... ¿Sabe cuáles son las mejores exposiciones que se ven hoy en París? Las de los suramericanos”, escribió en otra carta. Es interesante detenerse en esta confesión pues, por lo general, su obra se asocia con la de los pintores clásicos europeos. Pero él mismo se sintió –al menos en su juventud– más cercano al arte latinoamericano y estadounidense. 

Fue tal vez por esa convicción que, en 1966, Luis Caballero decidió regresar una vez más a Colombia. Pero ya como un hombre diferente y como un artista con una vocación definida.

 

 

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 Tres estudios para figuras en la base de una crucifixiónFrancis Bacon (1944).

 

Esta vez Caballero no regresó solo. Durante su época de estudiante en la Grande Chaumière conoció a la pintora estadounidense Terry Guitar. Se casó con ella y, cuando decidió regresar al país, ella lo acompañó. A los 24 años, Caballero aún no había asumido su homosexualidad, pero sabía que la relación con Guitar no tenía una naturaleza sexual: “Tal vez fue con ella y por ella que empecé a tomar en serio la pintura y a pensar que la pintura servía para algo y no simplemente para pintar [...] me casé con ella y vivimos juntos muchos años. Pero lo que sentía y siento todavía por ella es una enorme admiración y respeto como ser humano y como artista”, explicó en una entrevista. No obstante, el hecho de que se casara demuestra que Caballero no se sentía cómodo con su propia identidad. Y esa frustración, posiblemente, le impedía desarrollar su obra de la manera que soñaba; de hecho, en esa época seguía pintando figuras femeninas. 

Al poco tiempo de instalarse en Bogotá, fue nombrado profesor en las universidades Jorge Tadeo Lozano y los Andes. Se instaló con su esposa en un pequeño apartamento en el centro de la ciudad. Así describe Beatriz Caballero el excéntrico estilo de vida de su hermano mayor: “Tenía 24 años, usaba unas gafas gruesísimas, el pelo largo y una capa negra para salir de noche [...]. Vivían en la callecita que sube a la Universidad de los Andes. No era un espacio muy grande y ahí mismo dormían, cocinaban y trabajaban los dos. Las cortinas eran de papel; la mesa, una tabla sobre burros abarrotados de tarros de pintura, frascos de mayonesa con pinceles, herramientas, pegantes y bolsas de papel en las que indistintamente había yeso y harina de trigo, mucho olor a trementina y, contra las paredes, bastidores de madera con telas pintadas por ambos lados. Y por todas partes dibujos, dibujos y dibujos: junto al teléfono, en las paredes, en las revistas, arrugados, hechos bolas de papel, en la caneca, en el baño”. 

Caballero alternaba sus cursos de arte con intensas jornadas en su estudio. Trabajaba con energía, pero, en el fondo, sabía que no estaba logrando el resultado ideal: “Mis cuadros en esa época eran una mezcla de Matta, De Kooning y Bacon... hice una pintura de vanguardia pero creo que era una pintura frívola y fácil. Formas demasiado gratuitas a las que les faltaba una necesidad”. En Colombia, su trabajo empezó a ser reconocido. Expuso en universidades de Cali, Bogotá, Popayán, en la Biblioteca Luis Ángel Arango de Bogotá y en el XIX Salón Nacional de Artistas, con muy buenos resultados. Poco a poco, la crítica empezó a apoyar su obra.

 

 Woman and BicycleWillem de Kooning (1953).

 

 Retrato de Terry Guitar,Luis Caballero (1975).

 

Para entonces, una de sus mayores preocupaciones era el espacio: “Es indispensable y me parece el problema más difícil [...]. Sin embargo, le quita fuerza a la pintura, le quita el choque contra la superficie [...]. Quiero entonces mezclar ambas cosas, que la tela sea el gran plano pintado que se ha vuelto en la pintura moderna, pero que ese plano se rompa y que tenga perspectivas y espacio, y en el espacio figuras sordas, obscenas, muy bien pintadas, colores trabajados y que se estrellen contra las superficies crudas”, escribió. Esa preocupación lo llevó a trabajar en un políptico de varios metros, compuesto por trece paneles. Su idea era crear un espacio tridimensional, uniendo los lienzos. En su pequeño apartamento no podía armar la pieza completa y se tenía que contentar con observarla por partes. Cuando la terminó, presentó la pieza brevemente en la Biblioteca Nacional de Bogotá. Luego la envió por correo, segmentada, a la Primera Bienal Iberoamericana de Pintura Coltejer, en Medellín. A los pocos días ganó el primer premio.

Aunque la obra no tenía título, la crítica la llamó La cámara del amor. Según Alexandre Cirici Pellicer, uno de los jurados, recordaba los mejores trabajos de Matta y Wifredo Lam. “Esa caja plástica sería conocida como La cámara del amor, la cual en realidad era el primer laboratorio de su obsesión: apoderarse, con la pintura, del cuerpo que desea. Hacerlo suyo, en el placer y la tortura. En el éxtasis y la caída. En el esplendor y la ignominia”, escribió Juan Gustavo Cobo Borda. La obra fue desmontada y, por muchos años, permaneció desarmada y en pésimas condiciones. Gracias al esfuerzo de la familia Caballero y otros amigos fue restaurada y expuesta de nuevo en 1997. Pero, en los sesenta, el premio que recibió Caballero lo catapultó a otro nivel y lo convirtió en uno de los artistas más cotizados de su generación. Era invitado constantemente a exponer en galerías y museos, y su carrera parecía por fin haber despegado. 

Pero el pintor no se sentía conforme y quería tomar otro rumbo. Y, para lograrlo, tenía que alejarse. Así que Caballero decidió regresar a París, en 1969. Usó el dinero del premio. Su hermana fue testigo de la partida: “Compró dos pasajes para irse él y Terry a París, dejaron su trasteo en la mansarda de la casa y nunca volvieron”. 

 

 

 Pintado por Luis Caballero en 1968, este políptico sin título fue bautizado por los críticos

como La cámara del amor. 

 

 

3. LA PACIENCIA DEL DIBUJANTE (1969-1980)

 

El retorno a París no fue fácil. Ya en Colombia, Caballero tenía serias dudas sobre sus elecciones artísticas, y en Francia estas se agudizaron: “¿A qué me vine a París? Ni yo mismo lo sé. Tal vez fue un inmenso acto de ambición, o el simple placer de volver al pasado. ¿Para qué pintar? [...] ¿Llamarse artista y creerse Dios, pintar cuadros como quien prepara una mayonesa o confesarse en el taller y mostrar todo lo que se siente o se piensa? [...] ¿A quién le pueden interesar mis sueños eróticos? A nadie, a nadie”, confesó en una dramática carta. Su desazón se agudizó cuando fue invitado a representar a Colombia en la Bienal de París de 1969. Ahí se encontró cara a cara con las obras de artistas jóvenes, casi todos menores de 35 años, de 85 países. Caballero fue el único, en toda la muestra, que presentó pinturas. En medio de “laticas que se mueven, canecas de basura y lucecitas de colores ‘producto de la sociedad de consumo, de la angustia nuclear y del pensamiento cibernético’ ”, el pintor sintió que no pertenecía al mundo del arte. No obstante, esta experiencia no lo derrotó. Lejos de darse por vencido y en contravía de lo que dictaban las tendencias, se sumergió en una disciplina que disfrutó desde joven: el dibujo. 

Sin muchas ambiciones comerciales –a pesar de que el hiperrealismo empezó a tener bastante éxito por esa época–, Caballero empezó a dibujar, compulsivamente, figuras masculinas con lápiz sobre papel. Hacía sus ejercicios con paciencia, pero con la certeza de que por fin iba por el camino adecuado. Esta vez, sin ningún pudor, esbozaba cuerpos de hombres con volumen. Ya no le interesaban las figuras ambiguas de los años anteriores. Caballero se alejó completamente del color –apenas hay unos toques de verde, vinotinto y gris en esas obras– y se concentró en el trazo de la línea, el volumen y el espacio. El escorzo cambió y también empezó a insertar elementos diferentes –como lazos, cintas o ventanas– en sus composiciones. Si bien no se puede decir que inició una etapa realista, sí es evidente que se distanció bastante del tono surrealista de La cámara del amor. 

En esta época, Caballero también dibujó naturalezas muertas e intentó composiciones muy alejadas de su universo pictórico. Todo esto en busca de su identidad. “A diferencia de la mayoría de artistas colombianos, que pintan a partir de las modas, Luis Caballero encontró el arte a partir de sí mismo, de sus vivencias y de sus miedos”, le dijo el crítico Álvaro Medina a la revista Semana. Fue gracias a su entrega al dibujo que Caballero encontró la libertad deseada y empezó a dominar, como pocos, el oficio. 

 

En la década de los setenta, Caballero se volcó hacia el dibujo y sus posibilidades expresivas. En esta pieza de 1971 se pueden observar vestigios de un estilo anterior, de cabezas sin rostros, presente en obras como La cámara del amor.

 

 

***

 

A finales de los setenta, Luis Caballero era un artista completo. Por un lado, había encontrado un medio, el dibujo, para expresar lo que antes no había logrado expresar. Esa liberación también le permitió transformar su vida: aceptó su identidad. En la soledad de su buhardilla parisina, después de separarse de su esposa, empezó a sentirse cada vez más a gusto. Allí entendió que su arte no necesitaba etiquetas: “Soy un colombiano en París [...] no un europeo. Yo no creo en un arte internacional o, mejor dicho, en un lenguaje internacional, porque me parece que el lenguaje está siempre condicionado por mil factores distintos que son distintos en las distintas partes del mundo”. Durante esa década, su reputación como artista se consolidó y fue invitado a exponer en diferentes ciudades del mundo: Madrid, Ámsterdam, Nueva York, Tokio, entre muchas otras. El éxito, esperado por tanto tiempo, reafirmó su decisión de ser dibujante: “Dibujar no es reproducir la realidad sino tratar de apropiarnos de la emoción fugaz y siempre distinta que produce en nosotros esa realidad. Degas lo sabía muy bien cuando decía que el dibujo no es la forma sino la manera de ver la forma”, escribió en el catálogo de una exposición en París. En 1978, obtuvo el primer premio de dibujo en la Bienal de Rijeka, en Yugoslavia. 

Al mismo tiempo, Caballero perdió el poco interés que le quedaba por el arte contemporáneo. Específicamente rompió sus ataduras con Bacon: reafirmó que el británico había sido su mayor influencia, pero que ya no lo necesitaba más y había encontrado su propio lenguaje. Así mismo, empezó a experimentar de nuevo con la pintura y los grandes formatos. Después de una exposición en Holanda en 1974, Caballero sintió la necesidad de buscar otros modelos. Volvió a estudiar a los manieristas, especialmente a Pontormo, Rosso Fiorentino y Bronzino, lo que lo llevó a pintar una serie de cuadros conocida como los Dibujos anecdóticos, que expuso en Madrid. De la misma manera, volvió a estudiar la obra de Géricault y Miguel Ángel: esta vez desde la perspectiva de los cuerpos voluptuosos y torturados.

 

 Sin título, Luis Caballero (1976). Técnica mixta sobre papel.

 

A pesar de haber alcanzado una maestría absoluta en el dibujo, Caballero volvió a explorar otros formatos, nuevas técnicas que le permitieran representar el cuerpo perfecto. Esa era su mayor obsesión: “Desde que empecé a pintar seriamente yo solo he pintado el cuerpo humano por ser este el único tema que me apasiona de verdad, y a través del cual me siento capaz de expresar cualquier cosa”, dijo. Esta búsqueda, que desde entonces no se detuvo, fue admirada por los críticos: “Ser un artista de la figura humana implica un triple y difícil compromiso. Requiere la búsqueda de un estilo en medio del más espléndido y variado sujeto de la historia del arte, exige la más absoluta creencia en el hombre y demanda, hasta cierto punto, un ir contra la corriente. No son muchos, por lo tanto, quienes aceptan tal compromiso”, escribió Germán Rubiano. 

