Juan
Ricardo Ortega caminaba por los pasillos de un castillo de Francia, junto a su
familia y unos amigos, cuando empezó a hablar con acento español. Les explicaba
en detalle la historia del lugar, citaba fechas, personajes, pormenores
precisos. Varios de los turistas que pasaban a su lado se quedaron junto a él,
convencidos de que quien hablaba era un guía experimentado. Entre risas
disimuladas de su familia, Ortega siguió su disertación rodeado de un grupo
cada vez más grande. Esta anécdota describe por lo menos tres de las
características del actual director de la Dian: su memoria prodigiosa, su gusto
por la historia y su humor fino.
Ortega
tiene 47 años y este es un resumen de su hoja de vida: bachiller del Liceo de
Cervantes, economista de la Universidad de los Andes, máster en Finanzas,
Economía y Matemáticas de la Universidad de Yale y candidato a doctor en
Desarrollo Económico de la misma universidad; consejero económico en la
presidencia de Andrés Pastrana, viceministro de Hacienda en el periodo de
Álvaro Uribe, asesor del Banco Interamericano de Desarrollo, director de
Estudios Económicos en Planeación Nacional; secretario de Hacienda de Bogotá
durante la alcaldía de Samuel Moreno, cargo que dejó cuando Juan Manuel Santos
lo buscó para la dirección de la Dian, donde está hace cuatro años.
Varios
analistas definen a Ortega como el mejor timonel que ha llegado a esa entidad.
Afirman que la despolitizó, que entabló una lucha efectiva contra la corrupción
y el contrabando, que logró implantar medidas –muchas de ellas controvertidas,
como suele ser su estilo– que aumentaron el recaudo tributario. Algunos se
arriesgan y opinan que es el mejor funcionario del gobierno Santos. No
obstante, Juan Ricardo Ortega ya anunció que se va.
Es
jueves, diez de la mañana, y el director llega a su despacho después de haber
cumplido dos compromisos previos. Traje de paño, sin corbata. Aparenta más
estatura que sus 1,94 metros. Saluda cordial, pero se queda mirando una puerta:
–En
el diseño de las próximas oficinas, tengan en cuenta la conexión visual entre
la gente. Es bueno que las personas se vean –les dice a los asistentes que lo
rodean. La Dian está en remodelación y él se apura a dejar los últimos
consejos.
Las
noticias recientes han dicho que Ortega renuncia porque las amenazas en su contra,
derivadas de los callos que ha pisado en las mafias del contrabando, han
aumentado al punto de tener su vida en alto riesgo. Permanece custodiado por
escoltas y ambas situaciones –el pesado esquema de seguridad, las amenazas–
genera tensión en su familia. De manera que él prefirió darles a su esposa, la
periodista económica Paola Ochoa, y a sus tres hijos un ritmo de vida
diferente. Sin embargo, Ortega tiene una forma diferente de ver su realidad:
“Si uno está amenazado o no, es un misterio. Siempre trato de aplicar el método
científico. Si no veo las cosas o no tengo la fuente, no creo. Mi papá decía
que no hay que creer en las palabras, sino mirar la evidencia empírica. Miro y
no veo nada”.
Nombra
a su papá con frecuencia. Es hijo de Francisco Ortega Acosta, el prestigioso
economista que durante tres décadas fue gerente del Banco de la República. La
ética férrea que le reconocen al actual director de la Dian, él la explica como
una de las claras herencias de su padre. “En otros temas, mi relación con él
fue más compleja. Se desesperaba con mi torpeza”, cuenta. Con torpeza quiere
decir, por ejemplo, que no jugaba fútbol con las virtudes que su papá (gran
aficionado a este deporte) quería ver en él. “Me mandaba un balón y yo, flaco,
débil, no era capaz de agarrarlo. Eso lo estresaba”. La infancia del director
de la Dian estuvo marcada por una sinovitis en la cadera generada por una
infección bacteriana. Pasó meses enteros en cama con unos tubos pegados a las
piernas y unas pesas colgando de ellos. Su mamá lo llevaba cargado al colegio
los días de exámenes y el tratamiento duró más de lo habitual por un error en
el primer diagnóstico médico. “No tenía musculatura. Imagínese pasar dos años
así amarrado. Duré mucho en volver a caminar y cuando empecé a hacerlo era muy
torpemente”. Se volvió la burla de los compañeros. Le pegaban, lo empujaban. El
típico matoneo que hoy él recuerda como cosas de niños, sin darle ya mucha
importancia.
Lo
marcó más su dislexia. Empezó a notarse porque escribía mal, confundía las
letras, los números. Entendía lo que le decían de forma oral, pero al
escribirlo o decirlo venía el desorden. Ortega estuvo en tratamiento casi todos
los años de colegio. Día tras día, desde segundo de primaria hasta cuarto de
bachillerato, fue a terapia con una experta en este trastorno de
lectoescritura. Allá le hacían ejercicios que eran como juegos para él,
aprender versos, repetirlos. “Se superaba muy rápido”, recuerda su mamá,
Beatriz López, que lo llevaba a sus citas. Ella misma se encargaba de
entrenarlo en casa y de pedirles a los profesores que le permitieran presentar
sus exámenes de forma oral. (Incluso en Estados Unidos, durante su maestría,
también pedía que los exámenes no fueran escritos). “Se equivocaba hablando,
pero el contenido de sus respuestas eran perfectas –dice su mamá–. Nunca lo vi
estudiando, pero todo lo absorbía. Como si tuviera algo especial en el cerebro
para comprender las cosas”. Esa es otra de las características que le observan
quienes han trabajado a su lado: su inteligencia para captar el meollo de los
asuntos y, en cualquier situación, poseer una mirada original de las cosas.
