La
Declaración Universal de los Derechos Humanos fue adoptada por la Asamblea
General de las Naciones Unidas el 10 de diciembre de 1948, hace ya más de 64
años, como una respuesta directa a las atrocidades de la Segunda Guerra Mundial
que hicieron patente, de la forma más cruel que se pueda imaginar, la
fragilidad de los seres humanos y su susceptibilidad a ser víctimas de
violaciones. Incluir los derechos humanos en el derecho internacional buscaba
compensar la vulnerabilidad inherente a la condición humana mediante la
protección legal. Mientras más vulnerable sea una persona, más se deben
proteger sus derechos. De ahí que once años después del voto de 1948 las
Naciones Unidas adoptaran, con la resolución 1386, la Declaración de los
Derechos del Niño.
Es
hora de volver a plantear la pregunta sobre los derechos, esta vez como
respuesta a una guerra más prolongada en contra del medio ambiente. ¿Son los
humanos los únicos seres vivos que merecen tener derechos? ¿Qué hay de los
animales? ¿O de las plantas? ¿O de las bacterias, como se apresurarán a anotar
los críticos amantes de acusaciones que son como pendientes resbaladizas?
Paradójicamente,
el caso de los derechos de las plantas es a la vez sencillo y complicado. No
hay duda de que las plantas están entre los seres vivos más vulnerables del
planeta; incluso según cálculos bastante conservadores, una de cada cinco
especies vegetales está al borde de la extinción. En esta desastrosa situación
global, la protección de sus derechos podría servir como mecanismo legal para
desacelerar la pérdida de biodiversidad y mitigar la destrucción de la flora,
pilar de cualquier ambiente natural. Sin embargo, para la mayoría, la idea de
los derechos de las plantas suena un tanto fantasiosa. En muchos rincones de la
academia, así como por fuera de su torre de marfil, las plantas por lo general
se ven como poco más que máquinas verdes fotosintéticas –esas casi-cosas
alojadas pasivamente en los lugares donde crecen–.
Nuestros
tercos prejuicios funcionan como un muro que nos impide actualizar nuestra
imagen de las plantas a la luz de nuevos y sorprendentes descubrimientos sobre
su comportamiento, su ingenio adaptativo, su plasticidad al desarrollarse y
demás. Una profunda resistencia psicológica nos induce a descartar la creciente
evidencia científica que reta a los moldes conceptuales prefabricados en los
que hasta ahora hemos metido a las plantas, a favor de la inercia de nuestros
hábitos y la comodidad del “sentido común”. El marco estándar para pensar en
las plantas asegura tanto el rechazo inmediato de propuestas destinadas a
otorgarles derechos, como la persistencia del insostenible statu quo en el que
las criaturas más vulnerables del planeta están constantemente expuestas a una
cantidad de violencia virtualmente ilimitada.
Si
bien las plantas han desarrollado, durante cientos de millones de años,
sofisticados mecanismos de defensa que les permiten por ejemplo repeler
insectos herbívoros gracias a la síntesis de químicos específicos en respuesta
a ataques, son indefensas ante las agresiones de los seres humanos. (El
incidente, película de M. Night Shyamalan, de 2008, presenta un escenario
pesadillesco en el cual los árboles logran producir toxinas aéreas que llevan
al suicidio a quienes las inhalan. Las toxinas, no muy diferentes de los
repelentes contra insectos que las plantas en efecto sintetizan, representan un
nuevo poder de los árboles que hace posible para ellos vengarse de las
agresiones de los seres humanos, y ellas mismas se convierten en armas
bioquímicas.) Extender los derechos a la flora limitaría por lo menos nuestro
impacto negativo en la vida vegetal. Aun así, el razonamiento puramente
instrumental a favor de los derechos de las plantas está muy lejos de ser
suficiente; además de proteger los bosques y las flores silvestres como
recursos preciosos y finitos, y cada vez más como rarezas, es necesario
repensar el estatus de las plantas no solo como objetos para ser protegidos,
sino también como sujetos que deben ser respetados.
El
fundamento tácito del concepto legal-filosófico de derecho es la subjetividad
de aquellos que disfrutan de su protección, es decir, su agencia o capacidad de
moldear el mundo activamente. Hannah Arendt, una aclamada teórica política del
siglo XX, nos incita a examinar con cuidado lo que ella llama “el derecho a
tener derechos” como la condición previa para la elaboración de los derechos
humanos. Para Arendt, este metaderecho fundamental supone la ciudadanía o la
pertenencia a una comunidad política, condiciones que les son negadas a las
personas sin Estado. A un nivel todavía más profundo, sin embargo, el derecho a
tener derechos plantea una línea de base muy clara que vuelve significativas
las discusiones subsecuentes respecto al tema: requiere que los portadores de
los derechos sean ciudadanos y, por tanto, sujetos humanos.
