Por Alfredo Molano Bravo.
SoHo envió al cronista Alfredo Molano al pueblo que, según el Dane, es el más pobre del país. Crónica desde Paimadó, en Chocó, para corroborar si las estadísticas del gobierno reflejan la realidad.
Si de pobreza se trata, nada más razonable que ir a buscarla a Chocó, una región a la que —nos han dicho— el país le ha dado la espalda. No solo es un departamento pobre, sino paupérrimo, miserable. Los niños se mueren de hambre, las mujeres encargan niños y niños, no hay escuelas ni acueductos. A la carretera —no se puede hablar en plural— se le caen las montañas día de por medio. Con esa imagen, y con la idea conocer el pueblo supuestamente más pobre del país, volé con Camilo Rozo, el fotógrafo más versátil que conozco, a Quibdó. Cuando el ruido monótono del motor del avión cambió, y se dispuso a tomar pista, la niebla que envuelve en las mañanas la selva horizonte ya había alzado el vuelo y los árboles, gigantescos, poderosos aún, se podían ver con claridad. También los ríos, los muchos ríos que se esconden bajo la espesura de verdes o corren desafiantes a cuerpo abierto. Hoy la mayoría, aun los que nunca se veían, se ven. O, mejor, se distinguen, porque ahora todos son amarillos, anaranjados, ocres.
El pueblo más pobre de la región, más pobre del país, se llama Paimadó. Las estadísticas del gobierno dicen que el 93,8 % de sus habitantes sufren de necesidades básicas insatisfechas (NBI), una sigla que se oye como si se tratara del nombre de una infección incurable. La “metodología” fue elaborada en los años setenta por Naciones Unidas, a pedido del Banco Mundial, para tener criterios objetivos para hacer préstamos a los países; para brincarse las clasificaciones arbitrarias, subjetivas, interesadas, de los gobiernos. La cifras se obtienen con una encuesta hecha por el Dane: miran los pisos y las paredes de las casas, miran si hay cuerdas de luz, si hay tubos de agua, si hay clínica, si hay colegio, y se sientan, suman y restan y pronuncian su veredicto. Tengo la sensación de que muchas de las estadísticas se hacen con un procedimiento non sancto que llamábamos en la facultad de Sociología piedra amarilla y que consistía en sentarnos y llenar el formulario sin preguntar nada. En general eran estudios contratados por los gringos, y nosotros, estudiantes, éramos antimperialistas puros. Sin embargo, Planeación Nacional trabaja con esas cifras y con ellas asigna recursos; también las usan los gamonales para saber cuántas tejas de zinc necesitan repartir para comprar votos.
Quibdó es a la vez dos ciudades: una hecha de tabla y otra construida de cemento armado; la primera, popular; la segunda, hecha para derrotar la selva, que no da el brazo a torcer: renace en los techos, se prende en las paredes; cualquier resquicio es aprovechado por líquenes, helechos, yarumos, para cumplir su deber natural. Las calles son estrechas para que, salvo a mediodía, haya siempre un lado de sombra por el cual no hay necesidad de paraguas, un artilugio que todo el mundo lleva, contra la lluvia o contra el sol. Si las NBI se estimaran por paraguas per cápita, quizá solo Istmina le ganaría el primer puesto a Quibdó. Tiene fama de ser una ciudad con el más alto índice de corrupción administrativa. De los acaldes no se pregunta qué han hecho, sino cuánto tienen. Quizá Zulia Mena, la actual mandataria, escape a la regla y siga de bluyines y viva en una casa de tabla.
Es además una ciudad ruidosa, muy ruidosa. Nadie se limita a oír música sino a sentir en la piel la frecuencia de los decibeles. Más grave, ya no se oye casi salsa —¡ni siquiera de Niche!—, sino un horripilante vallenato llamado ranchero, hecho a gritos y difundido por el paramilitarismo. Menos mal Leandro Díaz murió sin oír ese horror. Para completar el cuadro, la ciudad está en construcción. Frente al hotel donde nos alojamos, la Policía está construyendo un gigantesco cuartel, solo unos centímetros más bajo que el de la Fiscalía, que tiene15 plantas. La catedral, que dominaba el dosel del pueblo hace unos años, es hoy una construcción anónima.
No lejos del edificio de la Fiscalía y al lado de un Centro de Atención Inmediata de la Policía Nacional, el Ministerio de Medio Ambiente estacionó cinco dragas confiscadas por explotación ilegal de oro en el río Quito, que desemboca frente a Quibdó. La mayoría era de empresas brasileñas. Duraron un mes ahí fondeadas y después, pieza a pieza, las fueron desarmando y pieza a pieza rearmando en sus sitios de trabajo en el río, de donde las trajo con miles de trabajos el ejército nacional. Después, nadie, salvo el presidente de la república, volvió a hablar de minería ilegal. En Chocó ese término es un chiste flojo.
De Puerto Arenero, donde estaban las dragas confiscadas, nos embarcamos en una panga, una lancha con un motor de 200 caballos. Los pasajeros van llegando poco a poco, sin afán, cada cual con su morral. Las maletas ya casi no se usan. Hacen equilibrio en la proa, se prenden de un tubo de la cabina, caminan como equilibristas por el borde y caen con una precisión asombrosa en el sitio que les toca. Hay siempre un ambiente festivo y animado en la canoa; todos los pasajeros se conocen; en realidad, se reencuentran después de haberse despedido cuando atracaron en el puerto. Hay unos puntos suspensivos entre una y otra cosa, que se llenan cuando están de nuevo sentados esperando a que el motorista aparezca. Nosotros, los forasteros, nos sentamos en silencio. Alguien cuenta que en el banco le hicieron un préstamo con tan solo el nombre; otro, que su mujer mejora en el hospital; la tercera, que están pagando el grano de oro a 12.550 pesos. Un negro grandote —a la mayoría no les suena excluyente ni ofensivo el término negro y lo prefieren a ese eufemismo de afrodescendiente— comenta burlón que se perdieron en la gobernación 5600 bultos de cemento y 20 toneladas de varilla destinados a los desplazados. Alguien dice: “Pero a mí no me dieron ni una libra de cemento, ni una sola varilla”. Una mujer se queja: “A mí me echaron el pollo frito y no asado, como lo quería”. Uno más le grita a un compadre que lleva un gajo de bananos: “Baboseño, ¿qué llevas”. La comunidad, que es un organismo como una colmena, se va recomponiendo en la chalupa. A la hora de zarpar todo es una fiesta. El motorista acelera a fondo; la panga se para en la popa, da una vuelta forzada y toma rumbo al suroccidente buscando la boca del río Quito. El viaje comienza lleno de promesas.
La selva de Chocó parece intacta, pero los negros saben que la han entresacado a fondo. La madera fina se acabó. Quedan pocos árboles que pagan el costo de cortarlos, trozarlos y sacarlos a los aserríos. No obstante, hay aún cuatro o cinco que trabajan a media marcha. En los sitios donde se ha cortado una mancha de abarco o de cedro nace una palma ligera, delgada, alta, llamada en el Amazonas milpé y aquí murrapo. El tránsito de pangas, barcas, canoas y aun potrillos es intenso. Por los ríos se mueve en estas regiones lo que los pueblos tienen. El primero que cruzamos es Guayabal, un caserío orillero de casas pintadas con colores fuertes y combinados, alegres, tal como son los vestidos de la gente de Chocó, mitad negra, mitad india. La gente del pueblo no le teme al color ni a las combinaciones consideradas escandalosas. Hay otro aserrío pequeño y muchos corrales y muchas trincheras —trampas hechas de caña fisto— para capturar los peces, que son tres: barbados, doncellas y bocachicos. Son construidas en las orillas y cuando el río crece, los peces encuentran las puertas abiertas. Cuando las aguas bajan se topan con las puertas cerradas, aunque tienen las panzas llenas de malanga, de yuca, de arroz, de maíz o de achí, que son los cultivos de los que viven las comunidades.
Veinte minutos de viaje, y cuando el ruido del motor comienza a producir una ensoñadora modorra, aparece la primera draga en plena actividad. Es una barca grande, llena de motores en el primer piso: en el segundo viven los trabajadores y el administrador. Tienen por debajo uñas de acero que desbarrancan las orillas o cavan el fondo del río; una poderosa aspiradora chupa el material suelto y lo echa en un depósito donde se muele, se le echa mercurio, se lava y se bota por un canalón donde en un paño grueso y áspero queda el oro atrapado por el mercurio. El material estéril, es decir, ya “lavado”, es expulsado por las dragas por unas compuertas que parecen fauces. Por eso, sin duda, la gente les dice dragones a estas grandes máquinas. El material que botan es cascajo, o ‘piedra colada’, como lo llama la gente, y apilado en la orilla del río crea montañas de escombros que estrechan su cauce. La alcaldía de Río Quito, cuya cabecera es Paimadó, ha logrado negociar con los dragueros dos cosas: que el cascajo sea extendido sobre la orilla con una retroexcavadora y que sobre él se siembre una especie maderable de moda, la acacia magnum, muy rentable y que sin duda terminará siendo explotada por el municipio. Una draga puede sacar 2 o 3 kilos de oro por semana, dicen los que conocen y han trabajado en ellas. Total, 100 kilos al año por draga. El país produce unas 50 toneladas al año. Las montañas de piedra lavada son testigos del oro que se saca. Y sobre ellas, el yarumo insiste en cumplir su función de cerrar las heridas que el hombre abre en la selva o al pie de los ríos.