En medio de su experimentación, Caballero empezó a cambiar su método de trabajo. Utilizaba cada vez más modelos que posaban desnudos –se dice que varios de ellos fueron sus amantes– y también se inspiraba en fotografías e imágenes que veía en los periódicos. “En general, las ideas vienen de los dibujos que hago del natural, pero también pueden venir de algo que veo de repente, o de una foto en un periódico, o de una foto que yo hago, o inclusive de un cuadro que veo por primera vez. De todas maneras, siempre es una especie de visión repentina. A partir de algo veo una imagen: esa imagen se vuelve inmediatamente un cuadro en mi cabeza. Luego hago un dibujo rápido. La anoto, la apunto, la escribo, la describo para no olvidar”, le contó en una entrevista a Ramiro Ramírez. Así mismo, Caballero volvió a una de sus pasiones originales: las figuras religiosas. Esta vez, sin embargo, las empezó a estudiar desde una perspectiva abiertamente erótica: en la crucifixión, el motivo de la piedad y el cuerpo de Cristo encontró un contraste, fascinante, entre el placer y el dolor. Durante ese período, su principal modelo fue Miguel Ángel, en particular las esculturas de los Esclavos elaboradas originalmente para la tumba de Julio II en la basílica de San Pedro. “Que Luis haya escogido estas obras religiosas como modelos implicó ciertas paradojas, de las cuales, sin duda, tenía conciencia. En primera instancia entendió el erotismo inherente de muchas de esas escenas barrocas de pasión y su contenido sadomasoquista”, escribió Edward Lucie-Smith. 

Esta nueva aproximación a lo religioso abrió una veta definitiva en la sensibilidad del pintor. El camino de las figuras religiosas lo llevó, sutilmente, hacia una nueva propuesta. Al respecto, Beatriz González escribió: “El formato de los cuadros se afectó en búsqueda de efectos propios de la pintura religiosa; por ello aparecieron trípticos y polípticos. Inspirado en la iconografía cristiana, produjo figuras en las que fundió erotismo y misticismo, pero que fueron más que todo emociones y temores, angustias religiosas: la conciencia del castigo”. No solo en el formato, sino en la intención, la obra de Caballero dio un giro: sus lienzos se convirtieron en un campo de batalla en el que lo erótico sería una fuerza imparable. 

 

***

 

Estudios para el techo de la Capilla Sixtina y para la tumba del papa Julio II,

Miguel Ángel (1508).

 

A pesar de que Caballero se dedicaría durante los años siguientes a trabajar en formatos y técnicas diferentes, nunca dejó de sentirse un dibujante. Varias veces reafirmó esta convicción en entrevistas y escritos. Su fidelidad a esta disciplina marcó a otros artistas de las generaciones siguientes, como Luis Cantillo, un dibujante bogotano, quien le dijo a la revista Semana: “Para los artistas de mi generación el dibujo es visto como un arte menor. Pero la verdad es que todas las obras de arte tienen origen en el dibujo. Y en ese sentido, Caballero es un maestro”. 

Para Luis, el color siempre fue un elemento mucho menos importante que la línea, la forma y el volumen. Tanto así que la mayoría de sus cuadros nacían a partir de esbozos. “El dibujo permite ser menos realista y a la vez más real, más directo y a la vez más simbólico (porque el dibujo es ya en sí una abstracción). Me permite mostrar sin relatar, evitando que la escena sea simplemente anecdótica”, explicó. Y, no cabe duda, sus dibujos alcanzaron un alto nivel de realidad: por su calidad magistral, por su fuerza y por su profundidad emocional.

 

4. LA BATALLA DEL DESEO (1981-1990) 

 

A principios de los ochenta, Caballero se instaló en un nuevo estudio, situado en el 14arrondissement, al sur de París: una pequeña habitación de artista sobre la rue d’Alesia. Ahí pasaría el resto de su largo exilio europeo. Su amigo el crítico de arte Edward Lucie-Smith describió así el lugar: “Al pasar el umbral, se tiene la sensación de entrar en la escenografía perfecta para la ópera La bohemia, de Puccini. De hecho, el estilo de vida de Caballero y del pequeño círculo de artistas latinoamericanos en París, al cual él pertenece, se asemeja más al del artista profesional del siglo XIX que al de la mayoría de los pintores y escultores ingleses que han alcanzado un grado comparable de reconocimiento. Es una vida austera y de dedicación, entregada por completo al proceso de hacer arte, bien indiferente a las comodidades físicas”. En efecto, su estilo de vida –y su ambición creadora– era comparable al de un artista romántico: como un Delacroix moderno, Caballero se entregó con desenfreno a la pintura.

 

  Luis dibujando en su estudio en París.

 

Pasaba días enteros frente a sus lienzos enormes, repitiendo, una y otra vez, las imágenes que lo obsesionaban. Su imaginación se alimentaba de las fuentes más diversas: desde los cuadros de Géricault hasta películas pornográficas homoeróticas. Caballero quería aproximarse al cuerpo desde todas las perspectivas posibles. Incluso empezó a coleccionar recortes de imágenes de cadáveres, de cuerpos torturados y de masacres que encontraba en periódicos y revistas, como lo hizo también Bacon. “Yo siempre pinto el mismo cuadro, la misma agonía de hombres desnudos [...]. Simplemente porque la verdad es que no he llegado a pintarlo todavía tal como quiero hacerlo; por eso insisto... Y para llegar a eso me sirvo de todos los recursos, desde los más bajos hasta los más sofisticados, desde las fotografías de asesinatos sórdidos hasta la historia entera del arte”, dijo. A Caballero le preocupaba mucho lo que ocurría en Colombia, que para entonces vivía una de sus épocas más violentas. Y aunque su obra nunca hizo referencia a ninguna realidad política o social concreta, algunos sostienen que la violencia colombiana estuvo muy presente en su obra desde entonces. En todo caso, a partir de ese momento empezó a viajar todos los años a pasar temporadas largas en su país. Ahí comenzó a retomar el contacto con los artistas de su generación. 

En 1981 murió su madre, Isabel Holguín Dávila. Aunque no tenía una relación especialmente fuerte con su familia, la pérdida lo afectó muchísimo. De otros aspectos de su vida privada durante esos años se sabe poco. Básicamente porque Caballero era muy reservado en sus comentarios y apenas hablaba con sus amigos más íntimos. Sin embargo, en 1986, se confesó con José Hernández. A partir de las largas conversaciones que mantuvieron durante meses, Hernández publicó un libro, Me tocó ser así, en el que revelaba muchos secretos artísticos y situaciones desconocidas de la vida de Caballero. Entre ellos, el pintor aceptó por primera vez públicamente que era gay. Me tocó ser así es, sin duda, uno de los documentos más interesantes para entender las claves de su trabajo. 

 

Este óleo pintado por Caballero en 1978 fue portada de la primera edición de El fuego secreto, novela de Fernando Vallejo.

 

Sin título, Luis Caballero (1978). Técnica mixta sobre papel.

 

La publicación de la entrevista con Hernández coincidió con algunos de sus cuadros más intensos. Caballero pintaba ya con absoluta libertad: “Rechazando la supuesta derrota de la pintura, Luis Caballero trató de duplicar su confianza en ella y concederle los máximos poderes de comunicación”, escribió la crítica Marta Traba. La tensión entre erotismo y violencia está marcada en la obra de esa época por sombras intensas y escorzos dramáticos. Su paleta es muy oscura y hay muy poco color: apenas algunas tonalidades metálicas. “Pudo mezclar placer y dolor para plasmar imágenes que son una síntesis de belleza, horror y deseo [...]. Para él, se trataba de mostrar cómo lo carnal y lo espiritual suelen confundirse bajo formas de amor y violencia, o de ternura y terror. En artes plásticas, algunas de las esculturas y pinturas que representan la Flagelación, el Ecce Homo, la Crucifixión, el Descendimiento, la Pietá y el Cristo yaciente poseen en alto grado la dilogía que Caballero supo desentrañar de los altares y poner al servicio de su propio arte”, escribió Álvaro Medina. 

Su obra generaba cada vez más interés internacional y empezó a ser expuesta alrededor del mundo. En solo cinco años viajó por museos y galerías de diferentes ciudades: Bruselas, París, Cannes, Hannover, Madrid, Ginebra, Berlín, Colonia, Núremberg, Montreal, Nueva York, Chicago, La Habana, Ciudad de México, por solo mencionar algunas. A los 45 años, Caballero era –junto a Botero y Obregón– uno de los artistas colombianos más exitosos de su tiempo.

 

***

 

A medida que pasaban los años, las convicciones de Caballero se hicieron más fuertes. Cada vez estaba más seguro de sus decisiones artísticas y le daba poca cabida a la experimentación. “El arte juega con el arte y reflexiona sobre sí mismo con sutilezas y bizantinismos cada vez más refinados. Los artistas se han vuelto gramáticos, pero en el arte, creo yo, importa no la gramática sino la poesía, ya que la pintura se hace con imágenes y no con ideas”, escribió en un texto titulado “Es el cuerpo lo que yo quiero decir”, de 1995, en el que sugería muchas de sus motivaciones e inquietudes artísticas. Para entonces ya estaba absolutamente convencido de que su obra no necesitaba explicaciones: que, como la poesía, estaba diseñada para ser sentida, no entendida. Tampoco le interesaba la narración. El gran error de la pintura figurativa, para él, era su naturaleza forzosamente literaria. Su ambición era que lo pictórico primara sobre lo literario. Y para lograrlo apelaba a una pintura cada vez más intensa en la que estallaba el erotismo.

 

  Sin título (1981). Lápiz sobre papel.

 

 Ahora, cuando Caballero hablaba de lo erótico no se refería a lo sexual. “El erotismo es lento y el sexo es rápido”, le dijo a Ramiro Ramírez en una entrevista. “Yo hacía una pintura rápida. Esto duró hasta el año 68 con el cuadro de la Bienal de Coltejer que fue una especie de resumen y apoteosis de esas formas orgánicas, directas y brutales”. El artista veía su relación con la pintura como un evento sensual, en el que entraba en una comunión íntima con sus figuras. “Una primera fase del cuadro me exige un trabajo fijo y desapasionado. Luego viene la segunda parte que es la sensual, la erótica... Y es ahí en donde reencuentro el sensualismo que tuve al hacer los dibujos, y se añade a la sensualidad de pintar, más la sensualidad cada vez más fuerte de unión erótica y casi carnal entre la figura que estoy pintando y yo mismo”, contó sobre su método de trabajo. En todo caso, la pulsión erótica en su pintura se hizo más evidente hacia la segunda mitad de la década de los ochenta.