La
ventaja que tiene la formulación de Arendt es que desliga la noción de derecho
de la idea de responsabilidad. A una recién nacida se le adjudican de inmediato
tanto derechos humanos como derechos de los niños sin que nadie espere que ella
pague por este privilegio mientras, sin saberlo, disfruta de él. Uno podría
argumentar que el tiempo de cobrar está simplemente diferido hasta que la niña
crezca; cuando, como el adulto en potencia que es, pueda asumir las
responsabilidades que le competen y reconocer los derechos de otros. No obstante,
el fundamento incondicional de los derechos básicos supera la lógica de su
intercambio por responsabilidades, sean estas presentes o futuras. El derecho a
tener derechos se gana en virtud de ser, no en virtud de actuar de una forma
particular. En otras palabras, ¡es ontológico, no pragmático!
Un
grupo de activistas de derechos de los animales lleva a cabo una loable campaña
que busca asegurar el reconocimiento de estos seres vivos no humanos como
sujetos legales. No contaré acá toda su historia, pero vale la pena señalar que
lo que está en juego en esa lucha es la negociación de nuevos fundamentos más
incluyentes para el derecho a tener derechos: la sensibilidad y la capacidad de
sentir dolor. Los derechos de los animales no implican, por supuesto, ninguna
responsabilidad; cuando reconozco el derecho a la vida de un lobo de montaña no
exijo que el lobo actúe con responsabilidad y consideración frente a los
venados ni, claro está, frente a los seres humanos que se encuentre en el
camino. En cambio, reconozco el carácter único de su subjetividad, que no es
“más pobre” o “más deficiente” que la de los seres humanos tan solo porque es
poco probable que los lobos tengan pensamientos abstractos. Es más, si tomando
en serio la postura de filósofos como Baruch Spinoza o Friedrich Nietzsche
frente a la inmanencia de la vida postulamos un continuo ininterrumpido entre
sensibilidad y emoción, por un lado, y cognición por el otro, los derechos de
los animales no implican una ruptura radical sino tan solo un ajuste
relativamente menor en la asignación filosófica de los derechos. Al plantear la
pregunta: “¿deberían las plantas tener derechos?”, mi objetivo es mostrar que
una respuesta afirmativa necesita un tipo de afinación análogo al que ha traído
consigo la idea de los derechos de los animales.
Hoy,
cuando los botánicos, los biólogos celulares y los ecologistas vegetales están
presentando sus hallazgos sobre la complejidad del comportamiento de las
plantas, es hora de volver a negociar la línea de base de los derechos. Tal
como dijo Anthony Trewavas del Instituto de Biología Celular y Molecular de la
Universidad de Edimburgo, en su artículo pionero sobre la inteligencia de las
plantas, “si hay alrededor de quince factores medioambientales que actúan en
diferentes niveles y afectan la forma como los demás son percibidos, el número
de posibles combinaciones de ambientes a las que se puede ver enfrentado y ante
las cuales debe responder cada individuo es enorme”. Las plantas claramente no
crecen al azar; por el contrario, muestran una enorme plasticidad durante su
desarrollo que es congruente con su inclusión en la categoría de subjetividad.
Las plantas actúan sobre su entorno, al controlar la fauna microbiana en sus
raíces; al atraer a los predadores de los insectos herbívoros que se las comen,
por medio de señales bioquímicas transmitidas de forma aérea, o al regular el
volumen de las raíces en respuesta a la identidad de sus vecinas, que pueden
ser o no reconocidas como de su misma especie. Además, calculan y siguen con
sus raíces el recorrido óptimo hacia recursos subterráneos distribuidos de
manera desigual; ubican sus colonias clonales o ramets en los lugares más
propicios para su crecimiento y desarrollo; detectan la diferencia entre el
daño mecánico infligido a sus hojas y el daño de un ataque herbívoro,
comunicando esta información a las partes no afectadas de la misma planta;
comparten información sobre condiciones adversas como sequías, enviándola
mediante señales bioquímicas emitidas por las raíces, las cuales inician una
respuesta morfológica y fisiológica que involucra más o menos cuarenta genes.
Así, pues, solo se podrá lograr un entendimiento profundo y sustancial de los
derechos de las plantas si el cambio en el derecho a tener derechos se sustenta
en el carácter único de su subjetividad.