En San Isidro y La Loma hay otras tantas dragas que trabajan día y noche. Allí, Camilo y yo ya hacemos parte de la comunidad. Todos los viajeros saben a qué vinimos y nos cuentan lo que ya ni preguntamos: que los dueños de las dragas son brasileños o paisas; que tienen armas; que colaboran con los consejos comunitarios ancestrales, una figura de sujeto colectivo de derecho creada por la Ley 70 de 1993, y que se pasan por la faja el Convenio 169 de la OIT del 89 —vinculante desde el 92—, que obliga al Estado a la consulta previa, libre e informada.
Sin preámbulo, sin anuncio, aparece de golpe un malecón alto en cemento armado y coronado por una baranda amarilla. Es Paimadó. Tendrá apenas 2000 habitantes. Crece también a lo largo del río. Al desembarcar, dos policías nos esperan. Nos preguntan quiénes somos y a qué venimos. Camilo, hombre civilizado, les explica. Yo les paso la cédula sin mirarlos. Son paisas. Más aún, son los únicos paisas que hay en el pueblo. Luego sabremos que por aquí nunca hubo cultivos de coca, nunca hubo vacas, nunca hubo guerrillas, nunca hubo paramilitares. La única vez que el ejército vino fue a llevarse las dragas confiscadas. No había duda, llegábamos a un pueblo extraño. A la hora del desembarco estaba desierto.
Dos horas después, una vez lo hubimos recorrido mirando sus casas, todas parecidas, todas limpias, todas modestas, comenzaron los paimadoseños a salir a la calle. Primero, las muchachas a jugar bingo en el parque principal —una esquina, sin estatua de Bolívar—. No supimos por qué solo lo juegan las muchachas, que por lo demás se arreglan el pelo con cuentas de colores; son mujeres pequeñas, ágiles como gacelas, y de ojos vivos y burlones. Las de más edad, con hijos y nietos, juegan parqués marcando el movimiento de las fichas con afirmación; los hombres juegan, silenciosos y cautos, naipe. Las niñas juegan descalzas sobre el cascajo botado por las dragas cuando pasaron, un extraño juego, jermi, que es una mezcla de softball con cuclí. A los niños, a veces, las niñas les permiten jugar un rato.
En la orilla del río había varias mujeres ancianas rodeadas de niñas adolescentes que trabajaban el mazamorreo con canalones y bateas de madera. Inclinadas sobre la cintura, llenan las bateas con material —que por lo demás ya ha sido lavado por los dragones— y con gotas de mercurio separan la escarcha de oro de la jagua. A veces, junto a la jagua queda el platino —oro muerto— que sacan baboseando la jagua con agua de guácimo. Trabajan al sol todo el día para sacar, en el mejor de los casos, dos granos de oro, que pesan como dos granos de maíz ancestral y que equivalen a 2 gramos. Tres granos hacen un tomín y ocho tomines, un castellano, que cuesta 280.000 pesos. Gramo más, gramo menos, para sacar un castellano, una mujer necesita un mes. Esta cifra fue para nosotros mucho más significativa que las que fabrica el Dane sobre NBI. Una anciana que le saca al río tal cantidad de pesos oro mensual está mucho mejor que las viudas de las víctimas, que reciben 180.000 al mes. El río, para el pueblo, todo lo trae, pero también todo se lo lleva y por eso se bota la basura a canecada limpia en sus orillas. De donde, de paso, la gente ha aprendido a sacar el mercurio, ese que arrastran sus aguas y que no es poco. El mercurio liga no solo el oro, sino se liga entre él mismo. Este beneficio marginal de la minería tiene un efecto devastador: acabó con la pesca. El río, que antes era cristalino y ofrecía pescado en abundancia, hoy es otro río amarillo en el que cada día es más pobre la vida. No obstante —lo escribo con dolor—, a la gente poco le importa porque con lo que el oro les deja pueden comprar no solo bocachico importado de Vietnam, sino carne de Argentina. Por la misma razón que se dejó de pescar en el río, se dejó de sacar madera: el oro da, todo lo quita, para todo sirve, hasta para llevar las almas al paraíso o sacarlas del infierno.
Nosotros traíamos lo que se llama una flecha, que no es solo un celular, sino también un dato: el señor Catalino es el hombre más rico del pueblo. Era necesario conocer la realidad de esta posición. La deducción superficial de lo que íbamos viendo nos hizo pensar que un pueblo que se dedicaba en las tardes a jugar y en el que las ancianas ganaban 280.000 pesos mensuales no era pobre. Por tanto, el más rico debía ser riquísimo, una especie de sultán criollo. Y nos dimos a buscarlo.
No fue difícil encontrarlo. Se balanceaba en una silla momposina, conversando con un amigo. Es profesor de primaria, lo que significa, en plata blanca, que sabe tanto matemáticas como gramática; geografía tanto como catecismo. Y los niños no tienen aula propia; todos están en el mismo espacio y con el mismo maestro. ¡Como debe ser! Catalino era el mismo pasajero que había comentado que en Quibdó estaba solicitando un préstamo por diez millones. Y así nos recibió: “¿Ustedes creen que si yo fuera rico estaría pidiendo un préstamo de diez millones para ampliar la tienda”. El argumento era fuerte y la tienda, pobre: unas botellas de aguardiente y otras de ron; un congelador con cerveza y gaseosa, y media docena de sillas de plástico. Para un profesor de primaria, un negocio complementario. Pensamos que estábamos equivocados de persona; ricos tenía que haber, y muchos.
En Paimadó, el oro sale, pero la plata llega al mismo ritmo. Los dueños de las 25 dragas lo recogen por bultos, pero también a escala mucho menor lo perciben los consejos comunitarios creados por la Ley 70. Los empresarios negocian con los consejeros mayores el permiso para catear las orillas de ríos y quebradas; si encuentran yacimientos rentables, les ofrecen una cantidad fija de dinero. Hay regateos, negociaciones, y creo que siempre llegan a un acuerdo porque a las dos partes les conviene. Los testimonios dan cuenta de que los consejos suelen recibir el equivalente al 10 % de las 2 libras de oro calculadas por “sitio”. Es decir, 100 gramos. Si 24 gramos, un castellano, cuestan 280.000 pesos, 100 gramos cuestan 1.600.000 pesos por draga, que multiplicados por 25 serían casi 40 millones de pesos que reciben semanalmente los consejos. ¿Qué hacen con ese dinero los consejeros? En el pueblo, por ahora, han comprado una carroza funeraria y una volqueta, y quieren negociar un título minero. En las utilidades de las dragas también participan las familias que han cultivado desde siempre un globo de tierra y cuyos límites son ancestrales. Las familias, sobraría decirlo, son extensas, es decir que se componen de un número variable de familias nucleares y por tanto la suma se debe dividir por el número de cabezas de estos núcleos. Así, una familia extensa puede tener 100 miembros y si han negociado con el administrador de la draga por diez millones semanales, a cada miembro le podrían corresponder unos 100.000 pesos semanales. Casi un salario mínimo legal por persona. Es la razón por la que el pueblo no es pobre y por la que, al mismo tiempo, basada en reglas ancestrales respetadas por toda la comunidad, la distribución de las ganancias que corresponden tanto a los consejos como a las familias es relativamente equilibrada. Catalino es famoso por ser el maestro que ha enseñado a todo el pueblo a leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y dividir. Pero no es un hombre rico, ni mucho menos. Cuando le preguntamos si era el hombre más rico de Paimadó, se rio, se echó para atrás en su mecedora y nos dijo: “Ni digan eso, que el día de mañana me secuestran en Quibdó y ¿con qué pago”. Ni hablar más. No hay un hombre mucho más rico que los demás en el pueblo gracias a que las leyes ancestrales, de un lado, y la generosidad de la naturaleza, de otro, han hecho de Paimadó un pueblo rico donde no hay ricos.
El pueblo más pobre de la región, más pobre del país, se llama Paimadó. Las estadísticas del gobierno dicen que el 93,8 % de sus habitantes sufren de necesidades básicas insatisfechas (NBI), una sigla que se oye como si se tratara del nombre de una infección incurable. La “metodología” fue elaborada en los años setenta por Naciones Unidas, a pedido del Banco Mundial, para tener criterios objetivos para hacer préstamos a los países; para brincarse las clasificaciones arbitrarias, subjetivas, interesadas, de los gobiernos. La cifras se obtienen con una encuesta hecha por el Dane: miran los pisos y las paredes de las casas, miran si hay cuerdas de luz, si hay tubos de agua, si hay clínica, si hay colegio, y se sientan, suman y restan y pronuncian su veredicto. Tengo la sensación de que muchas de las estadísticas se hacen con un procedimiento non sancto que llamábamos en la facultad de Sociología piedra amarilla y que consistía en sentarnos y llenar el formulario sin preguntar nada. En general eran estudios contratados por los gringos, y nosotros, estudiantes, éramos antimperialistas puros. Sin embargo, Planeación Nacional trabaja con esas cifras y con ellas asigna recursos; también las usan los gamonales para saber cuántas tejas de zinc necesitan repartir para comprar votos.