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Algunos
lo describen como arrogante. Ortega ha sido profesor durante años y muchos de
sus alumnos no lo recuerdan con demasiado aprecio. Él lo tiene claro: “Mi
objetivo nunca ha sido ser popular. Y no creo que ser popular refleje hacer
bien una labor”. En realidad, no es de muchos amigos ni es de los que se excede
en elogios a otros si no los considera precisos. Tampoco es de muchas palabras.
Puede permanecer callada durante una larga reunión si no encuentra algo
importante qué decir y, si las conversaciones que lo rodean le parecen tontas,
puede salir con “una pesadez”, cuenta un amigo cercano. “Cuando digan algo
interesante, participo”, es una frase que se le oye con frecuencia. Se siente
mejor hablando con gente del común. “Las personas que se consideran refinadas
hablan basura muchas veces, y yo soy intolerante a la basura. Entonces les
caigo mal porque los refuto de manera rápida”.
En
una ocasión se hizo una de esas pruebas que miden la inteligencia y el
resultado fue alto. Pero él no lo tuvo en cuenta. “Le cogí miedo a esas cosas
porque uno puede cometer muchos errores si piensa que es muy inteligente”. Por
eso prefiere partir de la base de que está equivocado. De ahí viene la manera
en que elige a su equipo de trabajo: personas que piensen diferente a él, de
fuerte autoestima y que sean capaces de decirle que no. “El día que uno cree
que sabe más de la cuenta, se equivoca de manera crasa. Las buenas ideas son
aterradoras. Las palabras seducen y no necesariamente reflejan la realidad. Me
preocupa más la realidad que las palabras. Esa es otra de las herencias de mi
padre”, dice el director de la Dian.
Fue
su papá quien lo condujo a estudiar la carrera de economía, por encima del
deseo de Juan Ricardo de elegir la física y las matemáticas. “Me dijo que
estudiar eso ni por el …”, cuenta. La verdad es que la estrella (y a veces el
fantasma) de su padre lo ha marcado de forma definitiva. “Su papá era muy
exigente con él, le pedía un rendimiento muy alto”, recuerda Beatriz. Ortega es
el único varón en un hogar de tres hijos. El listón por superar no solo venía
de sus padres, sino de él mismo. En Los Andes, matriculado en economía, decidió
tomar clases de matemáticas. Ahí se encontró con un profesor que moldeó su
carácter: Sergio Fajardo. “Me dijo: usted es un mediocre. No da lo que puede
dar”, cuenta Ortega. Fajardo recibió a Juan Ricardo en sus cursos de
matemáticas. Aunque llegó con entusiasmo, venía sin el conocimiento que ya
tenían sus otros alumnos. “Desconocía mucho el rigor del tema. Por eso lo
primero que pensé era que no iba a aguantar –recuerda Fajardo–. Pero él no se
amilanó. Mostró un tesón impresionante”.
Juan
Ricardo Ortega ha sido un hombre de metas cumplidas. Sin embargo, una todavía
está pendiente: su tesis de doctorado en Yale. Durante sus años de estudio,
Ortega sacó las notas más altas. Lo becaron. Los profesores le decían que su
tesis iba a ser de las mejores, que con seguridad sería algo extraordinario.
Pero, al final de los estudios, Ortega se deprimió. “Un día empaqué mis cosas y
me fui –dice–. Me avergoncé profundamente de no haber terminado la tesis.
Sentía que les había fallado. Algún día voy a poder hacer la tesis que les
debo. Es una deuda que tengo con ellos y conmigo”.
–¿Qué
pasó con la tesis, por qué no la hizo?
–Muchas
cosas pasaron. A uno lo educan en Colombia para repetir. Hay un filósofo
francés, probablemente el tipo más inteligente hoy en día, Philip Pettit, que
dice que las sociedades exitosas están donde a nadie se le domina, donde la
gente pueda decir no. Cuando a uno lo educan en Colombia como a mí me educaron,
lo preparan para repetir, para decir lo que el profesor dice. Aquí se sanciona
estar en desacuerdo, hay un énfasis enorme a la obediencia. Es un país donde no
se puede decir no, donde buscan personas sumisas. Entonces, cuando llegan y le
dicen “usted, piense”, uno no siente que sea capaz intelectualmente. Uno no
tiene la autoestima, y pensar es un acto de autoestima. Fue un shock duro en su
momento.
En
los próximos días Juan Ricardo Ortega viajará a Estados Unidos con su familia.
Será asesor del BID, desde donde se sentará a pensar, a escribir, a investigar
los temas económicos que lo trasnochan. Y a digerir en su mente lo que será muy
pronto la tesis de su doctorado.
María
Paulina Ortiz
Redacción
EL TIEMPO
Para mi modo de ver. Este tipo es un teso, duro. Es de admirar ya que se enfrentó a una de las realidades más crueles y dolorosas de Colombia como lo es el narcotrafico. Intentando dar a conocer, y a la vez aprendiendo de ello, manejó un carácter positivo e inteligente de su parte. Luchó desde temprana edad a captar el motivo del porqué de las situaciones que se presenta y a saber como solucionar. Qué buen ejemplo de vida. Muy interesante el texto!!