Mientras
en Occidente apenas comienzan los debates científicos y filosóficos sobre el
estatus de las plantas, las religiones orientales han estado a la cabeza de su
protección por milenios. Varias formas de hinduismo aplican la idea de ahimsa
(no violencia) a todos los seres vivos, tanto plantas como animales. En su
forma ascética, el jainismo prohíbe el consumo de vegetales de raíz, porque las
raíces son consideradas la casa del alma de las plantas. Resulta interesante que
Charles Darwin y su hijo Francis también hayan planteado la “hipótesis
raíz-cerebro” que ha sido recuperada por los botánicos recientemente. Con su
usual mirada visionaria, Darwin postuló que las puntas sensibles de las raíces,
los llamados ápices de la raíz, actúan como órganos parecidos al cerebro que
permiten a la planta navegar por la masa subterránea de recursos, rocas, raíces
de otras plantas, etc. Al igual que los jainas, veía a las plantas como
animales invertidos, con sus “bocas” y “cerebros” embebidos en la tierra, y sus
“partes sexuales”, o flores, exhibidas en el aire. La continuidad entre
animales y plantas se vuelve evidente en esta descripción hasta cierto punto
simplificada y fácilmente caricaturizable. Los cerebros con raíces de las plantas
son, de forma similar a los cerebros de los animales, centros de control y
comunicación que les permiten darse cuenta, a su modo, de su entorno. Ese es el
punto de encuentro entre la ciencia contemporánea, las creencias religiosas
transculturales y la ética de la vida de las plantas. Los discursos
occidentales emergentes sobre los derechos de las plantas proveen una
oportunidad invaluable para iniciativas de pensamiento e implementación de
políticas que trasciendan contextos culturales dispares y se opongan a la
violencia gratuita contra ellas. En últimas, es posible apoyarse en los
principios de la subjetividad de las plantas, análogos a la enunciación
religiosa de las raíces-almas.
El
reporte del Comité Federal de Ética en Biotecnología No Humana (ECNH, en
inglés) de Suiza, La dignidad de los seres con respecto a las plantas.
Consideración moral de las plantas para su propio bien, fue un paso crucial
hacia la formulación de los derechos de las plantas. Puesto que está escrito en
términos éticos, el reporte no se refiere a los derechos de las plantas; sin
embargo, abre el camino para la consideración política de su “dignidad”. Sobra
decir que el comité suizo tampoco deliberó sobre el derecho a tener derechos,
ni sobre las estructuras de subjetividad presentes en una forma más amplia de
pensar la vida vegetal. De todas formas, La dignidad de los seres con respecto
a las plantas constituye sin duda un hito, así sea solo por haber llevado el
debate al nivel de un comité federal en un país europeo. Entre otras cosas, los
miembros del comité recomendaron unánimemente considerar no permisible, desde
el punto de vista moral, el daño infligido a las plantas de forma arbitraria;
por decisión mayoritaria decidieron que debe existir una justificación moral
para someter a las plantas a instrumentalización total; y, nuevamente por
decisión mayoritaria y por razones morales, las plantas fueron excluidas de la
categoría de propiedad absoluta. En otras palabras, el reporte desaconsejó
tratar a las plantas como objetos y preparó el camino para conferirles el
estatus de agentes morales con el derecho a tener derechos.
¿Cuáles
son entonces las razones de fondo para otorgarles derechos a las plantas? En
términos filosóficos clásicos, podríamos decir que, como sujetos que tienen un
esquema abierto de crecimiento y desarrollo (de hecho un esquema más abierto
que el de los seres humanos y los animales), las plantas poseen un valor
intrínseco, buscan su propio bien y, por tanto, ameritan respeto. No existen
únicamente para el consumo animal y humano; todo lo contrario, ya habían
florecido mucho antes de que nosotros hiciéramos nuestra entrada en la escena
evolutiva. Esta es la razón fundamental para contemplar sus derechos como una
posibilidad. Una justificación más pragmática radica en la necesidad de
proteger a algunos de los organismos vivientes más vulnerables del planeta. El
éxito evolutivo de las plantas y su tenacidad podrían ser neutralizados por la
destrucción de la flora a una escala que no tiene paralelo con la de ninguna otra
especie. El discurso de los derechos sería entonces una entre muchas
herramientas legales para poner límites a la enorme huella que estamos dejando
sobre las poblaciones vegetales y animales alrededor del mundo.
Formular
una posible Declaración Universal de los Derechos de las Plantas va a requerir
mucho trabajo interdisciplinario, que involucrará a biólogos vegetales,
filósofos, especialistas en bioética y expertos en derecho, entre otros. Lo
único que puedo hacer ahora es sugerir los principios que probablemente estarán
en la base de estas discusiones. El derecho a florecer sería congruente con el
respeto por el potencial de crecimiento y reproducción de los vegetales. En
términos concretos, implicaría prohibir la manipulación genética cuyo resultado
sean semillas estériles que les quitan a las plantas su potencial al mismo
tiempo que afectan a los agricultores, quienes se ven obligados a volver a
comprar las semillas, para cada ciclo agrícola, a corporaciones
multinacionales. Por otra parte, el derecho a no sufrir violencia arbitraria ni
instrumentalización total reconocería el valor intrínseco de las plantas y,
como resultado, establecería límites a su uso con fines externos. Significaría,
por ejemplo, imponer restricciones severas a las prácticas de explotación
forestal, y haría del acto de destruir gratuitamente la vegetación una
violación a los derechos de las plantas. Estos dos principios explicarían cómo
funcionan la libertad positiva y la libertad negativa aplicadas a la vida
vegetal.