Quibdó es a la vez dos ciudades: una hecha de tabla y otra construida de cemento armado; la primera, popular; la segunda, hecha para derrotar la selva, que no da el brazo a torcer: renace en los techos, se prende en las paredes; cualquier resquicio es aprovechado por líquenes, helechos, yarumos, para cumplir su deber natural. Las calles son estrechas para que, salvo a mediodía, haya siempre un lado de sombra por el cual no hay necesidad de paraguas, un artilugio que todo el mundo lleva, contra la lluvia o contra el sol. Si las NBI se estimaran por paraguas per cápita, quizá solo Istmina le ganaría el primer puesto a Quibdó. Tiene fama de ser una ciudad con el más alto índice de corrupción administrativa. De los acaldes no se pregunta qué han hecho, sino cuánto tienen. Quizá Zulia Mena, la actual mandataria, escape a la regla y siga de bluyines y viva en una casa de tabla.
Es además una ciudad ruidosa, muy ruidosa. Nadie se limita a oír música sino a sentir en la piel la frecuencia de los decibeles. Más grave, ya no se oye casi salsa —¡ni siquiera de Niche!—, sino un horripilante vallenato llamado ranchero, hecho a gritos y difundido por el paramilitarismo. Menos mal Leandro Díaz murió sin oír ese horror. Para completar el cuadro, la ciudad está en construcción. Frente al hotel donde nos alojamos, la Policía está construyendo un gigantesco cuartel, solo unos centímetros más bajo que el de la Fiscalía, que tiene15 plantas. La catedral, que dominaba el dosel del pueblo hace unos años, es hoy una construcción anónima.
No lejos del edificio de la Fiscalía y al lado de un Centro de Atención Inmediata de la Policía Nacional, el Ministerio de Medio Ambiente estacionó cinco dragas confiscadas por explotación ilegal de oro en el río Quito, que desemboca frente a Quibdó. La mayoría era de empresas brasileñas. Duraron un mes ahí fondeadas y después, pieza a pieza, las fueron desarmando y pieza a pieza rearmando en sus sitios de trabajo en el río, de donde las trajo con miles de trabajos el ejército nacional. Después, nadie, salvo el presidente de la república, volvió a hablar de minería ilegal. En Chocó ese término es un chiste flojo.
De Puerto Arenero, donde estaban las dragas confiscadas, nos embarcamos en una panga, una lancha con un motor de 200 caballos. Los pasajeros van llegando poco a poco, sin afán, cada cual con su morral. Las maletas ya casi no se usan. Hacen equilibrio en la proa, se prenden de un tubo de la cabina, caminan como equilibristas por el borde y caen con una precisión asombrosa en el sitio que les toca. Hay siempre un ambiente festivo y animado en la canoa; todos los pasajeros se conocen; en realidad, se reencuentran después de haberse despedido cuando atracaron en el puerto. Hay unos puntos suspensivos entre una y otra cosa, que se llenan cuando están de nuevo sentados esperando a que el motorista aparezca. Nosotros, los forasteros, nos sentamos en silencio. Alguien cuenta que en el banco le hicieron un préstamo con tan solo el nombre; otro, que su mujer mejora en el hospital; la tercera, que están pagando el grano de oro a 12.550 pesos. Un negro grandote —a la mayoría no les suena excluyente ni ofensivo el término negro y lo prefieren a ese eufemismo de afrodescendiente— comenta burlón que se perdieron en la gobernación 5600 bultos de cemento y 20 toneladas de varilla destinados a los desplazados. Alguien dice: “Pero a mí no me dieron ni una libra de cemento, ni una sola varilla”. Una mujer se queja: “A mí me echaron el pollo frito y no asado, como lo quería”. Uno más le grita a un compadre que lleva un gajo de bananos: “Baboseño, ¿qué llevas”. La comunidad, que es un organismo como una colmena, se va recomponiendo en la chalupa. A la hora de zarpar todo es una fiesta. El motorista acelera a fondo; la panga se para en la popa, da una vuelta forzada y toma rumbo al suroccidente buscando la boca del río Quito. El viaje comienza lleno de promesas.
La selva de Chocó parece intacta, pero los negros saben que la han entresacado a fondo. La madera fina se acabó. Quedan pocos árboles que pagan el costo de cortarlos, trozarlos y sacarlos a los aserríos. No obstante, hay aún cuatro o cinco que trabajan a media marcha. En los sitios donde se ha cortado una mancha de abarco o de cedro nace una palma ligera, delgada, alta, llamada en el Amazonas milpé y aquí murrapo. El tránsito de pangas, barcas, canoas y aun potrillos es intenso. Por los ríos se mueve en estas regiones lo que los pueblos tienen. El primero que cruzamos es Guayabal, un caserío orillero de casas pintadas con colores fuertes y combinados, alegres, tal como son los vestidos de la gente de Chocó, mitad negra, mitad india. La gente del pueblo no le teme al color ni a las combinaciones consideradas escandalosas. Hay otro aserrío pequeño y muchos corrales y muchas trincheras —trampas hechas de caña fisto— para capturar los peces, que son tres: barbados, doncellas y bocachicos. Son construidas en las orillas y cuando el río crece, los peces encuentran las puertas abiertas. Cuando las aguas bajan se topan con las puertas cerradas, aunque tienen las panzas llenas de malanga, de yuca, de arroz, de maíz o de achí, que son los cultivos de los que viven las comunidades.
Veinte minutos de viaje, y cuando el ruido del motor comienza a producir una ensoñadora modorra, aparece la primera draga en plena actividad. Es una barca grande, llena de motores en el primer piso: en el segundo viven los trabajadores y el administrador. Tienen por debajo uñas de acero que desbarrancan las orillas o cavan el fondo del río; una poderosa aspiradora chupa el material suelto y lo echa en un depósito donde se muele, se le echa mercurio, se lava y se bota por un canalón donde en un paño grueso y áspero queda el oro atrapado por el mercurio. El material estéril, es decir, ya “lavado”, es expulsado por las dragas por unas compuertas que parecen fauces. Por eso, sin duda, la gente les dice dragones a estas grandes máquinas. El material que botan es cascajo, o ‘piedra colada’, como lo llama la gente, y apilado en la orilla del río crea montañas de escombros que estrechan su cauce. La alcaldía de Río Quito, cuya cabecera es Paimadó, ha logrado negociar con los dragueros dos cosas: que el cascajo sea extendido sobre la orilla con una retroexcavadora y que sobre él se siembre una especie maderable de moda, la acacia magnum, muy rentable y que sin duda terminará siendo explotada por el municipio. Una draga puede sacar 2 o 3 kilos de oro por semana, dicen los que conocen y han trabajado en ellas. Total, 100 kilos al año por draga. El país produce unas 50 toneladas al año. Las montañas de piedra lavada son testigos del oro que se saca. Y sobre ellas, el yarumo insiste en cumplir su función de cerrar las heridas que el hombre abre en la selva o al pie de los ríos.
En San Isidro y La Loma hay otras tantas dragas que trabajan día y noche. Allí, Camilo y yo ya hacemos parte de la comunidad. Todos los viajeros saben a qué vinimos y nos cuentan lo que ya ni preguntamos: que los dueños de las dragas son brasileños o paisas; que tienen armas; que colaboran con los consejos comunitarios ancestrales, una figura de sujeto colectivo de derecho creada por la Ley 70 de 1993, y que se pasan por la faja el Convenio 169 de la OIT del 89 —vinculante desde el 92—, que obliga al Estado a la consulta previa, libre e informada.
Sin preámbulo, sin anuncio, aparece de golpe un malecón alto en cemento armado y coronado por una baranda amarilla. Es Paimadó. Tendrá apenas 2000 habitantes. Crece también a lo largo del río. Al desembarcar, dos policías nos esperan. Nos preguntan quiénes somos y a qué venimos. Camilo, hombre civilizado, les explica. Yo les paso la cédula sin mirarlos. Son paisas. Más aún, son los únicos paisas que hay en el pueblo. Luego sabremos que por aquí nunca hubo cultivos de coca, nunca hubo vacas, nunca hubo guerrillas, nunca hubo paramilitares. La única vez que el ejército vino fue a llevarse las dragas confiscadas. No había duda, llegábamos a un pueblo extraño. A la hora del desembarco estaba desierto.
Dos horas después, una vez lo hubimos recorrido mirando sus casas, todas parecidas, todas limpias, todas modestas, comenzaron los paimadoseños a salir a la calle. Primero, las muchachas a jugar bingo en el parque principal —una esquina, sin estatua de Bolívar—. No supimos por qué solo lo juegan las muchachas, que por lo demás se arreglan el pelo con cuentas de colores; son mujeres pequeñas, ágiles como gacelas, y de ojos vivos y burlones. Las de más edad, con hijos y nietos, juegan parqués marcando el movimiento de las fichas con afirmación; los hombres juegan, silenciosos y cautos, naipe. Las niñas juegan descalzas sobre el cascajo botado por las dragas cuando pasaron, un extraño juego, jermi, que es una mezcla de softball con cuclí. A los niños, a veces, las niñas les permiten jugar un rato.