ResponderEliminarSimplemente un ejemplo de vida, merece toda mi admiración el señor Juan Ricardo Ortega porque a pesar de todas las dificultades que presento desde su infancia, esto no fue obstáculo ni impedimento para lograr y ser lo que hoy en día es gracias a su autoestima, capacidad intelectual y tenacidad.
ResponderEliminarDesafortunadamente es cierto como resalta Ortega que aquí en Colombia se le ensañan a los estudiantes a ser sumisos a no contrariar al maestro porque se estaría faltando respeto, a pensar y a callar por temor a desagradar. Existe una rendición absoluta a la obediencia obligada y es ahí en donde fallamos en nuestro sistema educativo, debemos ser libres en pensamiento, ser decididos a decir no, que escuchen nuestra voz y nuestra concepción de las cosas.
En conclusion resalto la personalidad eficiente de Ortega como un mecanismo para tener una visión mas positiva de la vida. Interesante lectura.
Que texto tan seductor he podido leer, hasta ahora uno de mis favoritos, debido a que puedo ver unos matices muy interesantes que expone la personalidad Juan Ricardo Ortega desde muy pequeño, este señor ha superado dificultades que a su corta edad cualquier niño no podría afrontar con tanta valentía, observo que no renunció a su deber de estudio convirtiéndose en un gran dotado de la ciencia económica, pero como
ResponderEliminarno serlo si el pilar fundamental de su disciplina es su familia, mayormente su
padre exigente pero con resultados contundentes en lo que hoy es la persona de Juan Ricardo.
Quede sorprendida al leer que abandono su tesis de doctorado de Yale, pero expone un gran argumento a esto y es que en nuestro país nos tienen con la cultura de repetir, todo lo que pase en nuestra vida tenemos la creencia que habrá una segunda oportunidad, y a mi modo de ver así no es, porque las oportunidades que ésta nos presenta solo puede ser una vez y por miedo a errar o a equivocarnos las dejamos pasar, estoy de acuerdo con lo que el expone al decir que nuestra cultura no puede estar en desacuerdo con una idea y cuando se presentan escenarios donde nos colocan a “pensar”
entramos en un gran conflicto el cual nos genera una incapacidad intelectual y
entramos al gran error de dudar de nosotros mismos.
Gran texto, gran ejemplo de vida esta claro lo que es una mente brillante forjada con empeño y dedicación. Ortega es de esas personas que inspiran a mantenerse firme y luchar por lo que se cree es posible, seguir adelante a pesar de las dificultades, sobresalir y ser uno de los mejores y cumplir a cabalidad con el proyecto de vida que se ha propuesto y así poder ayudar a la sociedad, al país con sus mano dura con sus grandes ideas y su carácter el cual lo han llevado muy lejos. Ortega nos demuestra la realidad de nuestro país en donde aquel que piensa distinto es considerado una amenaza porque no puede ser controlado y por esto su tranquilidad se pone en juego por lo cual tiene que dar un paso al lado y dejar sus grandes ideas para después ya que la familia esta de por medio. Ortega nos invita con sus actos, con sus ideas a seguirlo a que pensemos distinto pero con ideas que enriquezcan la sociedad que enriquezcan nuestro país porque somos mas los buenos pero hay que perder el miedo.
ResponderEliminarSimplemente puedo decir que este Señor es un grande para admirar! wow,..Que texto tan llamativo y brillante la pura realidad forjada en palabras, asi de sencillo son esas letras las que te van forjando o que nos van forjando mas bien de que si se quiere se puede,..Fascinante lectura de esas que lees y lees y cada vez mas quedas mas sorprendido!
ResponderEliminarEste hombre digno de admirar, deja una enseñanza muy grande, en la vida uno mismo es quien pone sus propios limites, gran ejemplo de superación personal, y estoy totalmente de acuerdo, que aquí en Colombia se enseña, para estar sometido, para repetir como dice el texto, lo que el profesor dice, y este profesor esta repitiendo lo que su profesor en su tiempo le dijo y así, son muy pocos los que en realidad, van mas allá del conocimiento que se les da en clase, hay mucho conformismo también, el estudiante esta en función de repetir y hacer lo que le dicen nada mas y no en pensar, generar ideas y soluciones que hagan de este país mejore un poco.
ResponderEliminarJuan Ricardo Ortega ha sido un hombre con metas cumplidas; gracias a su esfuerzo de superarse cada ves así mismo sin importar todos los obstáculos que se le presentaron desde muy niño. Es increíble que detrás de un hombre con tanto exito a lo largo de su vida, encontremos a alguien con tan triste infancia .Este hombre se describe como un ejemplo más de vida para nosotros como jóvenes, para que no nos dejemos afligir por nada y saquemos nuestro lado más fuerte como lo hizo el.
ResponderEliminarSorprendente como una persona después de haber pasado por tanto, llega hasta donde este hombre llego, es admirable, todo los obstáculos que tuvo en su vida y a pesar de eso, no se rindió y aun hoy en día no lo hace, no deja metas sin cumplir, simplemente un ejemplo a seguir
ResponderEliminarJuan Ricardo Ortega es un personaje inteligente y éxito, fue capaz de reconocer ciertos errores en su vida, el cual es un error que cometemos todos y pues ni yo había caído en cuenta de tal cosa, como lo es la dependencia de repetir lo que dicen nuestros profesores, vivimos en una constante dominación por no tener el carácter o la determinación suficiente para afrontar a la sociedad.