Los
abusos de los derechos humanos, demasiado prevalentes en todo el mundo, no
deberían emplearse como argumento para no extender los derechos a los seres
vivos no-humanos. Es trágico que innumerables personas sufran tortura,
esclavitud o arrestos arbitrarios cada día, pero ni su sufrimiento ni los
intentos por mejorar esta situación justifican tratar a otros tipos de vida con
violencia indiscriminada. Martin Luther King escribió en la cárcel de
Birmingham una carta con la famosa frase: “La injusticia en cualquier parte es
una amenaza para la justicia en todas partes”. Explícitamente o no, el sentido
maximalista del principio del doctor King compete a cualquier lucha en favor de
los derechos legales, incluida aquella en nombre de las plantas.
Siempre y cuando el hombre esté dispuesto a cambiar para la preservación del planeta todo puede cambiar no entiendo por que una norma tendría que ser lo que lo reglamente cuando esto debería saberlo el hombre naturalmente son las plantas las que nos permiten de una u otra manera tener un aire mas sano, mas profundo así que la invitación es a que se tome conciencia ellas son seres vivos también por tanto hay que preservarlas, cuidarlas, protegerlas y si también crear politicas mas estrictas para su conservación!
ResponderEliminarLos derechos de las personas son vulnerados con frecuencia presisamente por la falta de tolerancia y comprensión que existe entre nosotros los seres humanos esa aparente sociedad que lucha por sobrevivir ha dañado la naturaleza de miles maneras no veo la necesidad de reglamentar derechos hacia las plantas, si los mismos derechos personales se vulneran. El hombre debe crear conciencia aprender a vivir en sociedad a tolerarse y sobre todo respetarse es hay donde debe entender que nuestra supervivencia depende de la naturaleza y que si seguimos dañándola podemos vernos afectados enormemente
ResponderEliminarDebemos tener en cuenta que nosotros como seres humanos somos conscientes que nuestros actos deben ser regulados y controlados de tal manera que se reduzca el daño que se le puede hacer a los demás sin embargo nos preocupamos hace poco por proteger a los animales pero dónde dejamos a la vegetación que es la base para mantenernos vivos, debemos controlar el uso de este recurso tan importante reponerlo es un servicio que nos dan y aún así le correspondemos mal es tan parecido a la situación con nuestras madres ella nos dan la vida y nos ayudan a construirla, y al final ¿eres capaz de dejarla en el olvido sola?, si las plantas no adquieren sus derechos el mundo se deteriora y nosotros nos vamos con el.
ResponderEliminarLa existencia del Derecho de las plantas sería lo ideal, puesto que estas al igual que nosotros son seres vivos, los cuales aportan grandemente a la existencia de nuestro planeta; sin embargo es algo muy alejado de la realidad, debido a que ni siquiera los derechos humanos son respetados en su totalidad, entonces ¿como esperamos que sean respetados los de las plantas?.
ResponderEliminarPara poder lograr un proyecto de tal magnitud sería necesario como primer paso crear conciencia en los seres humanos, cosa que es casi imposible, ya que el hombre es un ser destructor, el cual acaba con todo lo que encuentra a su paso.
El derecho se ha enfardo de regular cada rana de la sociedad y cada elemento que la compone. como todos sabemos los derechos del ser humano deben ser protegidos y garantizados por el estado sea este o no eficiente. de igual manera esta regulado los temas a tratar acerca del medio ambiente tanto a si que están penalizada algunas conductas que se realicen contra este. pienso que el medio ambiente es parte del diario vivir del hombre ya que sin las plantas nos quedaría muy divicil cumplir y satisfacer muchas de nuestras necesidades, no seria necesario una reglamentación en este tema si el hombre fuera consiente del servicio que estas nos prestan.