En la orilla del río había varias mujeres ancianas rodeadas de niñas adolescentes que trabajaban el mazamorreo con canalones y bateas de madera. Inclinadas sobre la cintura, llenan las bateas con material —que por lo demás ya ha sido lavado por los dragones— y con gotas de mercurio separan la escarcha de oro de la jagua. A veces, junto a la jagua queda el platino —oro muerto— que sacan baboseando la jagua con agua de guácimo. Trabajan al sol todo el día para sacar, en el mejor de los casos, dos granos de oro, que pesan como dos granos de maíz ancestral y que equivalen a 2 gramos. Tres granos hacen un tomín y ocho tomines, un castellano, que cuesta 280.000 pesos. Gramo más, gramo menos, para sacar un castellano, una mujer necesita un mes. Esta cifra fue para nosotros mucho más significativa que las que fabrica el Dane sobre NBI. Una anciana que le saca al río tal cantidad de pesos oro mensual está mucho mejor que las viudas de las víctimas, que reciben 180.000 al mes. El río, para el pueblo, todo lo trae, pero también todo se lo lleva y por eso se bota la basura a canecada limpia en sus orillas. De donde, de paso, la gente ha aprendido a sacar el mercurio, ese que arrastran sus aguas y que no es poco. El mercurio liga no solo el oro, sino se liga entre él mismo. Este beneficio marginal de la minería tiene un efecto devastador: acabó con la pesca. El río, que antes era cristalino y ofrecía pescado en abundancia, hoy es otro río amarillo en el que cada día es más pobre la vida. No obstante —lo escribo con dolor—, a la gente poco le importa porque con lo que el oro les deja pueden comprar no solo bocachico importado de Vietnam, sino carne de Argentina. Por la misma razón que se dejó de pescar en el río, se dejó de sacar madera: el oro da, todo lo quita, para todo sirve, hasta para llevar las almas al paraíso o sacarlas del infierno.
Nosotros traíamos lo que se llama una flecha, que no es solo un celular, sino también un dato: el señor Catalino es el hombre más rico del pueblo. Era necesario conocer la realidad de esta posición. La deducción superficial de lo que íbamos viendo nos hizo pensar que un pueblo que se dedicaba en las tardes a jugar y en el que las ancianas ganaban 280.000 pesos mensuales no era pobre. Por tanto, el más rico debía ser riquísimo, una especie de sultán criollo. Y nos dimos a buscarlo.
No fue difícil encontrarlo. Se balanceaba en una silla momposina, conversando con un amigo. Es profesor de primaria, lo que significa, en plata blanca, que sabe tanto matemáticas como gramática; geografía tanto como catecismo. Y los niños no tienen aula propia; todos están en el mismo espacio y con el mismo maestro. ¡Como debe ser! Catalino era el mismo pasajero que había comentado que en Quibdó estaba solicitando un préstamo por diez millones. Y así nos recibió: “¿Ustedes creen que si yo fuera rico estaría pidiendo un préstamo de diez millones para ampliar la tienda”. El argumento era fuerte y la tienda, pobre: unas botellas de aguardiente y otras de ron; un congelador con cerveza y gaseosa, y media docena de sillas de plástico. Para un profesor de primaria, un negocio complementario. Pensamos que estábamos equivocados de persona; ricos tenía que haber, y muchos.
En Paimadó, el oro sale, pero la plata llega al mismo ritmo. Los dueños de las 25 dragas lo recogen por bultos, pero también a escala mucho menor lo perciben los consejos comunitarios creados por la Ley 70. Los empresarios negocian con los consejeros mayores el permiso para catear las orillas de ríos y quebradas; si encuentran yacimientos rentables, les ofrecen una cantidad fija de dinero. Hay regateos, negociaciones, y creo que siempre llegan a un acuerdo porque a las dos partes les conviene. Los testimonios dan cuenta de que los consejos suelen recibir el equivalente al 10 % de las 2 libras de oro calculadas por “sitio”. Es decir, 100 gramos. Si 24 gramos, un castellano, cuestan 280.000 pesos, 100 gramos cuestan 1.600.000 pesos por draga, que multiplicados por 25 serían casi 40 millones de pesos que reciben semanalmente los consejos. ¿Qué hacen con ese dinero los consejeros? En el pueblo, por ahora, han comprado una carroza funeraria y una volqueta, y quieren negociar un título minero. En las utilidades de las dragas también participan las familias que han cultivado desde siempre un globo de tierra y cuyos límites son ancestrales. Las familias, sobraría decirlo, son extensas, es decir que se componen de un número variable de familias nucleares y por tanto la suma se debe dividir por el número de cabezas de estos núcleos. Así, una familia extensa puede tener 100 miembros y si han negociado con el administrador de la draga por diez millones semanales, a cada miembro le podrían corresponder unos 100.000 pesos semanales. Casi un salario mínimo legal por persona. Es la razón por la que el pueblo no es pobre y por la que, al mismo tiempo, basada en reglas ancestrales respetadas por toda la comunidad, la distribución de las ganancias que corresponden tanto a los consejos como a las familias es relativamente equilibrada. Catalino es famoso por ser el maestro que ha enseñado a todo el pueblo a leer, escribir, sumar, restar, multiplicar y dividir. Pero no es un hombre rico, ni mucho menos. Cuando le preguntamos si era el hombre más rico de Paimadó, se rio, se echó para atrás en su mecedora y nos dijo: “Ni digan eso, que el día de mañana me secuestran en Quibdó y ¿con qué pago”. Ni hablar más. No hay un hombre mucho más rico que los demás en el pueblo gracias a que las leyes ancestrales, de un lado, y la generosidad de la naturaleza, de otro, han hecho de Paimadó un pueblo rico donde no hay ricos.
Chocó siendo el departamento Colombiano que posee dos grandes oceanos, fuente principal maderera, minería, pezca y algo de ganadería; es una región que aunque siendo poseedora de grandes riquezas ha sido abandonada por las entidades territoriales, las cuales no cumplen de forma apropiada con la función que les corresponde (luchar y dar lo mejor de sí para llevar a su pueblo a ser reconocido por sus riquezas y no por sus pobrezas o decadencias).
ResponderEliminarEs lamentable el hecho de que tan inmensa región consituida por hermosos paisajes se encuentre arraigada por la pobreza, el desempleo y la desantención de un gobierno.
con respecto al texto, pienso que contiene un propuesta de reflexión con respecto al manejo de algunos recursos que nuestro suelo posee y que no reciben un trato moderado; además de esto, en mi parecer el texto busca conscientizarnos de que no toda autoridad cumple lo acordado en un plan de gobierno; es como decir "hoy te conozco para que me apoyes, pero mañana no te conozco"
:)
La visión que nosotros le tenemos al departamento del choco, se parece
ResponderEliminarmucho a la que la comunidad internacional, le tiene a Colombia, catalogándolo como un país pobre en vía de desarrollo, a pesar de que sea rico en recursos naturales, lo peor de todo es que este problema no es de ahora, si no que viene varios años atrás y es ahí donde surge el interrogante ¿porque son pobres si tienen una gran diversidad de recursos naturales? Y para responder este grandioso interrogante encontramos otra semejanza ente el choco y Colombia, ambos están ocupando los primeros puestos en corrupción..., pero para que ambos puedan avanzar, se necesita que tengan gobernantes comprometidos con el pueblo y no con el dinero que piensan obtener; además de que el pueblo se concientice a no vender su voto por un plato de comida y que denuncien todo aquello que hagan o dejen hacer los gobernantes que perjudiquen el bien colectivo.
Si el mundo entero, tiene diferentes culturas, los españoles,los chinos, los gringos hablando de los norteamericanos,todos y cada uno vivimos de acuerdo a lo que nos a proporcionado nuestra misma civilización y las costumbres que de ellos emanan entonces existe igualmente en todos y cada uno de los países que conforman el mundo un olvido no a todos sino al que le toca esta ve le toco a choco que viendo el pais colombiano toda la riqueza que existe en este no a tenido la suficiente inteligencia de saberla explotar y sus mismos habitantes con manos atadas ya sea por el gobierno o por la simple elección de ellos mismos, porque se a querido, se minimizan por el nivel de cultura que la sociedad les a dado y ellos aceptado, de la historia de choco traigo a colación una parte muy interesante la misma sociedad a permitido el alto nivel de vandalismo y por supuesto de narcotrafico talvez por sus dos vias de acceso a este se le facilita y las FARC y las AUC hacen todo lo posible con sus diversos enfrentamientos ganar el territorio a toda costa la historia entonces nos dice "El hecho es sólo muestra de la difícil situación de orden público que vive el Departamento en algunas de sus regiones, con desplazamientos campesinos, masacres y ejecuciones por parte de los grupos violentos. Es de anotar que algunas regiones turísticas tienen condiciones de seguridad, para los viajeros nacionales e internacionales de acuerdo con la Política de Seguridad Democrática del Gobierno de Álvaro Uribe Vélez, allí hay presencia de La Armada Nacional e interés comunitario por la seguridad de los visitantes". Para terminar vemos que la seguridad que brinda el mismo estado no es sino solo para los visitantes de la region del choco mas no para sus mismos habitantes.
ResponderEliminarEs duro pensar el hecho de que todos los asentamientos de personas Afrodescendientes vivan de esta manera, deben de existir muchas causas, la corrupción, el olvido, la zona selvática, y hasta el racismo. Pero aun no me explico por qué África, Haití, y en Colombia, Cauca, el mencionado Chocó, y nuestro departamento de Córdoba, todas esas zonas ricas en recursos, pero tan pobres en infraestructura, en alimentación, en tantas cosas, no sé que sucede, ¿Será que el racismo influye en una acción inmediata para crear el olvido de uno de los departamentos más ricos en recursos? Recordemos que Chocó está rodeado de ríos caudalosos como lo son el Atrato y el Baudó. Y aunque no lo creamos, en nuestro departamento existe un centralismo a la capital muy grande, si hacemos una comparación de todos estos, los municipios de la zona costanera están en un subdesarrollo, muy grande, y se resalta que la mayoría de la población es Afrodescendiente.