ResponderEliminarEste artículo me parece muy interesante, porque Juan Ricardo Ortega es un ejemplo de vida, al convertise en lo que es hoy después de superar una enfermedad que lo tuvo 2 años en una cama y la dislexia que lo sigue en su vida. En cuanto a lo que él habla de que aquí nos enseñan a ser sumisos eso es verdad, desde que somos niños cuando le preguntamos algo a los profesor o a nuestros papás el porque de algo y no saben la respuesta nos dicen porque sí y nos tenemos que quedar
ResponderEliminarcon esa respuesta hasta que encontramos nuestra respuesta de forma empírica y nos van cortando esas ganas que preguntar.
Juan Ricardo Ortega nos deja una gran enseñeza de vida, nos muestra como el, un hombre con tantos obstáculos en su vida logro superar cada uno. nos enseña que solo el hombre es quien se pone limites y que esta en su manos cumplir sus metas. un hombre con tanto éxito y a la ves con un pasado duro, difícil pero a la ves de triunfo no queda mas que seguir su camino y su gran ejemplo.
ResponderEliminarImpresionante artículo, enfoca algunos problemas de los colombianos, desde la vida de un hombre que no sé quedo con las cartas que le tocó, no se rindió, ni se retiró de la partida antes de tiempo.
ResponderEliminarLa corrupción de este país es una de las principales causas de exilio de las mentes brillantes que nacen en Colombia, desde nuestros deportistas los cuales no son patrocinados en su talento porque los delincuentes de cuello blanco tienen sus garras puestas sobre el erario, hasta nuestro desaparecido Nobel quien tuvo que marcharse al advertir que el gobierno estaba fraguando un plan para acusarlo de cooperar con la guerrilla. Pero digo que es la principal causa y no la única porque hay muchas más, otra de ellas, se expone bien en este artículo, y es el molde donde envasan nuestras mentes en este país, donde todos tenemos una etiqueta, algún estigma, donde siempre hay
un perjuicio social, donde nos educan para tener el mismo criterio y sobre todo
donde es un escándalo pensar diferente al montón. La invitación, sin duda es a tener el autoestima suficiente para atreverse a pensar y desgarrar toda esa
cortina de paradigmas que nos cubren.
Juan Ricardo Ortega es un claro ejemplo de que no hay nada imposible en esta vida, a pesar de las adversidades nunca se dio por vencido,
ResponderEliminarUn exitoso funcionario, que le dio un giro de 360 grados a la DIAN, la mafia del contrabando y los invasores de impuestos sintieron su amenaza, y no ven otra alternativa que amenazarlo, los que se deben ir son otros, triste que en Colombia se sigan presentando estos casos, donde los funcionarios buenos tengan que marcharse para preservar su vida y el de sus familiares.
ResponderEliminarJuan Ricardo Ortega es un claro ejemplo de que no hay nada imposible en esta vida, a pesar de las adversidades nunca se dio por vencido, nos demuestra que con perseverancia, esfuerzo y dedicación se alcanzan grandes logros.
ResponderEliminarLamentablemente nuestra educación va encaminada a crear personas, conformistas, resignadas, sin criterio, por eso los colombianos somos fácilmente manipulados, no nos educan para hacer empresa. nos educan para ser empleados, asalariados, esa es la educación que recibimos, es lo que nos tocó, y puede que nos cuestionemos, pero nunca actuamos para cambiar esa realidad.
Nuestro país necesita más personas idealistas, que ayuden a cambiar esa mentalidad conformista de las demás personas, que no enseñen pensamientos sino que enseñen a pensar. más personas como Juan Ricardo Ortega.
El articulo nos muestra de forma contundente y clara, el esquema mental con el que esta forjado la mayoría de los colombianos, nos muestra como hemos sido enseñados para copiar y repetir y no para pensar y producir nuevos conceptos e ideas, una de las tantas razones por las cuales estamos donde estamos, una sociedad colmada de masas estúpidas. Y aun nos preguntamos por que estamos donde estamos con tantos conflictos y problemas sociales, que el día que comencemos a pensar y a ser mas pro-activos a generar nuevas ideas ese día empezaremos a salir de este hoyo tan profundo en el que estamos
ResponderEliminarLos seres humanos no dimenciamos el valor, el conocimiento y hasta donde nosotros podemos llegar a ser en el diario vivir. Es como un miedo que se mueve internamente dentro de cada uno, y eso a raiz de que? diria yo que es a la educacion impartida por nuestros padres y la mayor culpabilidad de los maestros. Ellos en cualquier nivel de educacion, a donde estemos, nos inculcan respeto a ellos y a sus conocimientos porque son años de aprendiza que ellos tienes, y eso era una repeticion de conocimientos que deberia ser captado y aprendido por nocostros textualmente sin ninguna objecion. Y es por ello, que nosotros cuando nos decidimos irnos a otros paises, con otras cultura, y con un desarrollo tan alto, nos llegamos a sentir, solos, derimidos y con un desconocimiento de todo. Este articulo, es el claro ejemplo, que cuando nos ponen a producir por si solos, hay vacios porque simplemente la educacion colombiana esta siendo impartida muy mecanicamente y no hay una productividad de la persona. Este articulo, nos ayuda a ser criticos y a hacernos a pensar que tan productivos, unicos, innatos podemos llegar a ser con nuestros conocimientos, la educacion ha cambiado y la tecnologia tambien, y año tras año todo avanza, todo crece y los mas importante todo CAMBIA y EVOLUCIONA, entonces hay que decir si queremos ser algo mecanico aprendido por la educacion de antes o queremos dar vuelco y ser eficaces y productivos y dar e impartir a traves de nuestro pensar conocimientos nuevos y propios.