ResponderEliminarLo que puedo observar a fondo en el presente texto, es que el ser humano no es que quiera o deba reconocer derechos que tienen seres vivos no humanos, sino que esta realmente preocupado por el uso que a lo largo de la historia ha hecho y que en un futuro no muy lejano a quien realmente afectara sera al hombre. Charles Darwin ha expuesto teorías y una de las mas fascinantes ha sido la supervivencia del mas apto y viendo la evolución de nuestra ecología, las plantas han implementado mecanismos de defensa ante el mayor depredador que enfrenta dia a día que es el ser humano, entonces pienso un concepto muy propio que lo que realmente preocupa a la humanidad es que si existe una competencia de predominio de una especie, no estaremos tan seguros de ganar esa batalla, por ende el hombre como ser pensante implementa otro discurso que en el trasfondo no es mas para su propio bienestar y es que "si no puedes vencer a tu enemigo ÚNETE A EL"
ResponderEliminarbuen planteamiento. porque no deberían tener derechos las plantas si gracias a ellas depende nuestra subsistencia, recibimos oxigeno, agua, e infinidades de cosas que por el solo hecho se ganan ese derecho, derecho que se ve vulnerado en una sociedad tan contaminada que no regulan parámetros o limites a la hora de ultrajarlas. en realidad si debería existir ese derecho ya que des afortunadamente en nuestro medio se necesita que se limiten las cosas para poder restringirnos
ResponderEliminarLas plantas existían antes de que el ser humano empezará a habitar el mundo, nosotros lo seres humanos empezamos a utilizar a las plantas para alimentarnos,curarnos, las usamos de una forma indiferente sin darles el respeto que se merecen porque gracias a ellas es que nosotros sobrevivimos en este planeta en el que existe la ley del más fuerte. Solo empezamos a tomar conciencia del impacto ambiental que causamos en los otros seres vivios cuando comenzaron las mutaciones en plantas y algunas especies desaparecioron por su consumo excesivo. Se supone que la raza humana es la más fuerte, esta debe proteger a las demás y no acabarlas a todos los seres vivos. En la actualidad se estan dando unos derechos de tercera generacion que incluyen los derechos que protegen a la flora y fauna, eso es un gran comienzo para el hombre, reconocer que los demás seres vivos tienen derecho a tener derechos; aunque todavía falta mucho para hablar de unos derechos a las plantas como tal pero por algo se tiene que empezar antes de que se destruya el medio ambiente.
ResponderEliminarNo sé si las plantas tengan dignidad o sentimientos,sobre eso cabe un margen muy amplio de discusión, porque suena muy fanático pensar en ¿los derechos vegetales de las plantas?, ¿qué pasa cuando ahondamos en estos temas? ¿De qué va a vivir la humanidad si nos ponemos a considerar de manera profunda la dignidad de cada especie animal o vegetal de manera tan radical? Lo que sí sé es que por mero instinto de conservación y supervivencia la humanidad debe proteger a las plantas y al medio ambiente.
ResponderEliminarLa reticencia del ser humano a la protección de las plantas resulta algo irónico, ¿quién no quiere proteger algo que le hace bien?; sin duda alguna la respuesta es el ser humano, la especie más compleja y extraña que ha parido el planeta Tierra, por una parte nos pagamos de ser una especie civilizada, con un pensamiento superior al de cualquier otra especie animal que pueda poblar la tierra, no obstante nos diferenciamos de ellos por otra razón, somos los únicos animales que vamos en contra del orden natural, que rompemos de forma violenta la cadena alimenticia,
que destruimos nuestro habitad y que por nuestra gran codicia de “desarrollarnos”
miramos de manera indiferente la explotación de las plantas y de los recursos
naturales, cosa que a la larga es muy estúpido, porque al extinguirse las
plantas que hoy mutilamos sin piedad estamos acabando con el oxígeno, degenerando la cadena alimenticia, puesto que los animales que viven de esas plantas también se extinguirán, con ellos los animales que viven de esos animales que viven de las plantas y en últimas nuestro eslabón también se vendría abajo, ya
que esto es una cadena efecto domino, la pregunta no es si las plantas deben
tener derechos o no, la pregunta es ¿qué tan estúpido puede llegar a ser el ser
humano para suicidarse con la mutilación de las plantas y el medio ambiente?
Que decir ante un abuso del medio ambiente, ese que nos da oxígeno y color a nuestras vidas? Quiero centrarme en la frase del inminente Luther King: "La injusticia en cualquier parte es una amenaza para la justicia en todas partes”. No tener la capacidad para defenderme y defender lo correcto no significa que puedan abusar de mi integridad física y de mis cualidades o el significado que tengo yo en el planeta. Y es que las plantas, como los animales y como los seres humanos jugamos un papel importante y es ese mismo papel e importancia es el que hace valedero a uno de tener algo que lo proteja, como son los derechos. Derechos que para los seres humanos existen cuando nuestra integridad física y a las cosas que queremos acceder era abusada, vulnerada. Igual pienso que a pesar de que nosotros como humanos no decidimos voluntariamente los derechos pero si fue pensado por otra para nuestra defensa, las plantas, no importando si pueden o no defender, como claramente sabemos que no, tengan una protección para que nosotros que somos quienes las vulneramos, las respetemos según esos derechos que fueron creados para ellas.
