Que los muchachos no leen o que odian el papel es un mito que carece de sustento. Lo que pasa es que leen lo que les interesa y no lo que les quieren imponer, como en esos tiempos remotos cuando a uno le tocaba leer casi a las malas 'El Mío Cid' o 'La Jerusalén libertada', para después hacer un resumen o un cuadro sinóptico de los personajes de la obra. Quienes hablan de esta supuesta falta de lectura juvenil culpan a las redes sociales y a los 'smartphones', que parece que cada vez vuelven menos inteligentes a sus propietarios. Sin embargo, lo cierto es que el fenómeno de la conectividad ha hecho que los muchachos lean y escriban mucho más que nosotros cuando atravesábamos la adolescencia. Que leen, leen. Otra cosa es la calidad de lo que leen y escriben y la forma como castigan el idioma a punta de abreviaturas y de palabras inventadas; o de la mescolanza que hacen en sus 'posts' de términos coloquiales con extranjerismos y barbarismos. E...
Espacio de discusión académica que apela a lo que comúnmente se repite en los pasillos de las escuelas de derecho “el que sólo sabe de derecho, nada sabe de derecho”; será un cenáculo de conversación a veces de noticias de actualidad, música, arte, opiniones diversas entre otros, donde se permita pensar el derecho