ResponderEliminarPero pienso que esto se debe a la repartición del territorio a terratenientes, y grupos ilegales que dominan estas zonas, sin dejar una participación al gobierno, y si llega acá a estas zonas, Hay una corrupción que deja a todos estos literalmente como "el patio olvidado del país"
Paimadó lo denoto como un pueblo que dura cuatro años olvidado, hasta que llegan las campañas, recibe recursos, y ese poquito dura 4 años mas. Recordemos que estas zonas solo se recuerdan cuando hay una elección política, un senador, que reciba 3000 votos, puede definir una contienda o una aspirante a la cámara, puede salir con estos, en un departamento poco poblado, pero que crece demográficamente en muchas cantidades.
ResponderEliminarMe da tristeza el hecho de que su sustento les arruina la vida, el mercurio es uno de los elementos más dañinos para el ser humano, y en el río esas cantidades de este, puede causar malformaciones en niños y hasta la muerte; es muy agobiante que los dueños de las minas no sean los mismos pobladores, sino personas millonarias, que ni siquiera tiene las concesiones del gobierno, sino minas ilegales que dañan el ambiente.
Me llamó la atención, que el hombre más rico del pueblo tiene una tienda y pidió un préstamo a un banco de 10 millones para que su surtido crezca, pero lo miré de esta forma, quizá su riqueza va en esa enseñanza a los niños, y su lucha por sacar a una población que vive en la miseria, del analfabetismo y darle alegrías al pueblo. Linda enseñanza, el más rico es el más culto.
Estos temas sobre el choco son de mis favoritos por en cortas palabras quiero expresar que si este municipio es pobre parte de su desgracia sin ofender a nadie es gracia a esa clase de brujeria que muy poco conozco, les recomiendo ver el capitulo de crónicas rcn que se titula, EL RASTO DEL DIABLO no habla exactamente de paimado si no del Alto Baudó que goza de las mismas caracterista un pueblo de 2000 habitantes donde no existe el mas rico ni el mas pobre, el colegio es algo que ni conocen y de relgion ni hablemos porque ni de sacerdote gozan pero para ellos su dios es El diablo, les dejo ese recomendado a mi parecer es muy bueno...
ResponderEliminarEXCELENTE BLOG
una historia muy interesante...choco un departamento olvidado por el gobierno colombiano y que solo se han dedica do a explotarlo ganándoles miserias a su gente que trabaja con esmero olvidándose de sus necesidades básicas a los cuales todos tenemos derechos, este es un gran indicio de la pobreza que se vive en nuestro país lastima que solo se acuerden de ese pueblo cuando los politicos necesiten los voticos pero que se puede hacer la gente de alla es muy ignorante y no saben como reclamar sus derechos
ResponderEliminarLo que expone Alfredo Molano, sobre "el pueblo rico donde no hay ricos", deja mucho que pensar sobre el gobierno colombiano y su indiferencia frente al destino del Choco, como señala Molano a los alcaldes no se preguntan que han hecho, sino cuanto tienen.
ResponderEliminares impresionante como el oro puede representar la "maldición" del choco, el cual esta acabando con la selva, en la que ya no queda madera fina, la contaminación de un río que antes era cristalino y ahora no es mas que un río amarillo en la que ya no hay ni peces que pescar, pero sobre todo repercute sobre el conformismo de los habitantes del choco.
ademas de que el municipio de ´paimado libra una 'batalla'
ResponderEliminarjurídica contra unas dragas que, según los funcionarios locales, se
están llevando el oro sin dejarle ningún beneficio.el abandono por parte del gobierno condenan no solo a paimado si no a todo el departamento del choco, El río, que hasta hace algún tiempo, además de
ser su amigo les suplía la única proteína posible (diversas clases de
pescado), hoy es una amenaza para sus vidas, pues sus aguas, según los
pobladores, han sido contaminadas con mercurio como consecuencia de la
explotación minera. Ya ni siquiera se bañan en él y muchos de sus
habitantes se quejan de que les produce manchas en la piel. gobierno ( santos) q medidas de fondo se estan tomando, es una obligacion del estado suministrar vivenda digna q hace parte de las necesidades basicas, la verdad q tristesa , q mis hermanos del departamento del choco como muchos otros municipios del territorio nacional no cuenten con Necesidades Básicas .
es triste saber que este municipio ha trabajado en circunstancias demasiado extremas , para que el gobierno solo quiera invertir en unas cosa tan simples y que solo piensen en la construcción de un buen estado para ellos ; no se dan cuenta que de donde ellos provenía era de su misma raza ;los mas destroza ble es que sus descendientes esta en completa ruinas,pobreza,desforestacion,hambruna ; algo que me aterra de que en el mundo sigamos en las misma y no hagamos absolutamente nada para que los gobiernos hagan justicia asi sea por su sangre ....EXCELENTE BLOG
ResponderEliminarChocó es un departamento que tiene vicisitudes de faz negativa, puesto que, en la perspectiva nacional y ademàs territorial se encuentra relegado desde el punto de vista espacial, por lo tanto, esto es una de las razones que obedece a la exigüa atención de la que es acreedor el departamento de Chocó en estos momemtos por parte del estado colombiano. La situación en ese departamento es mísera y la descripción que plantea el texto de esa entidad territorial y sus municipios son deplorables, exponiendo ante la comunidad lectora los problemas y las penurias económicas que agobian el territorio chocoano. La expedición periodistica arroja que chocó sufre problemas administrativos, ya que, las entidades encargadas de la estructura institucional estatal chocoana estan permeadas por la corrupción de los servidores públicos ,ésta es otra de las razones del evidente atraso de ese departamento y las NBI de sus habitantes, porque los recursos estan mal destinados por los regentes administrativos corruptos. En contraste encontramos la opulenta biodiversidad chocoana y la riqueza mineral, que supuestamente debía dar buenas regalías al departamento pero la administración d dichos recursos se encuentran a manos de foráneos empresarios de otras latitudes del país y hasta empresas extranjeras que succionan la riqueza natural y económica dándole diminutos aportes a la tierra madre de dichos recursos. A pesar de que son ricos en algo, o sea en naturaleza, este ambiente natural lo han ido mermando los explotadores minerales con sus exageradas maquinarias, que en grandes proporciones destruyen el paisaje natural; verbigracia los ríos cristalinos son la representación mas fidedigna de que habia mucha mas riqueza natural, pero las dragas metaforizandolo como la mano destructora de la riqueza natural chocoana, son las generadoras de la disminucion cuantiosa del paisaje natural y sus recursos, transformandolo en ese rio color ocre, que representa a su vez la explotación desproporcionada y dañina de la naturaleza chocoana. Todos estos factores se han tornado normales allá, que ya casi nadie se esfuerza de manera significativa para que este panorama cambie y se instaure una buena moralidad pública en torno a lo natural, administrativo e institucional.
ResponderEliminarPaimadó es visto nacionalmente como parece que somos vistos internacionalmente, no es difícil pensar que Paimadó sea el reflejo del mal estructuramiento social que nuestro Estado brinda, es un espejo de doble reflejo, es pensar que el hombre más rico en ese lugar tiene una tienda, así se conoce o así conocemos ahora, de la misma manera somos vistos y burlados porque el supuesto factor común de nosotros es el café. No me sorprende el nivel de pobreza, a eso se ha acostumbrado nuestro país, cada 4 años son visitados en Paimadó y los suplementos que deja la campaña electoral me imagino que solo alcanza a durar 1 año, es simplemente una problemática social que se cree que se trabaja a diario o a tiempos de elección para mejorarla.
ResponderEliminarEste gran articulo refleja sin duda la problemática que vive día a día todo un país, que siendo totalmente rico en aspectos tan sencillos como flora, fauna y recursos minerales, aun en este siglo en que mi generación esta viviendo somos considerados tercermundistas, pobres, brutos, criminales, asesinos, mal educados y otros adjetivos que no vale la pena mencionar. Las comparaciones personalmente me parecen estúpidas y carentes de sentido, pero podría decir que sin temor a equivocarme choco ha sido desde siempre el "armero" de todo un país. es decepcionante saber que un Dpto como Choco, y mas aun un Municipio como Paimado de algunos tres mil habitantes, con riquezas innumerables, pero sin un "Dios" al cual puedan recurrir" sea poseído por un ente maligno (EL ORO), dirigido por unos cuantos,el cual les ha robado todo lo que la madre naturaleza en algún momento les brindo para su subsistencia. Leyendo una publicación hecha por el Diario el tiempo de fecha Agosto de 2008, me encuentro con que Paimado fue beneficiado con la construcción de una escuela para 300 niños. GRACIAS A DIOS! solo una pregunta, desde cuando construir una escuela para un Municipio en el cual según el Dane, de cada 10 habitantes, dos son analfabeta, se debe esperar a que algún día este resulte "beneficiado"?. Pues bueno la pelota seguirá rodando, solo espero que algún día Colombia, deje de ser el Pais del SAGRADO CORAZÓN DE JESÚS!
ResponderEliminarExcelente texto para reflexionar sobre la realidad de nuestro país. Paimadó está viviendo una situación de vulnerabilidad, pueblo que carece de recursos para satisfacer las necesidades básicas humanas que inciden en un desgaste de la calidad de vida de las personas, encontramos la falta de medios para poder acceder a tales recursos, como el desempleo, la falta de ingresos o un nivel bajo de los mismos. Sus gobernantes no hacen lo posible para ayudar a ese pueblo que está a punto de acabarse, para nadie es un secreto que los políticos buscan es su bienestar y no les importa velar por el desarrollo de su comunidad.