Por otro lado, su pintura empezó a tener una fuerte influencia de Goya. Si bien Caballero nunca consideró al maestro español como una de sus referencias, poco a poco este se convirtió en una presencia muy evidente: sobre todo en el dramatismo de las imágenes y en el uso de una paleta de color más dura en la que predominan el rojo y el verde. “La búsqueda de Caballero está emparentada con la del pintor de El 3 de mayo en Madrid o de Saturno devorando a un hijo. Con vehemencia el pintor conjuga los tonos: verdes de terciopelo ralo, ocres y, sobre la piel, el mate de amarillos aceitunados, el blanco y el pardo sombríos”, escribió Conrad Detrez. La admiración por Goya se haría cada vez más fuerte, hasta el punto que, hacia el final de su vida, se convertiría en el artista favorito de Caballero. Cuando el colombiano pintaba cuerpos sangrantes y desmembrados tenía en la cabeza, muy seguramente, las imágenes más crudas del español. Aunque con diferencias evidentes: “A veces, a Caballero se le relaciona directamente con los colores de algunas de las últimas pinturas de Goya. Sin embargo, la diferencia formal es visible de inmediato: mientras Caballero basa todo su trabajo en la belleza y el atractivo de ‘sus’ cuerpos, Goya emplea conscientemente distorsiones grotescas y bizarras con el fin de subrayar las situaciones fuera de lo normal, o de caracterizar o desenmascarar ciertos individuos”, explicó Jens-Uwe Brinkmann. 

 

  Sin título (1984). Técnica mixta sobre papel.

 

La obra de Caballero empezó a cotizarse cada vez más en Europa gracias a tres galerías: la Lietzow de Berlín, la Albert Loeb de París y la Fred Lanzenberg de Bruselas, encargadas de comercializar su trabajo. Su éxito coincidió con un nuevo interés por la pintura entre coleccionistas y críticos, que tuvo un auge a finales de los ochenta. Sus exposiciones eran admiradas por la intensidad de los cuadros. Como lo comentó Donald Goodall: “Entrar a una exposición de dibujos y pinturas de Luis Caballero es como llegar a la escena de un campo de batalla antes o después de ocurrida. La mayoría de sus protagonistas todavía se encuentran allí. La lucha es invisible. Los enemigos son reales mas no visibles, pues se trata de ideas y de actitudes”. Efectivamente, Caballero prescindió cada vez más de narraciones y sus cuadros daban la impresión de ser abstractos, predominaban las manchas y los fragmentos de cuerpos: “No le interesa el individuo, por ello elude cualquier descripción de individualidad fisonómica. Los rostros nunca son detallados, la expresión facial nunca sirve como elemento distintivo”, escribe Brinkmann. 

Pero, a pesar de la admiración general que despertaba su arte, Caballero aún se sentía insatisfecho. “Tengo 46 años y me doy cuenta de que debo hacer de una vez por todas los cuadros que estoy buscando hace veinte años. Siempre pienso que el próximo año estaré listo. Ahora me digo: ya tengo los conocimientos necesarios, no estudiaré más, puedo lanzarme porque ya estoy en el futuro”, dijo en una entrevista al diario El Tiempo. La insatisfacción siempre fue uno de sus mayores incentivos: jamás estaba absolutamente conforme con los resultados y no lo dejaba descansar el deseo de encontrar la perfección. Y esa insatisfacción siempre lo llevaba a encontrar nuevos retos. Como ocurrió en 1990, cuando decidió embarcarse en el proyecto más ambicioso de su vida. 

 

***

 

Durante un viaje a Bogotá, Caballero se encontró con Álvaro Medina, uno de los críticos de arte mejor informados del país. Los dos empezaron a discutir sobre la situación de las galerías en la ciudad y coincidieron en que el circuito del arte mostraba obras poco ambiciosas y meramente comerciales. A Caballero se le ocurrió entonces la idea de hacer una pieza fuera de lo común, que sacudiera al mundo del arte colombiano. 

Fue así como nació El gran telón. Desde el principio, la obra fue concebida como un trabajo monumental. En primer lugar, por sus dimensiones: la pintó sobre un enorme lienzo blanco de seis por cinco metros. Además, la hizo con una técnica poco común para los grandes formatos: el carboncillo. Como si esto fuera poco, decidió pintarla en un salón abierto al público: así todos los visitantes podían observar su método de trabajo. El lugar elegido para la exhibición fue la tradicional Galería Garcés Velásquez, ubicada en el centro de la ciudad. Allí, Caballero colgó el lienzo y empezó a pintar, a mediados de 1990. Curiosamente, la galería estaba en un edificio que durante los cuarenta fue la sede de una iglesia católica liberal. Y en la pared donde Caballero situó el lienzo estuvo el altar de la iglesia. 

“El gran público podrá saber ahora cómo pinta Luis Caballero. Sin embargo, como se trata de una obra ambiciosa, algunos van a calificar de exhibicionista su idea de someter la ejecución a la mirada de todos. Doy fe de que no es este el caso. No es el caso porque ya Caballero ha intentado y logrado superarse en diferentes ocasiones”, escribió Medina. Los modelos de El gran telón fueron los frescos con que Tintoretto decoró la escuela de San Roque en Venecia, y la serie de cuadros que hizo Roberto Matta en 1975, llamada El gran Burundún-Burundá ha muerto. La ambición de este enorme telón superaba la de cualquier obra que Caballero hubiera hecho antes, aunque tiene ciertas similitudes con La cámara del amor y con un enorme tríptico que presentó en la Bienal de São Paulo en 1972. Pero ninguna de esas piezas había sido concebida con ambiciones remotamente similares a las de El gran telón, que era una tarea titánica: “En plástica, hacer una gran obra es crear una imagen necesaria. Lo demás es decoración [...]. Eso es lo que intento: gran arte. Pero decía Matisse: si quieres ser pintor, empieza por cortarte la lengua”, escribió Caballero. 

En septiembre, después de varios meses de intenso trabajo, Caballero terminó el lienzo, que no tenía título pero la crítica bautizó El gran telón. El nombre no solo hacía referencia al tamaño, sino al resultado deslumbrante. Sobre el lienzo se ven varios cuerpos que se retuercen de placer o de dolor, no importa: podría ser la representación de una orgía o una masacre. Lo sorprendente es el nivel de detalle que alcanzó y la intensidad de las figuras, que parecen moverse. Además, el contraste entre el negro intenso y el blanco de fondo hace que la imagen sea más dramática. “Ese lienzo inmenso consagra el afianzamiento de su pintura, que ha venido afirmándose en los dos o tres años anteriores por el abandono paulatino de los excesos gesticulatorios y del predominio de lo anecdótico”, escribió su hermano Antonio. Las figuras que Caballero pintó en El gran telón recuerdan el “cuerpo sin órganos” del que hablaron Antonin Artaud y Gilles Deleuze: cuerpos en los que confluyen todas las tensiones y los flujos del deseo. 

Su meta no fue crear una obra, fue fabricar seres de carne y hueso, cuerpos reales en los que convergieran todos sus apetitos: “El cuerpo lo dice todo. Los sentimientos y la tensión, la fuerza, el placer. La tensión de un músculo y el abandono de una mano dicen mis propias tensiones y mis abandonos, mis sentimientos y mis deseos, una química donde el poder del cuerpo precipita una materia expresiva [...]. Hacer un cuadro no me interesa. Lo que yo quiero es crear seres. Fabricar esa persona que desearía poseer y no tengo. En ese sentido se trata de una pintura de frustración, y ensayo encontrar una unión erótica y prácticamente carnal entre la figura que estoy pintando y yo mismo”, le explicó a la revista francesa Masques. 

Cuando le preguntaban a Caballero sobre la realización de El gran telón, citaba una frase del poeta francés Paul Valéry: “Lo que yo llamo ‘gran arte’ es simplemente el arte que exige que todas las facultades de un hombre se empleen en su producción”. Sin duda, la realización de esta obra monumental le exigió a Caballero el uso de todas sus fuerzas y lo llevó hasta el límite de sus propias facultades. 

 

El aquelarre, Francisco de Goya (1798).

 

5. SOMBRAS NEGRAS (1991-1995)

 

En febrero de 1992, Luis Caballero se enteró de que tenía sida. Para entonces, la enfermedad ya era bastante común, pues había atacado a varias celebridades, artistas e intelectuales durante los años anteriores. El diagnóstico que recibió el pintor colombiano fue preocupante: la enfermedad estaba muy avanzada y le quedaba poco tiempo de vida. Caballero prefirió no hacer pública su condición y decidió seguir trabajando como de costumbre. 

La enfermedad empezó a afectar su movilidad y por eso se vio obligado a trabajar con formatos pequeños. Su nuevo proyecto fue una serie de cuadros en blanco y negro. Seguramente Caballero estaba muy afectado por su estado y su angustia quedó plasmada en esta nueva obra: sus dibujos son un testimonio de cómo, poco a poco, la muerte se fue apoderando de él. Sus trazos violentos, el juego de las luces y el contraste de las sombras eran aún más intensos que en El gran telón. La serie fue expuesta en 1992 en la Grey Art Gallery de la Universidad de Nueva York. Y desde entonces fue conocida como Los cuadros negros. 

De nuevo, el título que recibió esta obra no fue gratuito: tanto los críticos como los espectadores descubrieron la similitud entre este trabajo y las Pinturas negras que Goya hizo entre 1819 y 1823. El tono sombrío de los dibujos de Caballero recuerda los óleos que el pintor español realizó sobre las paredes de su casa, llamada la Quinta del Sordo, al final de su vida. “Goya y Caballero coincidieron al final de sus vidas. La última obra de Goya fue precisamente la de los cuadros negros que pintó en Madrid en la Quinta del Sordo. Con la seguridad del que sabe que ha producido algo importante, Caballero llamó negros a sus últimos cuadros sin adivinar, por cierto, que también serían los últimos”, escribió Álvaro Medina.

Después de Los cuadros negros, Caballero siguió trabajando en dibujos, grabados y sanguinas en los que jugaba con las sutilezas de los negros, los grises y los blancos. Esa paleta de color, como lo dijo alguno de sus amigos, era tal vez un presagio de lo que vendría: una larga agonía entre sombras. Los últimos cuerpos que pintó ya no se encontraban en un frenesí, sino en un profundo letargo muy cercano a la extinción. Cada vez sus figuras eran más abstractas, oscuras y difuminadas. Pero nunca abandonó su estudio del desnudo masculino: “Yo tengo en la cabeza una idea muy precisa de la belleza ideal y a la cual desgraciadamente no pertenezco. Eso es un motivo de frustración constante porque para mí la belleza es algo muy importante. Me queda, sin embargo, la posibilidad de poseer esa belleza dentro de una relación erótica o pintando. Pintando ese cuerpo bello que no tengo y quiero poseer”, le dijo a Ramiro Ramírez. Caballero seguía pintando cuerpos, lo dijo muchas veces hacia el final de su vida, para sentir su propio cuerpo. 

 

 Sin títuloobra conocida como El gran telón (1990). Carboncillo y acrílico sobre tela.

 

Su condición degeneró muy rápido: el virus empezó a paralizar su cuerpo. La imposibilidad de pintar y su mal estado de salud lo sumieron en una profunda tristeza. Así que tomó la decisión de dejar su estudio en París y regresar a pasar los últimos meses de vida en Colombia, junto a su familia y amigos. De esta manera lo recuerda el escritor Juan Gustavo Cobo Borda: “Está solo. Lo acompaña la memoria de los cuadros que hizo y la decisión de irse a morir a Bogotá, cerca de su hermana Beatriz y de su amiga Azeneth Velásquez, compañera de los Andes y factótum, junto con Alonso Garcés, de su carrera [...]. Sentado en su silla intentará apenas un pequeño boceto, una simple línea que diga su dicha. Solo entonces reconoce que ya todo fue dicho y bien dicho”. El regreso a Colombia sin duda fue muy difícil, pues Caballero vivió la mayor parte de su vida en París y sentía que esa era su casa. Pero aun así, como dice Cobo Borda, no perdió las ganas de pintar y, con las pocas fuerzas que le quedaban, hizo algunos bocetos de dibujos muy sugerentes en sus últimos días.

