Primero fue la violenta sacudida –7,8 grados en la escala de Richter, a solo 15 kilómetros de profundidad– que experimentó el sábado Nepal, país de 28 millones de habitantes y uno de los más pobres del planeta, y que hasta el momento de escribirse estas letras deja un saldo fatal de más de 3.200 muertos y 6.000 heridos, la mayoría de ellos en su capital, Katmandú, mientras se desconocen las cifras consolidadas de otras zonas más apartadas que sufrieron el sismo y sus réplicas, la más fuerte de 6,7 sentida ayer. Luego, conforme se fue revelando la magnitud del desastre, el mundo también se sacudió de dolor. Sentimiento de consternación que, como suele ocurrir ante tragedias de estas proporciones, se ha venido traduciendo en poderosos gestos de solidaridad. Ya comenzó el despacho de aviones con las ayudas que una contingencia de estas demanda, desde frazadas hasta hospitales de campaña. En primer lugar, hay que lamentar, por supuesto, la pérdida de vidas humanas y la tragedia so...
Espacio de discusión académica que apela a lo que comúnmente se repite en los pasillos de las escuelas de derecho “el que sólo sabe de derecho, nada sabe de derecho”; será un cenáculo de conversación a veces de noticias de actualidad, música, arte, opiniones diversas entre otros, donde se permita pensar el derecho