ResponderEliminarEn este artículo vemos reflejado la educación de la mayoría de nosotros
ResponderEliminarlos colombianos! siendo este uno de los principales pilares del estado
"la educación" , en promoverla y garantizarla; ya que si una
sociedad es educada bajo la libertades esta se refleja en una población de
ciudadanos con pensamientos libres y críticos. Y no evolucionando en la técnica
de loro, repetir repetir y repetir como se sigue dando actualmente en la mayoría
de los casos, no contradecimos el cuestionamiento de unos si no que somos como
Vicente para dónde va la gente. Si en este siglo 21 no tomamos la decisión de
cambiar nuestro sistema de educación que aún sigue prevaleciendo el
conductismo, desde las más altas esferas de la política (que sin o con una verdadera
educación nos gobiernan), quienes orienta a nuestros ciudadanos a tomar
decisiones equivocas que no llegan y nos conducen a un verdadero cambio.
Ortega nos invita a nosotros los universitarios a presentar una verdadera
propuesta encaminada a un cambio radical de la educación colombiana.
Juan Ricardo ortega ha sorteado muchos obstáculos en la vida saliendo victorioso, situación digna de admirar. Me suena muy interesante la manera en como describe a su padre "La verdad es que la estrella (y a veces el fantasma) de su padre lo ha marcado de forma definitiva".
ResponderEliminarUn hombre que relata su vida como algo que quizá no fue lo que por decisión propia en su comienzo quiso pero aun así le ha ido muy bien; como director de la DIAN los retos aumentaron, en nuestra región le pusieron precio a su cabeza por gestionar tan transparente labor en su cargo, y aun así hizo grandes avances contra los evasores de impuestos. Ortega no deja la dirección nacional de la DIAN por ineficacia sino por todo lo contrario, y en parte esta situación se enmarca en su punto de vista de que en Colombia nos enseñan a ser sumisos a ir siempre por el mismo sendero, para el no serlo en una sociedad como en la que vivimos y ostentando un cargo publico de tal magnitud no le fue fácil; el no se rindió pero las circunstancias fijaron un punto final en su labor. Catalogo de valiente su desempeño en estos casi 4 años y creo que es eso lo que trata de dar a conocer cuando dice que somos personas sumisas, exhortándonos a no serlo a creer que si estamos capacitados para pensar, a ser valientes.
en este link pueden ver la entrevista realizada por el periódico EL MERIDIANO al ex-director de la DIAN. http://elmeridianodecordoba.com.co/dia-7/item/64656-detrás-de-la-corrupción-casi-siempre-hay-una-fundación
Hace unos días vi por alguna red social algo muy verídico y a lo cual le encuentro relación con este artículo: Colombia es un país unipensamiento. Crecemos y nos desenvolvemos en un mundo apagado a unas costumbres, con miedo a la libertad, en general preferimos seguir las ideas de personas exitosas que construir nuestro éxito a partir de nuestras propias ideas. Pensamos que lo correcto es obedecer y seguir una misma línea ideológica cuando el efecto de esto puede ser en verdad contraproducente. Le tememos a lo diferente y es que como dice Alejandro Jodorowsky "los pájaros nacidos en jaula creen que volar es una enfermedad". En esto nos vemos afectados la mayoría de los colombianos, y el ejemplo claro es el de Juan Ricardo Ortega, un exitoso economista el cual no sólo se superó en una infancia realmente complicada sino también en una labor ardua y que reconoce que la sumisión en la educación en Colombia todavía le causa prejuicios.
ResponderEliminarMe parece interesante la manera en como describe a su padre, "como la estrella (a veces el fantasma) que lo ha marcado de forma definitiva.
ResponderEliminarJuan Ricardo Ortega ha sorteado muchos obstáculos en su vida saliendo victorioso, algo digno de admirar.
en su gestión como director de la DIAN, esos no cambio los obstáculos y situaciones en contra puede decirse que a penas estaban comenzando, un hombre que comenzó una lucha incansable contra los evasores de impuestos, y que dio resultados muy notorios. Esto no le fue fácil Juan R. Ortega se le llego a conocer como uno de los funcionarios mas amenazados del país, su cabeza tenia precio en nuestra región y aun así con su salida propone cárcel para los invasores y amnistía para quienes declaren bienes ocultos; su punto de vista de que en Colombia nos enseñan con el solo propósito de seguir la corriente se enmarca mucho con la situación que vivió el hoy ex-director de la DIAN quien dijo no a seguir manipulando intereses personales en la entidad que estaba a su cargo. En mi opinión catalogo su labor de valiente estos casi cuatro años como director nacional de la dirección de impuestos y aduana nacional, y es eso lo que se debe reflejar en uno mismo al momento de pensar, a no ir siempre bajo el mismo patrón a creernos capaces intelectualmente de crear, en definidas cuentas a ser valientes. Ortega no se retira de su cargo por ineficacia, sino por todo lo contrario solo que las circunstancias que ofrece nuestra sociedad a quien ostenta un cargo de tan gran magnitud no son la mejores e hicieron ponerle punto final a su labor.