El 19 de junio de 1995, Caballero murió en su casa en Bogotá. En su momento, los medios de comunicación dijeron que la causa había sido un “síndrome cerebeloso”, como publicó el diario El Tiempo. Pero, más que las razones de su muerte, lo que entristeció a amigos, familiares y admiradores fue su partida prematura: a los 52 años Caballero apenas estaba entrando en la madurez artística. Y muchos se preguntaban hasta dónde podría haber llegado su arte. “Su muerte es especialmente trágica porque le sobrevino, como a Darío Morales, en el momento de mayor plenitud y madurez de su carrera. [...] Me duele en el alma la pérdida de un artista que todavía tenía tanto que dar. Luis Caballero, apenas ahora, se empezará a situar en la posición de importancia que tiene dentro del arte colombiano”, le dijo Gloria Zea, entonces directora del Museo de Arte Moderno de Bogotá, a El Tiempo. Fernando Botero también se lamentó en el diario: “Es un gran artista, un pintor muy vital, el talento joven más importante que había en la pintura colombiana. Debo reconocerlo, Luis Caballero era el valor artístico más grande de nuestro país, de su nueva generación”. Después de su muerte se organizaron homenajes, exposiciones y retrospectivas en Colombia y algunas otras ciudades del mundo. Si bien Caballero no era un artista especialmente popular, su obra se cotizó mucho en el mercado del arte. También empezó a ser sujeto de muchos estudios: todos los críticos y académicos coincidieron en la importancia que tenía dentro de la escena colombiana y latinoamericana. 

A pesar de que siempre se negó a titular sus cuadros y repitió, hasta el cansancio, que estos no tenían intención narrativa ni hacían referencia a ninguna situación específica, la obra de Caballero es un testimonio de su propia vida –pues, no queda duda, sus cuadros son mucho más autobiográficos de lo que pretendía– y una intensa búsqueda artística. La enfermedad dejó inconclusa su gran curiosidad y pasión por el arte: “Dejó de pintar a los cincuenta años, que es cuando los pintores empiezan a ser buenos. De las virtudes que señalé al principio –la ambición, el talento y la suerte– lo abandonó la suerte”, escribió su hermano Antonio. 

Su legado fue inmenso: “Ha realizado la obra más dramática y conmovedora del arte colombiano. Su sentido testimonio no tiene parangón. Ni siquiera La violencia y las masacres de Alejandro Obregón tienen tanta consunción humana. Los hierros oxidados de Eduardo Ramírez Villamizar no tienen tanto dolor, y quizás tampoco tanta religiosidad. Algo de su resonancia trágica podría rastrearse en la etapa de sexualidad furtiva de Miguel Ángel Rojas o en las últimas obras sobre violencia de Beatriz González. Pero nada más. La voluptuosidad y la sensibilidad épica son solo de Luis Caballero [...]. Un arte ante todo de sí mismo y para sí mismo, con reglas de propio cuño, ejercido en aislamiento y soledad”, escribió Camilo Calderón Schrader. Caballero creó un universo propio y una obra única, no en su forma sino en su fuerza. Dejó un legado que ha inspirado a los jóvenes artistas desde entonces: el testimonio de un hombre que entregó su vida a la búsqueda de una obra de arte perfecta. Un pintor con esa ambición que solo tienen los grandes creadores: la de rivalizar con Dios. 

 

* A menos que en el crédito se diga lo contrario, todas las imágenes de este artículo fueron tomadas del libro Luis Caballero (El Sello Editorial, 1995).

Comentarios

  1. Karen Juliana Bohórquez H4:12 p. m., agosto 04, 2023

    El anterior texto que relata sobre la vida del artista Luis Caballero Holguín, se puede evidenciar que este artista se vio permeado en su niñez del privilegio, el cual este llego a marcar un punto importante en sus ideales y fu forma de mirar la sociedad. Del mismo modo este también se vio inmerso indirectamente del Derecho gracias a su padre el cual estudiaba la sociedad colombiana en las épocas de niñez de Luis Caballero, sin embargo, su gusto por la pintura era mucho mayor, es impresionante ver como el ambiente que lo rodeó marco un inste y moldeo su vida.
    El arte fue una forma de expresar sentimientos, una forma de comunicación para el artista era su manera de hacer ver lo que era, al mismo tiempo al arte ser una forma de expresar ideas, sentimientos, etcétera no quería tan mal la idea de sumergirlo en la política y en temas jurídicos, se puede evidenciar que el artista es grandioso porque además de todo lo anterior logra introducir temas controversiales a través de sus obras y los mensajes que estas conllevaba , es algo que muy pocos artistas logran, de igual forma sus obras logran incidir en la sociedad y tomar un papel fundamental en ella, con sus obras llega a generar en la sociedad una opinión, y estas sea buena o mala desarrolla un impacto.
    Algo que me parece interesante de este autor es como su vida cambia de un momento a otro y en el contexto social que vivía en ese momento era totalmente distinto al de su niñez sin duda alguna este contexto a el que él se enfrentaba tuvo repercusiones en vida, es que es tan asombroso el hecho de que como personas el contexto en el que estamos nos influye en pensamientos, ideales y todo, no nos determina, pero si repercute.
    Cuando sus obras empiezan a generar críticas, y ahí se iba desarrollando esa opinión publica que como dije anteriormente esta es importante en una sociedad, la cual le genero sus obras un reconocimiento. Esa búsqueda de encontrarse a si mismo en sus obras es lo que considero yo que lo llevo a que sus pinturas fueran reconocidas, al el expresar lo que en verdad lo representaba lo llevo a convertirse en ese artista el que deseaba ser.
    Aunque su pasión era pintar y representar lo erótico, el dolor, lo inmerso a el ser humano, no cabe duda de que indirectamente en sus obras se veía inmersa la violencia que viva el país Colombiano, me parece grandioso el hecho de que fue unos de los artistas más famosos en Colombia en una época en donde la violencia reinaba y los prejuicios sociales, en donde el mismo a través de sus obras lograr dejar un impacto social, rodeado de hechos sociales sorprendentes, es de admirar y respetar a este artista.

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  2. De acuerdo con lo leído en el anterior artículo, pudimos informarnos y también, en mi caso aprender y conocer un poco más sobre un talentoso pintor y dibujante orgullosamente Colombiano, ganador de uno de los premios más importantes de artes plásticas; que lastimosamente fallece a una corta edad, debido a una enfermedad difícil de tratar, tal como el sida.
    Luis caballero, a pesar de grandes problemas personales, como lidiar con su homosexualidad en una época tan machista como en la que creció y que al final pudo aprender a expresarse por medio del arte y sentirse completamente cómodo con esta situación, y aquella adolescencia tan dura que tuvo por la soledad en la que se sentía y aún así pudo formarse y crecer nacional e internacionalmente presentando su bella arte.
    En conclusión, podemos reflexión de gran manera que a pesar de las circunstancias debemos explotar nuestros talentos, pasiones y gustos, a pesar de cualquier falencia que podamos tener, para así poder ser personas que marquen y hagan parte de la historia colombiana así como lo fue este maravilloso pintor que nos dejó hermosas obras de arte.

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  3. Planteando lo anteriormente leido,
    Luis caballero Holguín Un pintor exitoso desde muy niños la Soledad era parte de la fuente de inspiración para crear con amor tantas pinturas que hoy en día son muy reconocidas e importantes,todo lo que Hacia le gustaba que fuera perfecto; y por buscar esa perfección siempre vivía en su soledad.

    Por un lado, había encontrado un medio, el dibujo, para expresar lo que antes no había logrado expresar. Esa liberación también le permitió transformar su vida: aceptó su identidad,Dibujar no es reproducir la realidad sino tratar de apropiarnos de la emoción fugaz y siempre distinta que produce en nosotros esa realidad. El dibujo no es la forma sino la manera de ver la forma”.
    R.M.A

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  4. MARIA ANGEL ROJAS SOTO.
    El artista Luis Caballero Holguín, ha dejado un legado en Colombia y a nivel internacional; sus habilidades, enfoque y fuerza, le permitieron tal reconocimiento. Fue un hombre que amo tanto el arte, que entrego su vida. Dejando con su partida, la melancolía de que pudo hacer más, pero a su vez, nos dejó lo que con devoción y pasión supo hacer, pintar.
    Este articulo nos permite conocer la historia de Luis caballero, sus inicios, su "humanidad", es decir, relata quién es caballero antes del mundo del arte. y es que, aunque se crio en un entorno de personas prestigiosas y con talento, él fue una persona "tímida", con poca expresión de sus emociones, quien tampoco hablaba mucho con su familia, solo con su hermano Antonio y tenían una relación de odio por la simple razón de saber quién era mejor dibujando. Sin embargo, caballero nació con el don.; y lo que inicio siendo pelas en su juventud, termino en obras que plasmaban lo que en palabras o mente no se puede. No obstante, aunque hubo tiempo difíciles, considero que lo que caracteriza a este artista es su capacidad de persistir, porque el siempre se retaba, nunca estuvo conforme, y es lo que le permitió llegar hasta la cúspide.
    Es por esta razón que considero que, aunque haya personas que no les guste el arte, seria bueno que conocieran este artículo, porque, conocen de un hombre que logra trasmitir en un lienzo lo que no se puede explicar, ni mucho menos palpar, como lo es: “el erotismo” “belleza” “deseo” “amor”. Y a los que, como este gran artista tienes este talento y vocación, sigan los pasos de este gran mentor; Porque a pesar de las adversidades que puedan enfrentar, encuentren en el arte, su lenguaje de expresar.

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  5. Óscar Iván Miranda Choperena

    Luis caballero, nunca había escuchado hablar de él, al leer su historia de vida, me llamo mucho la curiosidad que este personaje tan extraordinariamente talentoso sea colombiano, desde un inicio se puede notar que Luis caballero tenía cierta atracción hacia el arte de la pintura,
    Siempre vivió en un ambiente familiar competitivo, donde a muy corta edad competía con su hermano para ver quien era el mejor, su ambiente familiar estaba lleno de personas exitosas además de tener varios lazos consanguíneos con varios presidente de Colombia, y además de tener un padre obsesionado por la literatura, y que además de eso éxitos, no cabe duda que Luis caballero siempre tenías las puertas abiertas ala mejor educación, ya que su familia se podría decir que es una de las más pudientes en Colombia.

    A pesar de tener una familia muy pudiente Luis eras una niño muy tímido, donde él prefería ir ala iglesia que jugar con sus amigos, pero estás acciones despertaron en el cierto romanticismo hacia el arte de la pintura, en el texto dice que la primera figura que vio desnuda fue a Jesús crucificado, Luis después a ver tenido una infancia llena de inseguridades, pasa a estudiar a una de las universidades más prestigiosas de Colombia, donde ahí conoció a Velásquez, también decidió irse para Europa a recoger todo aquello donde había vivido 10 años des su vida,
    Ahí descubrí nuevas cosas para su talento y para abrir un poco más su mente, también decidió seguir los paso de Van Gogh por qué él había seguido los paso de Picasso.

    Ahora bien, 52 años, dicen que esta es la edad para que un artista entre dentro de lo mas alto de la cúspide del arte, pero para Luis no se le dio dicho. Luis dejo una gran marca dentro de la historia colombiana atreves de su arte y tuvo muchos momentos de frustración porque era una persona que no era ella misma, cuando Luis fue el mismo llego al pico máximo de su historial artista, lo que esto me dice es que siempre debemos ser nosotros mismo a pesar de las adversidades que se encuentren en el camino así como Luis lo hizo.

    Ahora bien, a sus 52 años, muchos dicen que esa es la edad en que un artista alcanza la cima más alta del arte, pero Luis no se lo dijo. Luis dejó una gran huella en la historia de Colombia con su arte y tuvo mucha decepción porque era una persona que no era él mismo, cuando Luis fue él mismo.