ResponderEliminarEl simple hecho de que animales y plantas sean seres vivos cabe la discusión sobre sus derechos, y mas aun al ahondar en el simple ciclo biologico de la vida, y que apartir de las plantas muchos insectos y animales pequeños se alimentan y refugian, y a su vez otros animales mas grandes se alimentan y depredan a estos, asi hasta llegar a nosotros los seres humanos los mas grandes depredadores de la tierra. A partir de eso formulo un interrogante. Que pasaría si acabáramos de forma indiscriminada con todas las plantas? Simplemente la vida como la conocemos casi que con plena certeza me atreveria a afirmar que dejaría de existir. Asi que queda de presente la importancia de debatir y rebatir sobre los derechos de las plantas desde una orbita no solo local y nacional si nio también global.
ResponderEliminarlas plantas son de esencial ayuda para la supervivencia de la humanidad ya que producen oxigeno, son una fuente para disminuir la contaminación atmosférica, al absorber las emisiones de CO2 que arrojan las industrias, son base para muchos medicamentos que a gran escala ayudan en la economía; merecen derechos es algo innegable merecen que adoptemos un sistema de economía sostenible para el bienestar propio y el de nuestros descendientes pero antes de que todo esto pase se necesita que las personas se concienticen de que el daño que les causamos también nos afectara a nosotros; y que debemos cuidarlas ya que pueden imponer medios coercitivos para su cuidado pero eso no aseguraría 100% su protección ya que esta prohibido matar a otro y aun así pasa.
ResponderEliminarLas plantas son algo necesario para nuestra evolución puesto que gracias a ellas tenemos aire puro. Esta en cada persona el hecho de protegerlas o no. Las plantas no son respetadas hoy que no tienen derechos y dudaría mucho q fueran rrspetadas y protegidas por la mayoría si algún día los tuvieran porque el ser humano va por la vida sin mirar a su alrededor y sin medir las consecuencias de sus actos ya que vive pensando solo en el poco le importa lo que pueda ocasionar a largo plazo.
ResponderEliminarPor su ambito que expansionista el hombre poco le importan las plantas
Las plantas son nuestro medio de vida, gracias a ellas estamos vivos, considero que son de plena importancia, y que a pesar de que no se regule un derecho como tal para ellas, hay formas de protegerlas gracias a corporaciones como lo es la CVS que busca regular el abuso que tenemos las personas sobre todo el medio ambiente.
ResponderEliminarOpinio que las platas son seres vivos y merecen derechos ya que cada una de ellas desempeñan una función en la vida del ser humano algunas sirven para medicinas , otras sirven para la industria y otras para la alimentación además que nos protegen y nos dan el oxígeno es precisamente por estas razones que necesita un debido trato de todos
ResponderEliminarEl ser humano debe tomar conciencia del detrimento que le causa a las plantas, las cuales, son imprescindibles para la vida en la tierra; producen oxigeno, que es necesario para la respiración de todos los seres vivos, sujetan el suelo con sus raíces y dan cobijo a multitud de animales. Ademas, producen multitud de frutos que nutren a los seres humanos. Por esto y demás razones, se le debe brindar un buen cuidado, protegerlas y tal cuidado, protección se lograría a través de un conjunto de normas establecidas.
ResponderEliminarCreo que las plantas como seres vivos que son, merecen tener derechos y ser protegidas, ya que de ellas depende muchos procesos naturales y biológicos útiles para nuestra vida.
ResponderEliminarTengo que confesar que no se me había pasado por la cabeza esa idea de que las plantas tuvieran derechos propios, y creo que a más de uno de le pasa lo mismo; pero me parece que es una idea racional. Claro está, que el cuidado del medio ambiente y de las demás formas de vida debería ser parte de nuetras costumbres y deberiamos hacerlo más por moral que por obligación.
ResponderEliminarParadojicamente, y como casi siempre ocurre, a los seres humanos, hasta para lo que nos combiene, se nos tiene castigar para hacerlo, asi como pasa con el casco en las motos, con los cinturones de seguridad, con los cjalecos y demás. Es innegable los múltiples beneficios que nos brindan las plantas: sólo esa premisa nos debería bastar para cuidarlas y nodestruirlas como lo hacemos.
Las discusiones de tipo legal y filosófica no deberían detenernos para cumpplirle a las demás formas de vida. esas discusiones deberían ser más de forma que de fondo; porque mientras eso sucede, el planeta empieza a sufrir consecuencias como el cambio climático y el efecto invernadero.