para quienes les interese el periódico EL MERIDIANO publico en su edición de hoy domingo 27 de julio del 2014 una entrevista al "saliente director de la DIAN", donde habla de su labor. http://elmeridianodecordoba.com.co/dia-7/item/64656-detrás-de-la-corrupción-casi-siempre-hay-una-fundación
En mi opinión, este artículo toca dos temas que vale la pena destacar: el primero es el talante del señor Juan Ricardo Ortega, porque a pesar de tantas situaciones adversas que padeció desde su infancia, las superó y pudo ser el profesional que es hoy en día.
ResponderEliminarLas personas como nosotros, del común y corriente, a veces pensamos erróneamente que para estas personas exitosas todo ha sido fácil. Aquí se demuestra que no es así, y que como dicen por ahí “todos los caminos de rosas tiene espina”. Está claro que el señor Juan Ricardo Ortega ya recorrió el tallo, superó las espinas y ahora disfruta de los pétalos.
El otro tema que me parece destacable es el tema de la educación en Colombia, ya que para nadie es un secreto que nuestro sistema educativo tiene muchas falencias y que por eso no nos forma o nos educa de una forma íntegra. Este artículo hace eco en la incapacidad que presentamos los estudiantes colombianos para pensar o para crear conocimiento; pues se nos hace fácil repetir lo que está en el libro, lo que dice el profesor o lo que leímos en Internet.
No sé si sea problema del sistema educativo o si tenga que ver con nuestra actitud como estudiantes, pero artículos como este me hacen recordar lo que siempre decía mi profesor de español “en este colegio es fácil ser maestro porque aquí nadie pregunta nada, nadie pone en duda lo que uno dice, todo lo aceptan como verdad y lo repiten como tal”. Ojalá esto empiece a cambiar y encontremos profesores más preocupados en que el alumno piense más y memorice menos; y alumnos decididos a poner todo de su parte y formarse íntegramente.
El sistema de educación Colombiano está mal en la medida que no nos enseñan a producir sino a repetir, a memorizar teorías pero no a aplicarlas. Las mentes captan conceptos que no comprende y por ende jamás va a colocar en practica.
ResponderEliminarMuy admirable el ejemplo de vida que nos deja el señor Juan Ricardo Ortega.
ResponderEliminarPienso que Colombia es un país que como Ortega afirma educa a su gente con el fin de "tenerlos como loritos" repitiendo todo lo que el educador dice y esto no tiene ningún sentido. ¿Por qué nuestro sistema educativo no se encarga mejor de incentivarnos a la investigación, a crear nuestros propios puntos de vista?.
¡A tomar conciencia! no se trata de absorber los conocimientos tal cual como te los suministran, lo importante es la capacidad que tenga cada persona para desglozar ese conocimiento y adaptarlo a sí mismo. Eso es lo que en realidad te hace grande intelectualmente.
Debo confesar que mientras leía este artículo no le encontraba la relación con el título hasta que llegue al final y que la idea central del artículo no hubiese sido tan notoria sin los datos biográficos del comienzo de este. Es impresionante como una persona tan exitosa como Juan Ortega, que ha alcanzado tantos logros reconozca la sumisión en la que ha vivido tantos años y de la cual a pesar de todo lo que ha obtenido y lo que ha hecho aún tenga una que otra secuela de ella. Definitivamente este sujeto me parece de gran admiración, sobre todo por su superación personal; a la vez me motiva e invita a abrir mi mente a nuevas ideas y a alejarme de la sumisión que hay en la educación de mi país, a saber decir que no y a entender que la obediencia no siempre es el camino correcto.
ResponderEliminarTema de actualidad. Indiscutiblemente la deficiencia de la calidad educativa en Colombia es una gran preocupación para todos sus habitantes. "No se enseña a pensar, se enseña a ser sumisos" Juan R. Ortega. El hombre no necesita recitar, el hombre necesita idear, instruirse, razonar y aprender, el hombre necesita expandir sus conocimientos por si mismo, necesita tener fluidez al expresarse para evitar el miedo a equivocar, necesita aprender a redactar sus propias opiniones. el hombre, necesita conocer y aprender a conocerse. En conclusión, el hombre necesita ser BIEN EDUCADO. Sin duda alguna, excelente articulo.
ResponderEliminarJuan Ricardo Ortega es un hombre de admirar, su controversial estilo y la forma original en que mira las cosas lo han llevado a superar las dificultades por las que ha atravesado a lo largo de su existencia, aún así reconoce que en muchos aspectos ha vivido subordinado a lo socialmente establecido.
ResponderEliminarEl texto y la vida de este hombre me lleva a reflexionar sobre lo
dependientes y sumisos que podemos ser, pagamos por una educación que nos lleva al “éxito” a costa de nuestra identidad, nos acogemos a un sistema que nos
impone una forma de pensar y por ende de ser.
Es tiempo de hacer pleno uso de nuestra libertad, de trabajar en nuestro autoestima y forjar nuestro carácter, de hacer y decir aquello que creemos, de defender a capa y espada las convicciones que tenemos profundamente arraigadas, aunque el mundo entero esté en nuestra contra. No podemos negarnos a nosotros mismos.