ResponderEliminarPara finalizar mi comentario quiero compartir una frase del profesor Sergio Boisier sobre el desarrollo de la sociedad: “No hay ninguna receta que garantice el éxito en materia de desarrollo. Pero si hay por lo menos dos afirmaciones
ciertas: Si el desarrollo se encuentra en nuestro futuro, no será con las ideas
del pasado que lo alcanzaremos; si el desarrollo es un producto de la propia
comunidad, no serán otros si no sus propios miembros quienes lo construyan”
Paimadó cuenta con una extremidad muy útil que le permite deambular a un ritmo placentero pero que a la vez posee un talón de Aquiles, dicho de otra forma, lo que podría ser su salida al progreso es su misma condena. ¿Por qué teniendo un recurso tan valioso viven en condiciones deplorables?, ¿Por qué habiendo algo en qué trabajar existen tantos sin hacer nada, que prefieren matar el tiempo jugando?, ¿Por qué la Fiscalía tiene 15 plantas mientras que la mayoría de las casas son de tablas?, porque cuando no se cuenta con educación nos conformamos con el pan y el circo que aquellos que nos explotan nos ofrecen, y porque permitimos que nos rijan leyes ancestrales que no promueven la competencia entre nosotros los ciudadanos, llevándonos a acostumbrarnos a la monotonía y la uniformidad, que no permite fomentar el ingenio o la agudeza que es lo que lleva a los pueblos hacia el progreso.
ResponderEliminarEs triste pensar en la situación por la que atraviesa paimadó y en general todo choco aun que, su problema central radica en la falta de verdaderas ayudas a estas comunidades por que si bien hay un problema de corrupción este, tan solo es el reflejo del poco control y vigilancia por parte de las instituciones correspondientes y del mismo Gobierno, la falta de presencia militar, el total abandono en materia educativa y de salud, los problemas sociales y el que para mi es el la gota que derrama la copa el gran control paramilitar en todo el departamento general un impacto social tan grande que no es raro preguntarnos ¿porque es que ya no escuchan salsa?.
ResponderEliminarIndependiente mente do los problemas de corrupción por parte de los mandatarios locales es obligación de Estado brindarle a esta comunidades oportunidades reales y verdaderas de educación y superación .
Es un realidad muy evidente el hecho de que Colombia en muchas de sus zonas presenta indices altos de pobreza, es triste ver la despreocupación por parte del gobierno y su indiferencia ante esta problemática.Si el estado pusiera mas interés en la mejora social, le daríamos un mejor estatus a nuestro país.
ResponderEliminarLa pobreza en algunos casos es mental, es triste observar poblaciones como Paimadò que reflejan totalmente al Colombiano conformista que vende su futuro en tiempos de elecciones para satisfacer por unos días las necesidades que le agobian en los siguientes cuatro años. Esta tierra que indudablemente posee los recursos necesarios para brindar a sus habitantes una mejor calidad de vida, contrario a esto es la razón de su miseria. Es evidente la falta de interés de nuestro gobierno en emplear este medio para la creación de empleo que seria generada por la formación de empresas para explotar el recurso que poseen. El facilismo se ha convertido en el pan de cada día de una población que prefiere emplear el tiempo en juegos que preocuparse por obtener sustento de manera digna, educarse y expandir su mente a la civilización.
ResponderEliminarNuestras decisiones son las bases de nuestro futuro, y las elecciones que tomemos hoy serán los beneficios o consecuencias del mañana.
Paimadó no es más ni menos que el reflejo de Colombia...
ResponderEliminar¡Somos tan ricos! El problema es que todavía no nos damos cuenta, y es justo eso lo que nos hace pobres. A diario se ve como la corrupción que hay en el país consume todas las riquezas, y que nosotros los colombianos no hacemos absolutamente nada para cambiar la situación, al contrario, somos alcahuetes; es por eso que no culpo sólo a los políticos de lo que vive Colombia, porque esto que pasa cotidianamente es culpa de todos. Nos quejamos de que compran el voto, pero nosotros lo vendemos, haciéndonos los pobres y sin darnos cuenta de que somos un pueblo rico donde no hay ricos.
Este es uno de esos textos, que se lee, se analiza, y no queda sino pensar que nosotros mismos hemos conducido a nuestro estado como está. No voy a hablar de la situación de Paimadó porque queda claro la deplorabilidad del asunto. Me quiero referir al colombianismo conformista respaldado por un estado indiferente que busca tapar con una que otra obra la necesidad tan grande del pueblo colombiano, y me pregunto ¿que es lo que esta haciendo nuestro estado? ¿Donde están esas personas que en campañas políticas prometen y prometen y no hacen nada?. Es demasiado triste ver esta situación, y lo peor es que no vamos hacer nada al respecto.
ResponderEliminarNo cabe la menor duda que el problema que se radica en Paimadó es la falta de ayuda entre si mismos. Me sorprende la cantidad de material que tiene los habitantes de este pequeño pueblo para sobresalir y no lo utilizan de la mejor manera o mas bien no las saben aprovecha, aunque esto no solo ocurre en Paimadó, ocurre casi en toda Colombia y lo peor de todo es que se quejan por su manera de vivir. Las condiciones de vida de estas personas son tan bajas que esto existe en sus mentes y lo reflejan en su vida y volvemos al tema del facilismo y el conformismo. Por qué se conforman por un monto de dinero que se sabe que no le va a satisfacer las necesidades? Después vienen las quejas que si por qué los políticos no cumplen, de verdad es muy molesto como no hacen nada para sobre salir sobre ese encierro en el que viven, aun no entiendo como se pueden acostumbrar.
ResponderEliminarel autor del articulo realmente logra describir de manera muy real y sincera el entorno, estilo de vida y la situación social, cultural y económica de Paimado, el cual no parece ser el pueblo mas pobre pero si un pueblo con falta de organización y compromiso de la administración. este pueblo cuenta con una riqueza cultural y con grandes recursos naturales que de ser bien aprovechados, explotados , utilizados e invertidos otra seria la historia y la situación de esta comunidad y de las estadísticas del Dane.
ResponderEliminarEste texto tiene una gran riqueza reflexiva que contrasta con su contenido, creo que nos invita a pensar un poco mas allá y entender la realidad de nuestro pais y darnos cuenta que todos tenemos un poco de culpa con la situación actual de Colombia , nosotros los colombianos siempre miramos los errores ajenos y creemos que la culpa es exclusivamente de los dirigentes. Invito a que cada uno de nosotros a que empiece por cambiar internamente y a mi modo de ver esos pequeños cambios harán la gran transformación que necesita esta gran nación.
ResponderEliminarme llama la atención particularmente la ultima frase.. "han hecho de Paimadó un pueblo rico donde no hay ricos"; si bien no han sabido como poner los recursos que poseen en función de satisfacer sus necesidades propias, el autor puede describirque a pesar todo eso la cultura, costumbres y demás características de esta peculiar población es rica en contenido, no son del todo vacíos, y mantienen la conservación del mismo eso es de admirar en estos tiempos, donde la riqueza solo se mide por la capacidad económica que se posee.
ResponderEliminarNo todo en la vida es fácil pero no todo es difícil siempre,hay que buscar el mejor camino, por lo general siempre las familias mas pobres posen unas mayoría de hijos y son las que mas necesitan ayuda de nuestro gobierno, Es muy triste leer todo lo anterior ver como las personas sufren ojala estas personas mas adelante puedan satisfacer todas sus necesidades, por lo visto los ricos van mas ricos y los pobres mas pobres.
ResponderEliminarPaimadó y su situación es similar a la de muchos pueblos Colombianos que son muy ricos en recursos y pobre de mente, ademas abandonado por el estado. Hay que rescatar y decir que este pueblo posee recursos para tal ves ser no uno de los pueblos mas ricos de Colombia pero si uno de los pueblos en donde se vive dignamente y no tener o sentir la pobreza en cualquiera de sus habitantes. Con seguridad concluyo al leer el texto que Paimadó es un pueblo de habitantes conformista sin deseos de superación, un pueblo donde se refleja totalmente el olvido del estado en donde quizas no llegue o no se sienta la ayuda de este, un pueblo que no se quiere a si mismo que vende sus riquezas por cualquier miseria, un pueblo ignorante que cambia Oro por espejitos.
ResponderEliminarAncho y caudaloso pasas, lento en tu viaje retratas el dolor que injusto llevas hasta el MAR... y pensar que todo quieres como YO, y cambiarlo todo quieres se tambien. Un dia sabes mi atrato sin querer te sorprendí, cauteloso en tu recodo TRISTE TUS AGUAS VI.... Esto para significar la pena,desconsuelo y quebranto. Que nos llena y que se ve reflejada, cuando nos damos cuenta que somo un país que gracias a Dios tenemos, ECOLOGICAMENTE como ser MÁS como hacer de nuestra tierra una colombia con una historia totalmente distinta... En donde los titulares no sean solo mostrando las muertes prenatales, por desnutricion, por malas condiciones de vida, por pesimas condiciones higienicas de nuestro país.... Que distinto de esta triste realidad fuera exaltando la riqueza terreenal que nos pertenece, avances economicos,sociales y culturales... Pero para que este, tan anhelado sueño se de, primero debemos dejar de ser nosotros el principal obstaculo que impide la explotacion de tan bellas riquezas.... !COLOMBIA UN PAIS TAN POBRE TAN POBRE QUE LO UNICO QUE TIENE ES PLATA !
ResponderEliminarPaimado pueblo rico en recursos naturables pero conformistas con la destrución de los mismos, reflejandose el tipico comportamiento humano de pensar en el presente olvidandose del futuro, sin planificar en la conservación del ambiente como alternativa de desarrollo sustentable.