Creo que si debe existir una delegacion que se encargue de proteger los derechos de las plantas debido a que estas sirven al bien comun es decir los seres humanos dependen en un 109% del oxigeno que producen las plantas por tal razon debe primar el bien comun sobre bienes subjetivos que perjudiquen a estos seres
ResponderEliminarEn principio los únicos seres que están sujetos a derechos son los humanos por la misma personalidad jurídica que obtienen al nacer y en el vientre materno por tal razón las plantas aunque son seres vivos no deberían tener derechos porque no tienen personalidad, una razón un poco más subjetiva es que las plantas son materia prima y en el mundo del capitalismo podemos usar de árboles para nuestro benefició es difícil comprender pero las personas deben preocuparse primero por uno mismo que por seres futuras
ResponderEliminarSI bien es cierto que las plantas son vitales para nuestra vida ya que nos proveen oxigeno para sobre vivir sobre la faz de la tierra, aunque nosotros al igual que las plantas tenemos derechos propios se nos vulneran y tenemos que proceder a los mecanismos como la acción de tutela para reparar dichos derechos ahora imagínense las plantas...!! como seres humanos debemos tomar conciencia que las plantas son nuestros pulmones, sino cuidamos de ellas se pueden originar catástrofes que quizás nunca hemos imaginado así que a cuidar la naturaleza no solo de la deforestación sino también de la contaminación de ellas.
ResponderEliminarAl igual que los seres Humanos, simbolizan una fuente vital en toda la faz de la tierra,sienten también,me pareció interesante el texto,y ojala existiera un compendio para que aquellas personas que no se toca el corazón para hacerles daño tuvieran acceso a este y crearan conciencia ....y como siempre aprendiendo una vez mas algo nuevo....
ResponderEliminarEl artículo me parece interesante, describe cosas que
ResponderEliminarhasta el momento ignoraba. Las plantas son seres vivientes, ese simple hecho
las hace relevantes y merecedoras de protección y especial cuidado. Los seres
humanos no somos los únicos dignos de derechos; es necesario regular el trato que
hacia la naturaleza se tiene porque garantizar la subsistencia de las plantas
es indudablemente garantizar la propia existencia humana. Es ilógico y necio el
pensar que podemos causarle prejuicios sin destruirnos a nosotros mismos.
la palabra derecho abarca muchos ámbitos como los animales y seres humanos ,por el hecho de que ese termino es muy general por lo que busca la protección de derechos fundamentales y evita peligros latentes , incluyendo a las plantas me parece que se pueden tomar medidas de precaución para evitar el mal uso o la extinción de estas .
ResponderEliminarLas plantas son seres vivos merecen total y completo respeto de nuestra parte, ellas nos dan muchas cosas buenas claro que tienen derechos! Solo que muchos de nosotros no les damos el valor que se merecen, obviamente esto es una invitación a darles mucho valor.
ResponderEliminarLas plantas merecen respeto y lo tienen de acuerdo al cuidado que le demos nosotros al medio ambiente. Gracias a las plantas recibimos una cantidad de beneficios y deberíamos la sociedad devolverles lo mismo respetando el medio ambiente.
ResponderEliminarEste articulo parece interesante describe cosas importancia que tiene las planta en nuestro medio necesario regular el trato que hacemos asi ellas garatizar la subsistencia de la plantas y que son seres vivos da importancia al medio al ambiente y los seres humanos y merecen tener un derecho que las protege y las guarde en nuestra sociedad ..
ResponderEliminarSi, si necesitan derechos, son el pulmón del planeta y debería ser un delito siquiera arrancar una planta. Aún no se dan cuenta de lo necesarias que son y aun así prefieren ir, arrancar una planta y disecarla para tenerla en su casa.
ResponderEliminarLas plantas asi como los humanos tambien tienen derechos, inalienables.. por el solo hecho de tener vida, de tener cierto desarrollo natural. Muchas personas no respetan esos derechos de las plantas porque no le contribuyan economicamente o crean que le no sirvan para su diario vivir como seres humanos.. pero la realidad es que al nosotros no cuidar las plantas, nuestro medio ambiente se ve afectado y es una problemática que estamos viviendo y pocas personas toman consciencia de ello. Todos debemos ser realistas y darles la importancia que ellas merecen.
ResponderEliminarCreo que seria muy dificil garantizar los derechos de las plantas, no lo hemos logrado con los animales y aun no somos capaces de respetar los derechos de otros seres humanos. No se trata de reconocer derechos a las platas sino de ser concientes de que debemos cuidarlas, estamos labrando nuestro destino y tendremos lo que merecemos de acuerdo a nuestro comportamiento.
ResponderEliminarSi lo miramos mas desde una posición antropocentrica, se hace necesario el garantizar el sostenimiento de la vida de las plantas, para poder garantizar nuestra propia vida humana, pero si realmente tomamos el derecho como un conjunto de normas que garantizan la armonía social no podemos solo quedarnos en regular las relaciones humanas ya que estas no son las únicas que nos afectan como sociedad, cada animal, planta o ecosistema puede cambiar radicalmente el curso de la vida humana, así como cada humano es capaz de intervenir positivamente o negativamente en la vida de cada ser vivo en la tierra, por lo cual deberíamos preocuparnos mas por el ser, mas no por el humano en si.