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  6. Siendo honesto, no soy una persona que esté pendiente a la pintura, o que esta le interese tampoco, pero en el relato de la vida de Luis se da cuenta uno que todas las personas somos totalmente diferentes, y que somos producto de nuestras propias decisiones, Luis un hombre que lo resaltan como una persona con poder y dinero familiar, tímido a la hora de socializar, da mucho de qué hablar, además de las frecuentes peleas con su hermano, etc,

    Al parecer cuando se da cuenta de su gusto hacia los hombres, literalmente "sale del clòset", no por malo, si no que si nos ponemos a pensar, en ese momento empieza a relucir e gran amor y talento que iba a desprender a las artes, podía ser él mismo, en una sociedad que seguramente era muy machista y conservadora, por lo que al darse cuenta de quien era y que le gustaba, fue un detonante en su vida.

    A través del arte podía expresarse, y gustaba a la gente, porque si es famoso hoy en día, algo bueno hizo en el pasado.

    Me pareció una historia curiosa, lastimosamente fallece muy joven y no termina de dar todo lo que ofrecía, tenía mucho tiempo más para en realidad convertirse en una leyenda mundial, el reconocido "Caballero de las artes".

    Sebastián Levin

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  7. La historia del artista Luis Alfredo caraballo Holguín, es la clara representación de como podemos volver una “debilidad” en fortaleza; de pequeño se relata que prefería pasar tiempo a solas sin el ruido de las personas trazando dibujos, prefería un lápiz y papel a jugar con los demás niños. La timidez que lo caracterizo desde niño lo lleva a observar el arte, además se resalta que desde su familia el amor hacia el arte lo impulso a sumergirse en este mundo; donde en principio el solo lo veía como la posibilidad de ser mejor que su hermano, al pasar el tiempo descubriría que era eso lo que quería para su vida y que además encontraría gran parte de su inspiración en su esposa por la pintura; ya que era una de las personas por las que más admiración sentía y que lo conllevaría a tomarse enserio este camino, como el mencionaba.
    Es importante mencionar que una de sus obras más reconocidas es “la llamada cámara del amor” la cual para su realización llevo al artista a implementar nuevas técnicas en sus lienzos como lo fue la creación de un espacio tridimensional; donde el arte se volviera mas real de lo que ya era. Alcanza su auge en Colombia con esta obra, pero se sentía perdido al punto de no saber si ese en verdad era su camino, lo que lo lleva a emprender su viaje a parís y se pierde en sus pensamientos o una llamada crisis existencial; cuestionarse todo lo que estaba pasando en esos momentos en su vida, pero eso sería importante para luego reinventarse en el arte ya no utilizaría técnicas o colores vivos, de ahí en adelante utilizaría colores oscuros y pocos vivos, volviendo a sus técnicas de dibujo lo que se traduciría como el arte encontrado en si mismo y lo que le daría mas seguridad para seguir en el camino del arte y además seguridad en su vida reconociendo su propia identidad, logra expresarse de manera natural a través de su arte sin atadura al arte de una época en específico. Sin embargo, el nunca estaría conforme de sus obras, puesto a que era un perfeccionista que siempre buscaría la manera de implementar nuevos métodos en su arte.
    Algo que me llama la atención es cuando se menciona que el entra en “desesperación” por plasmar aquellos cuadros preciosos que en su mente imaginaba pero que no sabía, no sabía cómo hacer. Es evidente como los procesos llevan tiempo, ser constante es el camino hacia el éxito y ser un artista como la talla de el aún más, la muerte toca su vida a una edad temprana, temprana para un artista que apenas comenzaba el camino al reconocimiento, hoy en la actualidad su arte sigue siendo reconocido y es uno de los grandes exponentes del arte en Colombia. La importancia del arte también radica en conocer el contexto el por qué se crea y como se crea, la historia de este artista es un largo recorrido entre el éxito y la desesperación.

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  8. Por: Juan David Araujo Sierra

    Artículo nos muestra uno de los primeros pilares del arte en Colombia, como fue el inicio del Maestro Luis caballero Holguín, el cuál cambia esas normas convencionales y crea nuevas formas de expresión artística con obras que presentaban colores vibrantes y figuras algo distorsionadas como a pesar de estar en una constante dispuesta por demostrar superioridad ante su hermano llegó a convertirse en uno de los pintores más destacados del siglo XX en Colombia la pasión por el arte incentivada por sus padres que eran escritores impulsa a un más el arte en el, claro sin mencionar que el ambiente familiar del Maestro Luis caballero era de una familia de personas pudientes y de una buena posición social de la época en Colombia y creo que para la mayoría de personas acercadas a la familia no tomaban de buena manera que el joven se inclinaran por el arte conceptos errados que se tenían en esa sociedad aún así la familia tuviese en su venas el arte la cual Luis caballero supo expresar con sus obras y técnicas no convencionales para el época pero innovadoras.

    Creo que para nuestro país una persona que haya cambiado las reglas de un arte convencional, transmitiendo y plasmando en su obras experiencia vividas añadiendo algo de sufrimiento significando un gran avance en el arte a nivel general y el cuál sus obras siguen inspirando a numerosos artistas de todos el mundo y es una vivencia del poder del arte para desafiar de cierta forma y cambiar diversa conciencias y perspectivas.

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  9. Juan Fernando Ramos9:45 a. m., agosto 05, 2023

    Desde los años 60 Luis Caballero tenía una idea lograr dibujar el cuerpo perfecto. Tal vez lo logró, tal vez no, pero el legado que deja no se borrará, el dibuja los delicados hilos que unen una obra de arte con la realidad, para lograrlo sin nunca perder el control de su propia escritura, apartir de su exhaustiva investigación y de su observación aguda, cruzando el lumbral entre el placer y el dolor. Sentimientos que quizás lo definieron y quedaron en su trazo, ese conmovedor testimonio del transito de un hombre por la vida.

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  10. La historia del artista Luis Caballero me llama mucho la atención, pues este desde pequeño fue guiado para algo específico, desde pequeño fue criado bajo artistas y todos los caminos conducían a lo mismo, pues su padre siempre les inculcó a su hermano y a él la pintura, el arte y gracias a ello fue un gran artista.
    Destacó mucho sus pinturas, aunque este al principio no se identificaba con una situación o una pintura en especifico, finalmente pudo hacerlo y cada pintura tiene algo de especial que la hace destacar y algo muy importante fue que se expresaba a través de sus pinturas, mostraba sus sentimientos y gustos, lo que no podía hacer en su infancia o gran parte de su adolescencia porque era asocial, no tenía esa chispa social que puede tener una persona de su edad en esos tiempos, pues pensaba que no sincronizada con ninguno de sus compañeros, prefería hacerlo por medio de sus pinturas.
    Además, sus pinturas llegaron a ser muy famosas en Colombia ya cuando este muere, teníamos a un gran artista y aun no habíamos observado e identificado ese gran talento que tenía Caballero.

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  11. Kyari Arteaga Oviedo10:06 a. m., agosto 05, 2023

    La historia de Luis Caballero es como una montaña rusa, con momentos buenos y malos. A pesar de haber crecido en un buen ambiente, tuvo altibajos en su vida. En su juventud, tuvo competencias artísticas con su hermano, pero al estudiar arte en Francia, encontró su propio estilo. Aunque enfrentó presiones sociales sobre su orientación sexual, finalmente se liberó y su arte fue exitoso. Lamentablemente, una enfermedad grave afectó su carrera y murió joven, pero dejó un legado en el arte colombiano. Su historia nos enseña la importancia de ser auténticos y enfrentar desafíos para lograr nuestras metas en la vida.

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  12. leído lo anterior. Luis Caballero fue un artista apasionado y polemico, cuyas obras exploraban tematicas sexuales y tabúes sociales. Su estilo provocador y transgresor desafiaba las convenciones artística de su época generando tanto admiración como controversia. Su legado es una muestra de su valentía y su contribución al arte contemporáneo. Luis Caballero nació en Bogotá en 1943 y comenzó su carrera astística en la década de 1960. Su trabajo ha sido exhibido en numerosas galerias y museos tanto en Colombia como en el mumdo entero, y ha recibido varios premios y reconocimiento a lo largo de su carrera. Su legado artístico perdura hasta el día de hoy
    en conclusión. Podemos tomar conciencia sobre la vida, haz lo que te apasione no le tengas miedo a lo que digan ni al que dirán explota tus conocimientos, tu talento, tus gustos no le temas al éxito, deja una huella aqui en el mundo así como lo hizo este gran y talentozo pintor y reconocido artísta plástico Colombiano.

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  13. Yuliana Cordero Solaez

    La gran mayoría de veces llegamos a pensar que personas con grandes talentos viven una grandiosa vida por lo que aparentemente se logra ver o escuchar, a través de la historia de vida de Luis Caballero puedo confirmar que no siempre se vive una vida tan buena es muy interesante su historia en primer lugar porque narra lo que vivió desde su niñez, adolecía y adultez hasta su triste muerte. Al provenir de una familia muy talentosa, estudiosa y recocida sin embargo nos encontramos con una persona muy distinta al resto de sus familiares, algunos hacían parte de temas políticos y sociales y otros de arte pero no de ese gran arte que caracterizaba a Luis caballero el cual lo llevaba a ser un pintor distinto dentro de tantos. Del pintor podemos destacar grandes cosas sin embargo es importante hablar de la relación que tenía con su hermano, desde muy pequeño al ser un niño tímido,
    callado y antisocial lo llevaba a tener ciertas actitudes no debidas con su familia muy específicamente con su hermano con quién durante muchos años de convivencia en casa tuvieron muchos problemas que no les permitía vivir con un gran lazo entre hermanos que se apoyaran hoy en día los problemas entre hermanos se siguen viviendo pero en la gran mayoría de veces han pasado a grandes sufrimientos debido a que se van a los golpes y llegan hasta el punto de matarse el uno con el otro, hemos podido ver noticias en dónde hermanos se matan por dinero, envidia entre otros temas y es una problemática que afecta mucho a las familias y al país colombiano. Continuando con su historia de vida me pareció muy grandioso que a través del arte en sus hermosos cuadros mostrara ciertas historias, sentimientos y problemáticas que vivían muchas personas en la sociedad, su vida estaba llena de momentos buenos y felices pero a la vez derrotas y sufrimiento que aveces lo llevaban al desespero de pensar que no era un gran artista o que con sus cuadros no lograba impactar o trasmitir un mensaje a la sociedad, sin embargo con las oportunidades que tuvo en grandes países lograba poco a poco mejorar ciertas técnicas y hacer que sus cuadros fueran más ilustrativos debido a que cosas tan simples como complicadas lo seguían motivando a pintar aunque pasará por ciertos momentos donde no valoraba su gran talento. Pienso que en Colombia no logro poder ser un artista demasiado famoso quizás por oportunidades de trabajo o en este país no nos interesamos mucho por ese tipo de cosas nuestro gobierno aveces se centro en otro tipo de temas y olvidamos a personas creativas que lograrían aportar con su arte grandes cosas a nuestro país. Luis Caballero al declarar ser una persona gay logro liberarse un poco de ese arte que guarda dentro sin embargo pienso que demoró en hacerlo puesto que siempre ha sido un tema de bastante controversia sobre todo en los años atrás, donde era bastante difícil poder decir que eras una persona gay incluso hoy en día es un escándalo para miles de personas y muy constantemente podemos evidenciar como muchas personas siguen siendo discriminadas. Colombia es una país que está lleno de personas muy talentosas como lo fue en gran artista Luis Caballero que muy tristemente murió hace años