ResponderEliminarChoco no es pobre sino mal administrado tanto por sus gobernates como por su ciudadanos que piensan que un mineral lo es todo y que nunca se va agotar y que su explotación genera más perjuicios que beneficios.
En lo personal este articulo me parece un poco triste y la vez instructivo y necesario de conocer para darnos cuenta y reflexionar sobre la problemática de nuestro país de la cual todos somos culpables e implicados directos de la situación lamentable de este municipio ( Paimadó ) descuidado por el gobierno.
ResponderEliminarademas de esto La mayoría de las personas en este pueblo viven en estado de hacinamiento. Un promedio de de 8 personas, casi todas menores de edad.De cada diez habitantes dos son analfabetas, cinco han alcanzado la primaria y solo dos la secundaria. palabras que nos ponen a pensar sobre el futuro de Colombia en general
Paimadó, un pueblo rico donde no hay ricos. Debido a la exclusión de la riqueza, encontramos una población que se agudiza, por el hecho de que los habitantes carecen de una formación integral y educativa, una población que se ha vuelto sumisa y que se encuentra imposibilitada para llegar a una autodeterminación, por injusticias y por desigualdad de retribución de las riquezas; para acabar con esta problemática que acarrea dicha población se es necesario que no haya ningún tipo de sometimiento, influencias y presiones así mismo, implantar e idealizar políticas administrativas competentes, no leyes ancestrales que han hecho del oro una maldición, puesto que no adoptan medidas que desestimulen y que faciliten a la autoridad a proceder con mayor rigor la judicialización de los responsables de la extracción ilegal de esta riqueza tan valiosa que no se utiliza para el crecimiento económico del mismo pueblo.
ResponderEliminarSin duda alguna este articulo nos lleva a reflexionar la realidad en que se vive dia a dia. Paimado " un pueblo rico donde no hay ricos" un pueblo lleno de olvido por parte del mismo estado,un pueblo con cantidades de herramientas para poder utilizar y no dejarlas en el olvido, un pueblo donde sus habitantes tienen todo y no saben aprovecharlo. Triste realidad de nuestro pais y no solo de paimado por tanta corrupción y sin ayuda alguna.
ResponderEliminarNadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde, desafortunamente no han sabido aprovechar las riquezas que tenemos, los gobernantes cuando pierden alguna parte de Colombia como Panama y San Andres es que reaccionan. El texto nos invita a reflexionar sobre la realidad en la que vivimos y que nos seguimos equivocando una vez mas al escoger los goberbantes ya que ninguno se ha preocupado por mejorar la situaciòn de este pueblo.
ResponderEliminarEl texto puedo decir no solo me gusto por la realidad que muestra sino porque en ciertos sucesos que cuenta el autor se torna jocoso lo que me parece que hace mas interesante la lectura; aparte de esto pienso que esta publicación es mas que todo una revelación de algo desconocido, incluso de algo que quizás se nos había dado a conocer pero no con la verdadera y justificada información por ello cabe resaltar que es un buen trabajo de investigación, simplemente se nos permite con esto darnos cuenta que aunque un pueblo esté alejado no este lleno de lujos y su gente no sea la mas civilizada no quiere decir que sea pobre, pues en el caso de Paimadò se refleja que la riqueza cultural es inmensa y ademas se tienen las herramientas para vivir bien solo que sus habitantes no han sabido aprovecharlas y el resto del país no conoce siquiera semejante tesoro.
ResponderEliminarEl texto aparte de ser una investigación exaustiva que llegao hasta a ser práctica, es decir el autor vio con sus propios ojos esa realidad) tambien refleja la triste realidad de nuestro pais en general, me parece que la situación de paimadó no es la unica que podriamos resaltar en colombia, ya que este pair a pesar de ser rico en biodiversidad, tener petroleo, contar con recursos mineros, es un pais que se ha quedado atras en cuanto a desarrollo, educacion etc simplemente por un mal manejo o administracion de dichos recursos.
ResponderEliminarEsta narración aparte de hacernos reflexionar sobre la veracidad de la
ResponderEliminarinformación que nos brindan los entes territoriales, los medios de
comunicación, los colegios y las universidades, nos demuestra que en la sociedad actual a lo que le llaman riqueza y desarrollo no es más que solo un lúgubre y mal chiste que se ha acomodado a la necesidad y ambición de pocos quienes dominan el flujo de recursos e información en donde han mal catalogado a todos aquellos lugares a los que su influencia no ha podido corromper.
Más allá de lo bueno que se puede evidenciar en ese modo de vida que llevan los habitantes de Paimadó, es el sacrificio ecológico y el abandono del que tanto se habla en el texto, este que no es más que el resultado del abandono estatal que se maneja en el mismo; Abandono que permite el desarrollo de tales actividades y la repartición de los recursos. Entonces he ahí un gran dilema y es ¿que tanto le cuesta y debe sacrificar la sociedad para vivir y desarrollarse en balance?.Esta narración aparte de hacernos reflexionar sobre la veracidad de la información que nos brindan los entes territoriales, los medios de comunicación, los colegios y las universidades, nos demuestra que en la sociedad actual a lo que le llaman riqueza y desarrollo no es más que solo un lúgubre y mal chiste que se ha acomodado a la necesidad y ambición de pocos quienes dominan el flujo de recursos e información en donde han mal catalogado a todos aquellos lugares a los que su influencia no ha podido corromper.
Más allá de lo bueno que se puede evidenciar en ese modo de vida que llevan los habitantes de Paimadó, es el sacrificio ecológico y el abandono del que tanto se habla en el texto, este que no es más que el resultado del abandono estatal que se maneja en el mismo; Abandono que permite el desarrollo de tales actividades y la repartición de los recursos. Entonces he ahí un gran dilema y es ¿que tanto le cuesta y debe sacrificar la sociedad para vivir y desarrollarse en un balance entre lo ambiental y los socio-económico?.
En los primeros años de mi infancia tuve la oportunidad de vivir la experiencia de vivir en el choco, allí me di cuenta de la alegría de sus pobladores que viven en uno de los departamentos mas pobres y mas ricos del país, pobres porque así lo dice el DANE pero rico en recursos naturales, con una biodiversidad única en el planeta, con muchos territorios a los cuales no ha llegado aún el conflicto armado que azota a más de la mitad del país en el que vivimos, ricos en recursos mineros que están siendo explotados de forma irracional por empresas y personas inescrupulosas que no les importa acabar con los recursos naturales de esta rica región.
ResponderEliminarLa corrupción, la falta de interés del estado, la falta de oportunidades, la falta de educación y el negocio del narcotráfico han llevado a la pobreza extrema a estas personas, que en épocas de la colonia fueron los mas ricos del país, en el choco funciono la primera fabrica textil en Colombia (Hoy en día edificio de la Gobernación del Choco) funciono el primer ingenio azucarero y para no alargar la historia la primera calle pavimentada en Colombia fue la avenida primera de Quibdo ante la mirada de la estatua de San Francisco de Asís (San Pacho) ubicada a un costado de esta. El Choco tuvo en esas épocas
cuatro veces el presupuesto de Bogota y todo esto fue despilfarrado por la clase dirigente de este Departamento.
Bastaría para nosotros pasear por avenidas naturales como el río Atrato que desemboca en el océano Atlántico o sacar la lancha a tierra firme y caminar no mas de 200 metros para acceder a la autopista formada por el río San Juan que desemboca en el Océano Pacifico, bastaría conocer Bahía Solano o la ensenada de Utria o quizás ir a ver las ballenas jorobadas nadando cerca de sus costas, para saber cuan ricos son nuestros compatriotas y cuan pobres son sus sueños que han sido arrancados de sus corazones por sus
gobernantes.
Este "triste" artículo muestra una parte de la realidad que estamos viviendo en Colombia, nos lleva a analizar sobre la situación que a TODOS nos afecta, pero a pocos interesa. Pone a pensar sobre cuáles son esas cosas buenas que le vamos a dejar a las próximas generaciones, el problema en el que van a nacer, y nisiquiera somos capaces de elegir a conciencia los líderes de este país.
ResponderEliminarMuchos aplaudirán el
ResponderEliminartexto, y seguramente muchos alabaran el mencionado territorio, por este lado me
dedicare a criticar a mi bello estado Colombiano; al parecer si soy menor de
edad no puedo hacer mucho más, y aun así esto tampoco causa el efecto que debería,
pero bueno.
Todo
estos turbios testimonios contados por medio de estadísticas, no son más que la simple Deficiencia de los órganos de control Colombianos, es así como se
pierden los cadáveres y como aparecen falsos positivos en las fincas de las
zonas aledañas, el desorden y la falta de profesionalismo son algunos de los
factores que inciden en los errores de los índices enviados por los órganos estatales.
Estos insensibles índices no reflejan la cultura local, se olvidan de las
costumbres no tipificadas que para sus creadores y herederos es ley, miden sus encuestas y llenan sus recuadros conforme a sus expectativas, es ilógico pensar que la encuesta que sirvió en Bogotá y Barranquilla va a servir en el mencionado territorio, no porque sea uno mejor o mayor que otro, sino porque así como las personas, también cada territorio tiene su forma de orden, y eso se refleja en la multiculturalidad que existe en Colombia y que orgullosamente mostramos en comerciales y que inescrupulosamente destruimos en un mal comentario o unas malas “investigaciones”. Los factores de destrucción en Colombia son iniciados en su mayoría, por nosotros mismos. Quise empezar este escrito como una crítica al estado, pero han de saber todos ustedes que una crítica al estado, implica una autoevaluación como civil. ¿Somos responsables de todo lo que se maneja correcta o incorrectamente en Colombia?