Como todo país subdesarrollado el gobierno invierte más en armas guerras que en tecnología e investigación lo que conlleva a estar sumisos, atados a un mismo sistema de aprendizaje, es decir, la educación en nuestro país esta ligada a crear técnicos que ha crear profesionales, el concepto de educación en Colombia es educar sobre las teorías preestablecidas y luego aplicarlas en un campo laboral altamente competitivo y no invertir en la investigación lo que realmente rompe los dogmas a los que el sistema educativo se ve sumiso.
ResponderEliminarInteresante la vida del señor ortega pero aquí lo realmente importante y que hay que resaltar es el pésimo estado de la educación colombiana estamos siempre con la convicción de repetir lo que los demás han dicho perdiendo la capacidad de innovar con nuestros propios pensamientos, desde luego la culpa es del estado por no invertir en la educación que al fin y al cabo sera la solución de los problemas que hoy día acrecentan en nuestro país la intolerancia, la delicuencia son factores que se desprenden presisamente de que en colombia es muy difícil adseder a la educación superior lo que hace que las oportunidades sean mínimas y la única solución sea delinquir. La invitación es para el estado, para que de una vez por todas se ponga en la tarea de invertir en la educación de una manera eficaz brindándonos la oportunidad de ser profesionales de calidad y no técnicos que al final lo que hacen es repetir los planteamientos de otros.
ResponderEliminarJuan Ricardo Ortega, como lo afirma el texto ha sido un hombre muy valiente, porque ha aprendido a superarse independientemente de los obstáculos que pudo enfrentar a lo largo de su vida, es decir, ser desechado, despreciado, tener muy baja la autoestima y ademasde eso, sentir que has decepcionado a todos a tu alrededor es frustrante para cualquier persona, hay quienes no aguanten y se rinden con solo tener uno de los problemas antes mencionados, pero el director de la Dian nos da un buen y excelente ejemplo de superación, porque el jamás se rindió totalmente y por esta razón hoy esta donde esta. Y es ahuyentar precisamente donde por su esfuerzo tiene que estar.
ResponderEliminarEs sorprendente la forna
ResponderEliminarEs necesario que indique su nombre en los comentarios!
ResponderEliminarCorrompen; mucho cuidado con el uso de la palabra
ResponderEliminarEn mi trayecto por la lectura logre identificar 2 partes de la sumisión a la que estamos expuestos los colombianos y es a la sumisión parental al no permitirnos ser dueños de nuestras propias acciones y decisiones por querer que repitamos su vida y lo hagamos mejor que ellos; También esta la sumisión a la que nos imponen en la educación convencional colombiana en la que moldean nuestras ideas a la idea que tiene la gran masa y si en algún momento decidimos desviarnos de esa concepción tengamos por seguro de que caerán sobre nosotros miles de miradas indignadas que ya han pasado por este proceso de adiestramiento y reproches sociales que nos harán ver sobre cualquier cosa que estamos equivocados (aunque no lo estemos) pero aun así ahí se empieza a ver la templanza individual, el espíritu de tener un criterio propio y la seguridad que presentan las personas frente a las ideas que son capaces de producir, entonces podemos ver al sistema educativo colombiano es como el gran lobo que se come a las ovejas aun jóvenes, a quienes aun no les han dado la oportunidad de producir y ser útiles, es ahí donde esta la fortaleza de este moldeo mental al que nos someten desde los primeros años de vida, en Colombia realmente no se educa, se adiestra y se ejerce fuerza social sobre el individuo para que repita la historia que ha vivido el resto del país.
ResponderEliminarEs muy triste decirlo pero es la realidad que vivimos en la educación colombiana, estamos acostumbrados desde nuestros primeros estudios a solo quedarnos con los que nos dicen y no investigar, no ir mas allá de lo que se puede llamar verdad o no y nos limitamos a "tragar entero" como la anécdota de nuestra profesora cuando se refería a un curso de hablarle todo un bloque de clases sobre un tema y al final concluir con que nada era cierto... respeto a ustedes mismos pedía la profesora... si, es ese respeto que debemos concienciarnos para que la sociedad avance, que no se necesite la inteligencia de otros países para llegar a ser grandes profesionales y que el avance no solo sea tecnológico, porque entre mas avanza la tecnología mas dependemos de ella y mas estática sera nuestra educación.
ResponderEliminarA modo de ver, la opinión de la educación de don Juan Ortega
ResponderEliminaren el contexto colombiano es de lo más acertado y practico que he leído, tanto
el colegio como la universidad tienen sistemas más adecuados a la aprobación que al aprendizaje, con maestros que se sienten dueños del conocimiento y alumnos que caminan con los ojos vendados, con genios muriendo tras el bendito cinco, acomodándose a lo único que el sistema les exige.
Afortunadamente todos tenemos la facultad de pensar y ningún acondicionamiento ni costumbre
podrá callar la voz que grita sin boca por el preciado a intentar y vivir libre
de las oscuras cadenas de ese mostró llamado aceptación.
Hijo, que emoción encontrarte por aquí y sin ninguna impostura de notas y academia. Espero que la sonrisa y la reflexión te inunde. Dude, aprenda, confronte .