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  14. Federman Ruz Vargas

    Luis Caballero Holguín, reconocido pintor y escultor colombiano, dejó un legado artístico caracterizado por un enfoque figurativo y la exploración de temas controvertidos como el sexo y la violencia. Su estilo único enfatiza su habilidad para transmitir emociones fuertes a través de su uso magistral de la forma y el color. En sus obras, Caballero Holguín desafió las normas sociales, acercándose a temas tabú, provocando diversas reacciones en los espectadores. Usó elementos como la composición, las expresiones faciales y los símbolos para crear un profundo impacto emocional. Aunque su destreza técnica es innegable, algunos críticos argumentan que su trabajo carece de originalidad debido al uso de temas y estilos ya explorados por otros artistas. Sin embargo, su abordaje audaz de temas controvertidos le ha valido un lugar destacado en el panorama artístico colombiano. Se dice que Caballero Holguín estuvo influenciado por movimientos artísticos como el expresionismo y el surrealismo, aunque también desarrolló su propio estilo, combinando representaciones realistas de la figura humana con elementos simbólicos.
    La recepción de su trabajo fue mixta, algunos elogiaron su naturaleza provocativa e innovadora, otros lo llamaron perturbador o demasiado gráfico. Sin embargo, es innegable que Caballero Holguín ha dejado una importante huella en el arte colombiano con su capacidad para desafiar las convenciones y transmitir poderosas emociones a través de su obra visual.
    En resumen, Luis Caballero Holguín es un artista colombiano que se destaca por su atención a temas controvertidos y su capacidad para transmitir emociones profundas a través de su estilo único. Si bien algunos pueden discutir la originalidad de su obra, su influencia en la escena artística y su valentía para desafiar las normas sociales lo convierten en un personaje importante en el arte colombiano contemporáneo.

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  15. Karol Dayana Martinez Arrieta11:39 a. m., agosto 05, 2023

    Caballero fue una persona que durante muchos años su yo verdadero su ser estaba atrapado en si mismo, queriendo salir a la luz queriendo ser mismo pero era como fue comprimido por durante muchos años como por lo menos cuando se casó pero en realidad no era una relación de amor o un deseo hacia su esposa sino algo más trivial algo como más de empatía, compañerismo, cariño pero nunca deseo por su mujer y nos damos cuenta que hay muchas veces que aunque lo tengamos todo a la vez no tenemos nada en cuanto a comodidades como bien sabemos este nunca tuvo una dificultad pero en cuanto a sus emociones cómo expresarla quién ser él cómo poder a través de esa majestuosidad, ese don, ese talento que tenías llevarlo parece increíble cómo el ser humano a través de una pintura que algunos muchas veces no comprenden pero otros sí que lo hacen pueden demostrar todo lo que sienten es el espejo del alma por decirlo así un retrato pintado por una persona. Podemos ver cómo los seres humanos están siempre pensando en poder encajar en poder hacer parte en poder estar de acuerdo y ser bien visto por alguno esto mismo le pasó a caballero cuando se fue para Europa y se dio y no encajaba o no entraba dentro de esos ideales de los autores de ese momento en Francia persiguiendo queriendo encontrar su felicidad la cual nunca la encontró hasta que la dejó de buscar porque cuando la dejó de buscarla ella llegó y es así como siempre llega este muestra cómo a pesar de tener un don y saber que quería muchas veces se reprimía por el qué dirán por el miedo a que se me saldrá bien pues se me saldrá mal está bien lo que estoy haciendo está mal lo que estoy haciendo también podemos ver como el hombre en su afán de saciar todas sus necesidades muchas veces se olvida del mismo cuando estaba aquí en Colombia y era profesor le iba bien estaba establemente bien hizo su obra que aún no estaba satisfecho y para satisfacerla se fue a Europa con su esposa se dio cuenta de en realidad que era lo que deseaba que era lo que buscaba cuál era su propósito en esta tierra y es cuánto se decide desatar de todas las ataduras a ataduras de qué dirán, ataduras de opresión, ataduras de cómo eran las demás personas ,ataduras de está malo que hago es que muchas veces amante uno nos han cortado las alas y no nos han dejado guiar enseguida cuando él se aceptó tal y como era con sus defectos con sus virtudes con su gusto hacia los hombres podemos bien podemos ver que su carrera empezó a subir cuadros exorbitantes y a poder encontrarse con el mismo reflejando toda esa felicidad toda esa emoción esa aceptación que estaba teniendo consigo mismo a través de sus cuadros en la cotidianidad vemos muchas personas que también expresan sus sentimientos a través de otras cosas uno lo hace inscribiendo otros lo hacen cantando y de diferentes formas más tiempo después de separarse con su esposa aceptarse el mismo como lo que era como el número sino en una entrevista y como relata este por su vida llega en excesos por haber alcanzado la gloria por decirlo así con trago una enfermedad que apagó poco a poco su brillo como el mismo artículo nos cuenta poco a poco este se fue lentamente muriendo y a través de sus cuadros que expresaba entre lo que pintas o lo que dibujas y lo que sientes podrás mentirle de frente a una persona pero jamás podrá mentir a través de una pintura esto me deja como reflexión muchas cosas uno no dejar que no que nosotros mismos una identidad vive buscando ser como alguien pero no debemos hacer eso solo nosotros debemos ser como nos gusta hacer en que en el fondo lo tengamos y muchas veces no queramos aceptarlo es mejor quedarse ahí todo y dejar que las cosas fluyan a reprimir y vivir en un estado de buscar la felicidad aunque es muy bonito después de todo después de todo este sufrimiento de tanta lucha que tanta presión encontrarte con personas que te entiendan te comprenden y te ayuden a ser quién eres te ayuden realmente a desarrollar y a sacar todo eso que hay en ti y que permite durante mucho tiempo

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  16. La vida y las obras del artista Luis caballero nos muestran su gran compromiso y conocimiento con el arte, sus obras reflejan su visión del arte como una forma de expresar y comunicar el entorno y la cultura en la cual vivía, representando su historia y su lenguaje. Su obra la pasión inquietante refleja una compleja y profunda exploración de la vida la cual nos lleva a cuestionar sobre nuestra existencia y darnos cuenta de la riqueza y complejidad de la vida, también explora los conflictos internos a los que se enfrentan en su búsqueda de la perfección a través de su arte, lucha con el vacío existencial que acompaña la realización de una obra de arte. Se debate entre la culpa y la autosatisfacción, entre la humanidad y el orgullo. Su trabajo sin duda ha inspirado a muchas generaciones de artistas a seguir creando con tanta pasión como el.
    Mariana Mangones Negrette

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  17. Valentina Prada Geney1:03 p. m., agosto 05, 2023

    El hecho que Caballero encontró en el dibujo un medio para expresar lo que antes no podía, y que esto conllevó a que aceptara su identidad me hace hacer una reflexión de cómo a veces a pesar de nuestros talentos, nos reprimimos por temor al qué dirán y al miedo al fracaso.
    Por ello, su historia es una reflexión sobre la importancia de ser uno mismo: en su búsqueda de la felicidad, encontró la liberación y la autenticidad que tanto anhelaba. El arte se convirtió en demostrar su verdadero yo, sin apariencia alguna.
    Por ello, el legado de Luis Caballero nos recuerda la importancia de aceptar nuestra identidad única y buscar la felicidad en nuestra autenticidad, en lugar de intentar encajar en expectativas impuestas por otros. La obra de Caballero sigue siendo una inspiración para aquellos que buscan expresar sus emociones y ser fieles a sí mismos.

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  18. Definitivamente estoy entre el sentimiento de admiración y de asombro y la conmoción por la vida y proceso artístico de Caballero. No estamos tan enteradxs de lo importante que es el arte y sus pilares humanos en la historia de nuestro país, de ahí que considere tan acertada esa frase que dice que en nuestro país el arte y la cultura han perdido tanto valor, que a nadie le interesa la pintura o la literatura o el teatro, por ejemplo, no es una mentira alejada de la falta de apropiación de las grandes construcciones y los grandes escenarios artísticos que han sostenido al mundo en pocas palabras. Caballero es magnífico, una joya del arte colombiano. Y desde luego, es inevitable, fijarse en la relevancia que tuvo para él su propio descubrimiento, su propio encuentro en su obsesión, en su trabajo, en su valor como artista, eso lo hace único a mis ojos. El arte para Caballero, fue su forma de vivirse y de entenderse y de hacerse también. Por eso la identidad es parte fundamental de lo que siempre hacemos. La identidad marca la diferencia en cualquier ámbito artístico, cultural, etc. Por lo que separar la obra de su creador o de su autor, a mí me resulta bastante difícil. Leer este recorrido de Caballero me ha puesto a pensar en muchas cosas -además de las ya mencionadas- que en realidad han atravesado mi propia visión del arte y de la realidad que unx habita, entre esas:
    + El arte es un medio de resistencia y de acercamiento al yo más auténtico.
    + El arte en sus tantas formas entendido como necesidad humana, no es una necesidad contemporánea.
    + Caballero me remueve, porque la corporalidad también es política, también es artística. Nuestros cuerpos y cuerpas, son una obra de arte constante, como persona igual de disidente, lo sé. Caballero me recordó eso: La necesidad de devolverle al cuerpo algo y de tomar mucho del cuerpo para crear o transfomar algo.
    + Nuestras voces importan y solo quien ama realmente lo que hace y quién es, sabe cómo encontrar el camino para sobrevivir en un mundo tan oscuro y tan cruel.
    + El arte humaniza. Leer, mirar una pintura, escuchar una canción, mirar una película.
    + Toda obra permanece en el tiempo. Crear implica eso muchas veces y Caballero lo supo: Las emociones y la humanidad pasarán a ser un factor universal de supervivencia en una sociedad capitalizada donde cada vez somos más maquinarias y donde el amor, la identidad y el sentir no tienen valor.

    Gracias por compartir esto con nosotrxs. Un abrazo.

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  19. Luis Caballero es un artista bastante intenso, desde su historia y sus conocimientos, hasta la forma en la que hizo de su proceso como artista una manera de autodescubrimiento. Estamos tan apresurados siempre, que nos olvidamos de las cosas realmente importantes y esto no pasa para nada alejado de la realidad, por eso Luis Caballero me impactó tanto, porque para él, el desarrollo de su talento como pintor fue tan sagrado y tan minucioso que no le importó dedicar su vida entera a hacerlo. Tanto su arte como su vida me reflejan eso: Caballero fue tan resiliente, disciplinado y dedicado que tanto su vida personal, su reconocimiento como un hombre homosexual y sus maneras de hacer arte, fueron un trayecto de mucha dedicación y tener una historia como esta en la cuna colombiana me enorgullece muchísimo. De tal manera, que titular la vida de Luis caballero como "una pasión inquietante" fue tan cierto, porque se me hizo imposible no sentir la piel erizada y no quedarme maravillada en cada pintura. Incluso detenerme en la lectura.

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  20. Desde los rostros inexplicables e indefinidos, los trazos, las corporalidades desubicadas y la tortura, la desesperación y la belleza en todo lo que he leído y visto de este artista o de este maestro, no me queda más que decir que es difícil no quedarse en silencio e intentar unir cada parte de la historia con la fascinación de la obra de caballero. Su vida no es solo blanco y negro o bueno y malo, su vida es una multiplicidad de pasiones, de emociones, de valentía, de rebeldía, de amor incluso. Ese tipo de cosas inspiran tanto, pero tanto, que ojalá en nuestro país le diéramos un poco más de atención a vidas como las de Luis Caballero. Pero en Colombia solo importa la economía, la política y el clientelismo. Las artes dejaron de jugar un papel significativo en nuestras vidas. Ojalá me encontrara más seguido con sus obras en algún punto de mis años, no lo olvidaría.