ResponderEliminar¿Por qué no luchar por la protección de seres que nos hacen tanto bien? Las plantas son seres vivos que nos proporcionan grandes beneficios, gracias a ellas tenemos oxígeno para respirar así como también podemos encontrar en estas la cura para una enfermedad. Por supuesto merecen derechos y protecciones, por el simple hecho de que son vitales para el ser humano y para los animales. No cuidar de las plantas es no cuidar de nuestro futuro, pues sea cual fuere el prejuicio que le causemos a estas traerá consigo un prejuicio sobre nosotros mismos. Considero que toda actividad que el hombre haga e involucre a la colectividad debe estar regulada, y obviamente los daños y prejuicios a la vida vegetal inciden en toda la población, por consiguiente estoy de acuerdo con que a estos seres vivos se le otorguen derechos.
ResponderEliminarEn mi opinion las plantas deberian tener derecho ya que son seres vivos y sinceramente son practicamente indispensables para nosotros ya que producen oxigeno , nos dan frutos incluso hay plantas medicinales todas las cosas tienen sus pro y sus contras si pero todo tiene una razon en este caso si hay plantas que son venenosas y algunas que afectan nuestra salud hay que entender que ese es su metodo de aislar peligros tal cual como los humanos lo hacemos ... por ende pienso que se deberian proteger a las plantas.
ResponderEliminarLas plantas más que derechos necesitan la conciencia de la humanidad de su importancia. Diariamente recibimos beneficios de ellas pero ilógicamente en lugar de cuidarlas, las afectamos.
ResponderEliminarNo se si es una opinión errada pero no le veo lógica el derecho de las plantas... como vi en un comentario de una compañera no se ha logrado del todo con los animales ahora mucho menos con las plantas. Simplemente es algo que cada persona debe cuidar y respetar porque es un ser vivo que Dios nos regalo para nuestro propio beneficio
ResponderEliminarMas que se ha un derecho o no, pienso que como todo el problema está en
ResponderEliminarla educación, ya que si educamos al niño de hoy bajo parámetros de no
destrucción y protección, no tendremos que sancionar a el hombre del mañana.
Cabe recalcar que actual y muy recientemente ha surgido una rama en derecho con
fundamentos legales y jurisprudenciales denominado derecho ambiental y este
busca la protección, sostenimiento y respecto hacia todo lo relacionado con el
ambiente (animales y plantas).
Es muy dificil garantizar los derechos de las plantas en una sociedad tan vanguardista como la nuestra que se admira mas y valora mas los avances tecnologicos que la misma naturaleza nuestra, la solucion del problema comienza en que cada uno de nosotros sea consciente de lo vital e importante que son para nosotros las plantas
ResponderEliminarEl hombre cada día es más inconsciente de lo que está haciendo con él medio ambiente, en especifico con las plantas. Debemos estar agradecidos con estas ya que nos brindan un recurso valioso para nuestra subsistencia y ellas sólo piden un buen cuidado a cambio pero solo algunos tienen en cuenta esto. Y la verdad no creo que seria necesario que tuvieran derechos, aunque sean seres vivos como todos nosotros, ya que son seres irracionales e incapaces de ejercer y aprovechar estos, pero si tenemos que valorarlas como la buena y hermosa creación que son.
ResponderEliminarDeberíamos nosotros los humanos tomar conciencia de la importancia que tienen las plantas en nuestra vida, antes de que esto nos afecte aun mas.
ResponderEliminares un poco absurdo, solo se debe implementar mejores medidas para su protección y cuidado. las plantas las utilizamos para sobrevivir, son un medio no es necesario que tengan derechos, cada planta tendría su representante y defenderlas por cualquier cosa, aun no alcanzamos a resolver los problemas de la sociedad.
ResponderEliminarEmpezando que no me parece tan importante crear una norma o llegar hasta todo esto para tener en cuenta que todo empieza por nosotros mismo, saber que las plantas son una de las cosas mas importante que la naturaleza nos brinda y que gracias a ella tenemos la mayoría del oxigeno, entonces tenemos que enfocarnos mas en como cuidar nos nuestro ambiente y tener un poco mas de conciencia.
ResponderEliminarsolo se necesita conciencia.. algo que nos brinda salud deberíamos cuidarlo..todas las personas pensamos que todo lo que nos rodea es eterno y no es así, las cosas hay que cuidarlas y el medio ambiente junto a la naturaleza es el mayor proveedor de vida y bienestar que tenemos. entonces es necesario llegar a darles derechos???... mi opinión es que no. mejor vamos a centrarnos en cuidar lo que nos hace bien.. el medio ambiente!
ResponderEliminarNo me parece absurdo reglamentar asi sea con unas cuantas sanciones el daño que se le haga a las plantas. Darle derechos es mucho pedir en la actualidad. Igualente con los animales, hoy en dia vemos gente que arrastra a perros atados a una soga por las calles y otros tipos de maltratos absurdos.
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