ResponderEliminarEl ser humano es racional lastimosamente está capacidad corta a varios, estoy en total de acuerdo con la opinión anterior ya que aquí en Colombia no hay un sistema de educación abierto si no un sistema que está creado de manera que todos repitan lo mismo que no se atrevan a salir del marco preestablecido ya que si esto sucede las personas que crean estos marcos se verán en peligro de perderlo todo y tener el castigo del repudio social que Colombia mejore como país y el sistema educativo sea ejemplar y acorde a cada ser humano con la libertad que la Constitución le concede a cada ciudadano, en cuanto al personaje es un ejemplo de superación que hoy en día por sus ideales corre riesgo por querer la libertad de pensamiento y libre desarrollo.
ResponderEliminarLa vida y la educación constan de sacrificios que nos harán recordar lo que valemos y merecemos e impulsaran siempre nuestras ideas hacia delante de una forma íntegra.
ResponderEliminarEn Colombia esto se ve reflejado aún más, ya que prima la
cantidad de educandos en las aulas que la calidad de la educación brindada,
esto hace que sea mediocre y para mi concepto es también el máximo atraso para el país.
El doctor Juan Ricardo Ortega (el cual tiene toda mi admiración) dice algo muy cierto a través de su experiencia y es que la educación, la buena educación, debe ser cuestión de todos, del gobierno, la familia, y la persona como tal. Para que sea completa debe ser UNA EDUCACIÓN CRÍTICA E INVESTIGATIVA que permita al estudiante mostrar las ideas innovadoras, buenas y productivas que puede dar a la sociedad
para su progreso.
Es ineludible pensar en calidad
ResponderEliminarde educación, en políticas públicas referentes al tema y en la distorsión que en nuestro país se
hace de lo que es en realidad la buena formación. Distorsión en cuanto a lo que tiene que ver con la
finalidad que ésta debe tener, porque no se trata de engrosar las listas de
egresados del Sena o de las universidades ni vender una buena imagen de
gobierno ante el pueblo puesto que a fin de cuentas eso no nos hace un país más
educado solo hace que la demanda de cargos sea mayor. Así las cosas de nada
sirve que existan muchos profesionales si las políticas públicas no están enfocadas
a llevar a la economía a avanzar y a emplear a los ciudadanos.
Este texto nos muestra la triste
realidad colombiana en la que somos producto del sistema y que como tales
estamos condenados a ser continuadores del círculo vicioso, claro está que el
circulo se rompe cuando existen personas integrales con pensamiento crítico capaces
de cuestionarse y cuestionar, porque no tragar entero y dudar de lo que ya está
dado puede llevarnos a un estado de libertad.
Muy interesante el texto, porque nos invita a analizar, cuestionarnos para que nos estamos formando en realidad, para ser profesionales o ser técnicos tenemos que ir mas allá de lo que nos enseñan e investigar y criticar es una problematica que se presenta hoy estudiamos para fines tan distintos que no nos damos cuenta que debemos formarnos con muchas expectativas y tratar de cumplirlas no quedarnos sentados a ejercer y hacer como todos lo hacen hay que marcar la diferencia tratar de cambiar la realidad del mundo, innovar lo que nos rodea.
ResponderEliminarInteresante enterarse de algo por medio de quien vivió la experiencia de primera mano, alguien que intentó cumplir la idealizada función pública, esa que se enseña en las universidades pero que en Colombia no se pone totalmente en práctica
ResponderEliminarporque nuestro país no se acostumbra aun a hacer las cosas bien pensando más
allá de intereses propios. Aunque a primera vista no tenga relación el recuerdo
que Jaime Garzón dejó tras su partida nos hace pensar en casos como el del ex
director de la DIAN que al igual que el difunto periodista fue callado por
hacer bien su trabajo.
muy interesante la lectura sobre su vida, donde se puede decir que la fe y la esperanza de continuar muchas veces mitigan ese dolor físico que originan las enfermedades. aunque le dio un giro impresionante a la DIAN cuando fue director de esta, es muy triste que cuando algunos funcionarios quieren transformar, cambiar un país se tenga que ir prácticamente huyendo como si fuera un delincuente.
ResponderEliminarla realidad colombiana es que la mayor parte de los señores de cuello blanco no quisieran que esta realidad sea otra
que dicen ustedes , les dejo la inquietud!
Si hablamos de la calidad de la educación en Colombia creo que decidiría no seguir estudiando, seria tan grande la decepción analizar mas a fondo este tema. soy una de las que piensa que la educación en Colombia es mediocre y que cada vez la cosa va empeorando ...
ResponderEliminarEsta persona es de admirar sus controversias opinones estilo y ls forma original en que mira las cosas lo hacen llevando a superar las dificultades por las que ha travesado ala largo existencia el texto habla sobre su vida nos lleva reflexionar sobre la educacion que nos lleva al exito
ResponderEliminarbuen punto el que nos deja el señor Juan Ricardo Ortega, pero mirando la educación en Colombia desde mi punto de vista de pensar y de que he vivido en lo poco de mi vida, nos falta mucho en este importante derecho que tenemos todos como colombianos, si lo digo e porque este señor nos muestra
ResponderEliminarEs cierto lo que dice Ortega. La sumision es la esencia no solo de la educacion , sino, del diario vivir de los colombianos. Por eso teniendo un paraiso biodiverso, multiples pisos termicos, y un talento innato, somos sometidos por un pequeño grupo de bandidos.
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