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  21. Después de leer este maravilloso texto me quede pensando en lo hermoso que es el arte y lo bueno que puede llegar a ser en manos de personas como Luis caballero. Un hombre que demuestra una verdadera pasión por lo que hace y lucha por lo que le gusta que es hacer magia a través de obras. No que más que respeto y Admiración hacia este hombre y todo lo que apasiona.

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  22. A lo largo de la historia de la humanidad, hemos evidenciado excelentes artistas en todo el sentido de la palabra, que se caracterizan por sumergirse e inspirarse en su soledad, sin las distracciones que les causan las otras personas, ese pequeño instante en el que estos genios se reencuentran con sigo mismos son en donde mayormente surgen las grandes obras y los catapultan hacia la gloria.
    Ciertamente esta manera de trabajar se le considera en cierta medida la mas eficiente y hermosa, también es la mas triste y en la cual mas vacía se puede llegar a encontrar una persona, este proceso solitario es lo que los arrastra de mala manera a todo tipo de excesos y sentimientos depresivos que poco a poco pueden llegar a destruir todo el ser que compone a esa persona.

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  23. Juliana Morales Negrete7:54 p. m., agosto 05, 2023

    El mérito que tiene el maestro Luis Caballero en el arte colombiano es impresionante y sin duda, digno de alabar. A pesar de que creció con todas las comodidades y privilegios al venir de una familia importante e influyente, eso no desprestigia su gran esfuerzo e impacto en el ámbito artístico del país, al que nutrió con obras exquisitas y llenas de talento.
    Un punto importante que me gustaría reflejar es que, aunque siempre se rodeó de personas importantes y de un entorno parecido al suyo, la mayor parte de su vida, sintió que no encajaba y que no pertenecía a ese lugar, tal como le ha pasado a muchos genios en la historia, y también a las personas comunes, porque ese sentimiento es algo natural, pues a medida en que se va avanzando en la vida, es que se descubre quién eres y lo que quieres para ti, justo como le pasó a Caballero.
    Las dudas existenciales fueron algo que acompaño al gran maestro durante toda su vida, tanto como de su carrera como de si mismo, sobre si era lo suficientemente bueno o su sexualidad. Sin embargo, nada de esto fue impedimento para que lograra un sinfín de hazañas en su vida y construyera un legado maravilloso que perdurará en el tiempo.

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  24. Es sorprendente saber que es un colombiano, esto es de admirar y a pesar de todas sus comodidades y confort no le quita el esmero y el echar para adelante, esto es un claro ejemplo de que no hay excusas para conseguir lo que se quiere lograr.

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  25. Andres Abad

    Este es un personaje muy interesante por el estilo de vida que lleva y todo lo que vivio en su vida y todo lo que tuvo que hacer para ser un exito sus obra y pintura de Luis Caballero es expresionista. Puedo ver como se caracterizó por expresar el cuerpo humano mediante la pintura de desnudos, especialmente masculinos de fuerte contenido erótico. Desde el comienzo su trabajo ha sido figurativo, pero al principio sus personajes eran muy esquemáticos y definidos por una línea gruesa. Los cuerpos, representados por Caballero, son individuales o en pareja, en esta segunda opción, son representados enlazados o enfrentados, en una especie de fatalismo sexual. En cambio los cuerpos solitarios, se muestra inertes y representando el desnudo y la soledad más como sufrimiento por encima del goce. A tener en cuenta en la obra de Luis Caballero es la impregnación moral de cada una de las obras: cuerpos castigados, flagelados y enfrentados. Todas ellas siempre con un gran lenguaje propio muy adelantado para su época.

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  26. El artículo nos brindó información sobre Luis Caballero, un talentoso pintor y dibujante colombiano, cuyo arte fue reconocido con importantes premios. A pesar de enfrentar dificultades personales, como lidiar con su homosexualidad en una época machista y una adolescencia solitaria, encontró en el arte una forma de expresarse y sentirse cómodo consigo mismo. Aunque su vida fue corta debido a una enfermedad como el sida, logró crecer y destacarse a nivel nacional e internacional con sus hermosas obras.

    En resumen, su historia nos inspira a aprovechar nuestros talentos y pasiones, superando cualquier obstáculo para dejar una huella significativa en la historia, como lo hizo este maravilloso pintor colombiano con sus obras de arte.
    Sergio Cortavarria Otero

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  27. Jose Carlos Jimenez Palomo

    Trata de Luis Caballero Holguín, pintor colombiano que plasmo sobre su lienzo trazos detallados del cuerpo humano, especialmente del masculino, con escenas eróticas y en ocasiones con tonos de angustia y sufrimiento. Su obra cobro gran relevancia durante las décadas de los 60,70 y 80.
    El artista exploro a lo largo de su carrera diversas técnicas, oleo, carboncillo, tinta, aguafuerte. Por su calidad y contundencia es considerado uno de los pintores colombianos mas destacados del siglo xx, no en vano el premio mas importante de artes plásticas en Colombia lleva su nombre desde 1996, año en el que falleció.

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  28. Andrea Carolina Noriega Tapias9:49 p. m., agosto 05, 2023

    El artículo sobre el pintor Luis Caballero es un relato de una historia que jamás pensé escuchar, no porque se trate de algo descabellado o una historia increíble; sino por el hecho de ser la cruda y poco convencional realidad de un pintor.

    Desde sus vivencias de la infancia, hasta sus últimos días se hace evidente que este personaje tenía una fijación con la pintura y el dibujo, que muy pocos artistas pueden darse el lujo de tener, y es, en mi opinión, esta particularidad lo que llevó a este señor a convertirse, en el corto periodo de vida que tuvo, en un pintor de renombre en muchos países; demostrando como su inconformismo con el arte, tanto el propio como el ajeno, fueron el impulso que lo llevó al desarrollo de tan fascinantes obras que no buscan una trascendencia superficial o la satisfacción de la audiencia; sino, por el contrario una autosatisfacción y una liberación en el papel y en el lienzo, que le era imposible lograr a nivel personal.

    Su trayecto fue, realmente, un proceso constante, no fue algo rápido ni fugaz, fue una cuestión de autoconocimiento, de exploración, de pruebas y de fracasos, que antes de hacerlo desistir, se convirtieron en el motor que necesitaba para darle el toque que siempre quiso a sus obras y que al parecer fue en sus últimos años que lo estaba logrando, aún sin dejar el afán por hacer creaciones más perfectas.

    Este artículo definitivamente tiene información que no esperé considerar como tema de interés, pero que me sorprendió al saber que Colombia albergó a un personaje tan intrigante y prometedor.

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  29. Isabela pertuz Vasquez

    Después de leer y comprender la historia de Luis Caballero pude entender que fue una persona qué pasó por muchos altibajos en su vida.A pesar de que nunca careció de necesidad en su niñez fue una alguien que vivió siempre con miedo y un poco infeliz puesto que era una persona solitaria y vivía en contéstate conflicto con su hermano, en su vida adulta tuvo que pasar por muchas situaciones para poder encontrarse consigo mismo y cuando por fin consiguió su verdadera felicidad le detectaron sida y su felicidad se acabó.
    Esta historia es de algún modo impacto porque muchas veces tenemos que pasar por varias situaciones para poder llegar a nuestra verdadera felicidad

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  30. María Victoria Amador Avila11:07 p. m., agosto 05, 2023

    La historia de Luis Caballero, se basa en la perseverancia, en siempre ir por aquello que te hace feliz, aquello que te llena por completo, en aquello que disfrutas cada día sin cansancio alguno. Él a través de sus cuadros reflejaba su vida, su historia, el quería trasmitir algo más que simples pinturas, quería que las personas vieran sus obras como algo cerca de la realidad, de las vivencias y situaciones que se vive a diario, esa era su forma de expresarse, el poder llegar a los demás. Esto nos deja una bonita enseñanza, y es que siempre tenemos que ir por aquello que anhelamos de corazón, seguir nuestros sueños, siempre recordar quienes somos, cuál es nuestra identidad y mejorar cada día para eso, liberarnos de todo aquello que guardamos en nuestro interior, aprender a expresar todo aquello que se encuentra en lo más profundo del ser, sin temor a ser juzgados por el resto; y que bonito y reconfortante encontrar esa liberación en ese algo que nos impulsa a encontrarnos con nosotros mismos.

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  31. Jakeline Gómez Argel11:34 p. m., agosto 05, 2023

    Leer la historia del artista Luis Alfredo caraballo Holguín , me recordó al interrogante que formuló el pintor ilustre Van Gogh ¿Qué seria de la vida si no tuviéramos el valor de intentar de nuevo las cosas?. El hecho de que este artista intentara nuevas técnicas y estilos en búsqueda de su propia identidad me parece algo de admirar , pero quizás la lección más valiosa que deja este texto es aceptarte tal cual eres y no querer imitar el estilo de los demás, SER AUTENTICO sin perjuicio a lo que digan los demás o las expectativas que otros tengan sobre ti . La pintura como arte me parece una de las herramientas más subjetivas junto a la escritura , porque ambas intrínsecamente nos dice como somos, como actuamos , como sentimos y como pensamos .

    Y sí, de eso se trata la vida de intentar nuevas cosas para descubrir lo que verdaderamente somos , porque al final de cuentas la identidad es un proceso edificante que muchas personas disfrazadas de valientes no están dispuestos a asumir , porque asumirlo puede representar un camino de mucho dolor.
    Quizás el día de hoy no encuentre las palabras correctas para describir la emoción que me genera escuchar este tipo de historias , pero si me gustaría dejar los siguientes interrogantes ¿el éxito de una obra depende únicamente de la belleza de lo externo , o en su defecto , del significado que se desprende de la misma? ¿El arte es una forma de revolución?

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  32. Valentina Ramírez Martínez11:48 p. m., agosto 05, 2023

    Luis Caballero, una pasión inquietante, es una interesante historia que relata la trágica vida de un gran artista, el cual desde temprana edad presentó una difícil relación con su familia y poca interacción y atracción por el ámbito social; en estos fragmentos fue posible conocer la trayectoria de sus sueños y su lucha constante por alcanzar sus verdadero ideales y deseos.

    Es posible evidenciar que la perseverancia de Luis permitió que nunca se rindiera y obtuviera un poco de su preciada perfección por el arte, asimismo, esta historia nos enseña a no rendirnos y buscar lo que en verdad nos apasiona, sin importar los miedos y obstáculos que se presenten en el camino.

    Luis a través de la pintura reflejaba sus verdaderos deseos y fantasías, mostrando así su ideal de ser diferente a los demás artistas europeos, él quería lograr su propio estilo y así lo consiguió, siendo el creador de diversas obras importantes, ganador de varios premios e invitado a varios países por su gran reconocimiento.

    Igualmente es importante destacar la valentía de este artista al vencer el miedo y declararse gay y perseguir su pasión por dibujar figuras masculinas sin importar el que dirán, logrando a través del arte mostrar una parte de sí mismo.

    Lamentablemente, su carrera llegó a su fin a una temprana edad por la enfermedad del sida, precisamente en su mejor momento de reconocimiento y encuentro con su inquietante pasión, sin embargo, a día de hoy es un artista reconocido e inspiración para los jóvenes artistas.

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  33. La historia de Luis Caballero Holguín es demasiado interés además de que sus obras se caracterizan por su estilo único y su capacidad para transmitir emociones intensas a través de sus pinturas. Sus obras a menudo exploraban temas profundos y universales, como la condición humana, la identidad y la naturaleza. Sus pinceladas enérgicas y su uso expresivo del color crearon composiciones impactantes que capturaban la atención del espectador.

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  34. Me parece una historia muy interesante, nos muestra lo triste y solitaria que puede llegar a ser la vida de una persona exitosa, "que nunca le falto nada en la vida", una persona que nació en una familia privilegiada, con un don excelente para plasmar todo tipo de sentimientos en sus obras y lograr conectar con las personas por medio de sus obras, porque ciertamente le costaba interactuar y comunicar sus sentimientos con las demás personas.
    Luis Caballero Holguín lo considero uno de esos genios solitarios que trabajaba mejor aislado, esto lo llevo a afrontar una vida muy triste pero exitosa, llevando sus obras a otro nivel y dejando su nombre marcado en la historia del país.

    Maria Paula Cala Baron

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  35. Me parece una historia muy inspiradora, a pesar de que Luis Caballero nunca tuvo ninguna necesidad en su vida, el amor con el que se tomó el arte y como trato cada vez de auto superarse es increíble, aunque un punto del que hablar también, como sus obras siendo maravillosas solo lo eran a los ojos de otros, está búsqueda de la perfección propia era cegadora para el artista que nos dejó increíbles obras, pero su historia de autoexploración y cómo al buscar la perfección o por lo menos la versión de perfección para él, fue descubriéndose internamente, lo que lo dejó poder sentirse cómodo. Sin duda un gran precedente en la historia del arte y una gran inspiración, un genio que no se reconocía como tal. Sin duda “la cámara del amor” me cautivó y es irónico que el mismo no nombrara sus magníficas obras es como un vistazo a que no pudo reconocerse a sí mismo como lo grande que era.

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  36. Gabriela Lakah Espinosa8:39 p. m., agosto 06, 2023

    Luis Caballero, posee una biografía sumamente amplia, donde se abarca gran parte de su construcción como artista y como persona, en ella se retrata todo lo que su deseo le permitió alcanzar en su corto pero sustancioso proyecto. Es interesante analizar como un hombre sensible puede despojarse de tantos tabúes por medio del arte, explorando temas como el erotismo, nudismo y la esencia de la naturaleza violenta del ser humano.

    Su talento y evolución se vieron plasmados en cada una de sus obras, ya que, perfecciono su técnica y se permitió trabajar con diversos materiales que cuentas historias profundas, con gran valor, que le generaron reconocimiento nacional e internacional.

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  37. Sorprende bastante saber que en Colombia tuvimos y tenemos increíbles artistas, y que normalmente se hable de los países extranjeros reconocidos, no conocía a Luis Caballero y menos su historia.
    Me parece interesante que el odio de infancia y adolescencia que tenia con su hermano sirvió para decidir sus vocaciones, a pesar que ambos pintaban y era más que todo por competencia entre ellos.
    Es irónico como su fascinación por las figuras religiosas despertó en cierto modo su gusto por lo sexual, en obras.

    Si pensamos y prestamos atención, es una historia que quizá muchos han pasado en diferentes ámbitos de vida, lo difícil que es encontrar el rumbo al que realmente queremos ir, y lo mucho que cuesta no darse por vencido, en darnos cuenta que ser personas con gustos diferentes no nos harían menos, y tomar decisiones siempre pensando en el entorno y con el constante miedo del que dirán. Es una historia fascinante que nunca había leído antes, y más que conocimiento deja una enseña depende de la perspectiva del lector.

    “no perdió las ganas de pintar y, con las pocas fuerzas que le quedaban, hizo algunos bocetos de dibujos muy sugerentes en sus últimos días.”

    En lo personal me deja una enseñanza, de que en su vida, tuvo claro desde pequeño lo que le interesaba, a pesar de no conocer otros puntos del arte y del dibujo, nunca desistió en lo que realmente le motivaba y le gustaba hacer, en la vida siempre queremos darnos por vencidos, sin saber que podemos lograr las cosas siempre y cuando tengamos la constancia, dedicación y paciencia, muchas más personas deberían conocer su historia, y mirarla en diferentes perspectivas.

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  38. Angelida Olascoaga H
    Llegar a obtener un conocimiento sobre la vida del gran pintor y dibujante Luis caballero Holguín me genera una sensación de total admiración por la manera o el proceso que experimento para dar a conocer a un público integrado principalmente por colombianos y otros no tan colombianos sus cualidades plasmadas en carboncillo, óleo, tinta y aguafuerte. si hacemos un cuidadoso estudio sobre el inicio de su juventud es notable que él era un poco diferente a los demás de su entorno según con lo relatado el prefería en la mayoría pasar tiempo con su abuela realizando cosas relacionadas a la religión como rezar o simplemente pintaba en la capilla que hacer cualquier tipo de actividades de recreación con sus primos eso fue expresado en su niñez ,me atrevo afirmar que tuvo una inmensa influencia el hecho de haber sido admirador de imágenes religiosas como el cristo herido que le pareció tan bello siento que eso fue una fuente primordial que lo inspiro a la temática representada en sus pinturas parece hasta obvio pero es mas curioso la mezcla de erótico con lo sagrado que nos trasmiten sus obras como es también posible que se llegue a identificar sensualidad y a la vez dolor en ellas ?

    Es por eso por lo que esa educación católica le contribuyo a su formación es decir él no se hizo extraño ante lo que aprendió tan así que sus trabajos eran considerados sagrados por su misma persona, Luis aprovecho ese saber, se centró en el hombre, el cuerpo del hombre era su mayor fascinación, pero no olvidemos que el placer como el amor lo llevaba a tomar ese lápiz o pincel porque el trataba de unir la violencia al ámbito de buscar en exceso el placer. La inclusión de la violencia y el hecho de no ignorarla en lo que hacía es importante porque a caballero lo rodeaba la misma violencia, así como a muchos colombianos hoy en día que genera muchas emociones que nos direcciona a crear habilidades.

    Sin duda es genial el trabajo que logro hacer porque como el manifestó: para mi ser pintor es tratar de dar una forma visual a mis emociones y a mis sentimientos. Es satisfactorio que a este mundo lleguen personas que se atrevan hacer arte para comunicarse con los demás y ser ellos mismos sin importar los perjuicios de la sociedad es por eso que Luis caballero si debe llevar el titulo de ser extraordinario ya que debido a la competencia que existía constantemente con su hermano desde niños el encontró como impulso el ser mejor pintando que Antonio y por supuesto debemos aceptar que lo fue sobre todo cuando ambos tomaron caminos muy diferentes al pasar de los años .

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  39. Luis David Ramírez Caraballo

    Colombia es una eterna historia de artista etéreos que vivirán como su mejores éxitos fracasos, Caballero como la mayoría de grandes artistas de la nación tenía la suerte ( o falta de la misma) de tener una infancia en puramente alimentaria sus deseos, su falta de necesidades y su contraste con su familia es simplemente una fórmula que siempre se dará a funcionar pero con bases en ello siempre forzaría su crecimiento y usaría su crecimiento al igual que sus deseos para alimentar sus interés cada vez más crecientes en el arte y sus múltiples campos todo con el objetivo y desear de manera violenta y deseo el cumplimiento de ellas a atreves de esta cruda forma de deseo sexual manifestada en el lienzo, es un artista que como muchos otros recrearía su propio éxito de otras bases y de ello pronto formaría una diferente forma de arte tan recordada a los europeos y tan diferente al tiempo

    Un punto importante a destacar es que, a pesar de rodearse siempre de gente importante y de un entorno similar al suyo, durante la mayor parte de su vida sentí que no encajaba y que no pertenecía a ese lugar, como le ha sucedido a muchos genios en la historia, así como gente común, porque ese sentimiento es algo natural, porque a medida que avanzas en la vida, vas descubriendo quién eres y qué quieres para ti, tal como le pasó a los genios o mentes brillantes a través de la historia tal como la historia trágica de Van Gogh.

    ¿Su mundo continúo consumiéndose en sí mismo hasta que las bases del mismo fueron recreadas de la manera más violenta y brutal posible, su arte siempre buscaba una expresión y a pesar de que este buscaba no darle ningún objetivo narrativo porque las masas desean darle significado? Sus deseos de mantenerlos sin títulos y sin objetivos son ignorados al igual que tanto artistas no puedo, pero sentir que estamos insultando su memoria volviéndolo otra expresión seudo intelectual donde apuntamos al arte y fingimos ignorancia de su propósito, con enfermedad o no Caballero es una expedición propia del horror y el honor que trae el arte a la vida de un individuo que como tantos como los que vinieron antes que él solo se asemeja en su deseo uno más a extinguirse con nuestro deseo por entenderlos

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  40. Daniel Andrés pedroza galvis

    Esta lectura se siente mucho, se representa claramente un ejemplo de resiliencia, de cómo se puede salir adelante, de como la concentración es uno de los pilares fundamentales para cualquier tipo de profesión, y esto lo representa claramente Luis Caballero, de como la concentración y el amor al arte, más que todo a los desnudos y poder de plasmar con un lápiz y un papel todo aquello que sus ojos podían ver, y pienso que para cualquier profesión se debe tener la misma concentración y el mismo compromiso, porque la vida se trata de un arte y la vida misma es un arte.

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  41. una historia muy interesante ya que Luis Caballero, dejó una huella indeleble en el mundo del arte. Su obra figurativa y expresionista captura la profundidad de las emociones humanas, explorando la vulnerabilidad y la angustia en la condición humana. A través de retratos y figuras, Caballero transmitió una poderosa sensación de soledad y deseo, abordando temas complejos como la violencia y la sensualidad. Su legado perdura como un testimonio conmovedor de la experiencia humana y su capacidad de trascender fronteras culturales.
    Luisa Figueroa Pérez

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  42. wilson david fabra de la hoz
    una pasión resulta placentera. Este sentimiento es el que ha transmitido Luis Caballero con su obra, en la que el cuerpo masculino es el tema. Quienes se han acercado a la producción del pintor colombiano, de 51 años, han podido presenciar el límite entre el erotismo y la sensualidad con forma de hombre. Además, con un signo particular: grandes dosis de violencia pero no exenta de misticismo. Son cuerpos que al tiempo que se abrazan, se entrecruzan y forcejean, presentan la tensión mimetizada del rechazo: se atraen y sucumben al placer que solo se sugiere. La muestra de Caballero está compuesta por 10 dibujos, cinco óleos sobre papel y dos pinturas sobre tela. En total, son 17 cuadros realizados entre 1989 y 1991, pues el artista está gravemente enfermo y no ha podido volver a pintar con la misma intensidad y frecuencia con que lo hacía antes. Cada uno de estos cuadros está signado por la experiencia personal del artista: el hombre que pinta y agoniza. Muestran el deterioro del cuerpo, de sus formas, de su carne. A los hombres jóvenes, exultantes de lozanía y energía en sus entrañas, le siguen en esta muestra seres que se arrastran, se inclinan e, incluso, se difuminan. Da la impresión de que Caballero hubiera renunciado a la búsqueda de ese cuadro perfecto que intentó hallar al comenzar a pintar hombres desnudos

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  43. Maryfer oyola.

    Caballero nació en Bogotá en 1943, en una familia de clase alta. Desde su infancia, Caballero fue un niño solitario y retraído. Se sentía atraído por los templos religiosos, que consideraba lugares de "exaltación". Esta impresión, relacionada con su despertar sexual, lo marcó profundamente.
    Despues de lo leido es tan impresionante ver como alguien como caballero por medio del arte transmite todo lo que siente y demostrar su homosexualidad en unos tirmpos que todos eran machistas y aun asi el pudo expresarse atraves del arte y asi poder aceptarse.

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