Recordemos que la autoridad que pusimos en el gobierno, únicamente son una representación nuestra, pero nosotros, seguimos siendo el Poder
Soberano al Mando en este Macondo.
“Viaje al pueblo más pobre de Colombia” interesante escrito
ResponderEliminarque nos detalla muchas realidades que sufrimos los colombianos, sobre muchas de
sus oraciones valdría la pena escribir un artículo entero para profundizarlas,
y su genialidad recae en que quizá alguien no colombiano le costaría entender
la magnitud de lo ahí dicho, no solo con letras sino con las imágenes y
sentimientos que aclama y que son tan vividos en nosotros. Dicho esto me gustaría
hablar sobre la riqueza de nuestro país, porque seguro de corrupción ya le
hablaron muchos, en nuestro escudo está el cuerno de la abundancia testigo de
los tesoros de nuestra tierra que no se ha cansado de proveerle al mundo desde
hace más de 500 años, Colombia y toda américa, es la tierra del tesoro las
leyendas de los conquistadores siguen tan vivas hoy como en su época, el dorado
aún existe; y para citar a un conocido ex-humorista de los noventa –una vez fui
a choco y me pedí un limón, yo pensé que lo que me dieron era un aguacate- sin
embargo ese departamento que es despensa del mundo, es menospreciado por
nosotros, todos los “civilizados” de Colombia miran a choco como la manifestación
de la pobreza y por eso nadie quiere pensar en tal desdicha, graciosamente los
no colombianos no dejan de pensar en ese bullente manantial de recursos; y yo
me pregunto cuando nos daremos cuenta de lo que tenemos? Cuando se acabe?
JUAN CAMILO PINEDA DE LA OSSA
ResponderEliminarMe parece que no es adecuado la utilización del termino pobre, ningún departamento de Colombia es pobre, puesto que Colombia es un país rico en recursos naturales, otra cosa es que no se exploten o utilicen de la manera adecuada, además del olvido de esta parte de Colombia por parte del Estado, lo que se necesita es un compromiso por parte del gobierno para velar por la integridad de las personas de esta parte del país y hacer que se dé de manera adecuada todo lo referente a la organización del departamento.
Esta crónica nos muestra la triste y dura realidad del departamento del Choco. Evidentemente el gobierno le ha dado la espalda a esta parte del país, la cual es rica en recursos naturales, cultura, historia e idiosincrasia y sin embargo, el abandono por parte del gobierno ha ocasionado estragos en esta región, los cuales han tenido consecuencias devastadoras, especialmente para la comunidad quienes viven en carne propia la triste realidad de su pueblo. Ya es hora que nosotros como ciudadanos nos concienciemos de la situación actual de nuestro país y actuar conforme a ello. el Choco es reflejo del abuso de las autoridades publicas, de la inequidad, la injusticia, la falta de intervención del estado.
ResponderEliminarPalmido, y sobre todo la zona del choco, son otro ejemplo de la no intervencion del estado colombiano. Zonas que por si mismas son ricas, pero que el olvido por parte del estado, la corrupcion y la mala utilizacion de los recursos, conlleva a que se generen focos de pobreza. Esto no solo pasa en el choco, el oriente colombiano, la amazonia y algunas zonas del norte del pais, estan siendo olvidadas y mucho menos intervenidas. Nuestro departamento, Cordoba, ha sido el segundo con mas pobreza absoluta, hecho que es preocupante y sobre todo exorbitante si tenemos en cuenta la riqueza que posee nuestro departamento.
ResponderEliminarEste escribo es una revelación de lo que se suele olvidar en Colombia, las partes que no son importantes políticamente o económicamente siempre son perjudicadas por el olvido y los conflictos armados. Seria muy bueno que el estado pusiera la vista en ella y sacara fruto de los recursos naturales que se tienen y no los deje desperdiciar, que con la mera explotación de esos recursos se genera empleo, vivienda, más economía dentro de la zona y una nueva etapa para las personas que en ella viven, ademas de que se debe brindar una educación pública de verdad, donde las personas vayan con las ganas de aprender para después generar más conocimiento y aportar ellos para la sociedad.
ResponderEliminarEn todas partes hay un paimadó, donde llegan recursos y no son invertidos adecuadamente, donde faltan clinicas, escuelas, etc. La corrupción de los administradores no lo permiten, muchos pueblos de Colombia son ricos pero no lo reflejan. La cronica es interesante describe muy bien a la comunidad, sus costumbres, apariencia y el viaje paso a paso.
ResponderEliminarEl modelo de desarrollo y de consumo es el actual de las sociedades ricas esta destruyendo a Pachamama, ¿que le pasaría al planeta si lo indus tuvieran la misma proporción de autos por familia que tienen los alemanes, cuanto oxigeno nos quedaría para poder respirar? Existe un progreso material ostentoso y explosivo, que es costeado con la vida del planeta tierra. Todo ese mercurio que envenena las aguas de los ríos colombianos, no es solo un problema nuestro, es de todo el mundo que con indiferencia adorna los dedos y cuellos de los despilfarradores de la naturaleza. Peor aun aquellos que se hacen ricos con la muerte de Natura.
ResponderEliminarSi hacemos un juicio rápido podemos decir que muchos pueblos colombianos son otros Paimadós que el estado les presta muy poca atención y que por eso la pobreza de esos pueblos crece muchisimo más, porque no suministran adecuadamente los recursos que van destinados a esos pueblos, y si los suministran, lo poco que reciben se los traga el mandatario corrupto que se encuentre gobernando la entidad territorial azotada por este vergonzoso problema de la corrupción. Historicamente Choco ha sido un departamento objeto de irregularidades en su administración debido a esto la institucionalidad chocoana es muy debil, lo que hace que no haya un progreso significativo en ese departamento, que segun el informe periodistico la penuria es muy evidente y las NBI llegan a ser factores fatales para la esperanza de vida de los habitantes del departamento del Chocó. Hay que tener en cuenta que Choco es rico en algo que se llama riqueza natural, pero lastimosamemte esta riqueza no le da mucho porque los foráneos se las quitan con sus maquinarias destructoras explotando su medio ambiente rico. Los rios ocres solo representan aún mas ese deterioro causado por los factores que generan pobreza y que impiden el desarrollo de este pueblo chocoano.
ResponderEliminarPaimado: es un símbolo claro de negligencia estatal, un pueblo con riqueza natural que ha sido explotado y afectado por los grupos armados al margen de la ley, afectado la visión que se tiene y no ir mas allá de ver violencia y corrupción, se trata es de evitar precisamente la imagen de un pueblo abandonado por el Estado y totalmente ajeno a lo que pasa a su alrededor. Pero no solamente en colombia se habla de Paimado como el pueblo mas pobre, muchos afectados por estas circunstancias ha sido afectado, pero no se debe pasar por alto a capacidad de los habitante de este pueblo al enfrentar de alguna manera estas situaciones que han llevado a considerar a Paimado el pueblo mas pobre de colombia.
ResponderEliminarMuy buen texto; realmente es lo que se vive en Colombia, no solo en el propio Paimado, sino en diversas partes del pais, las cuales de cierta forma viven semejantemente este tipo de fenomenos.
ResponderEliminarEl estado se queda muy corto al momento de hacer valer los derechos de los habitantes de la mayor parte de este tipo de sectores; claramente se ve la negligencia tal y como lo dicen en anteriores comentarios.
Me gustaria que nos colocaramos la mano en el corazon y pensaramos un poco en la situacion que viven en estos lugares; mientras nosotros vivimos y estudiamos comodamente, hay quienes luchan por sobrevivir.
El pueblo mas pobre no es aquel que carece de riquezas económicas, sino también el que queda en el estanco por falta de metas y de gente emprendedora que llevando una pensamiento negativo nunca darán paso a una vida positiva. Si bien es cierto la corrupción y el olvido son los principales factores de la pobreza colombiana pero que hace el pueblo ? entregar el poder a personas cuyas intenciones van en busca de beneficios propios aprovechándose de los recursos destinados a los niños pobres que carecen de alimentos y educación en los lugares mas remotos del pais ... es esta la Colombia que queremos dejar a nuestros hijos, de nada sirve quejarse si no efectuamos el cambio el pueblo en masas da vida , la maxima expresion del hombre es la unión y mientras no intentemos cambiar no habra regiones mas pobres que otras simplemente seremos ante los ojos de los extranjeros y de nosotros mismos un pueblo pobre que no lucha para que nadie se acueste sin haber comido.
ResponderEliminarPaimado vive en un dilema, por un lado tiene tanto belleza de flora y cultura maravillosa, por el otro en cambio vive a diario el fantasma de la corrupcion, como tantos pueblos en colombia abandonados por el gobierno que son cosas que tratamos de ocultar a simple vista de todo el mundo, la falta de atencion por parte de las autoridades estan destruyendo a la tierra en donde se considera un tesoro preciado de el pais.
ResponderEliminarDesafortunadamente el dinero que nuestros pobladores merecen percibir, se lo quedan aquellos mediadores que cada día se hacen más ricos con lo que nuestras tierras producen, es así como el intermediario hace la mayor parte en este negocio que se hace similar hoy día al del narcotráfico en Colombia.
ResponderEliminarEs triste observar la realidad que nos rodea a los Colombianos, no quiero ser pesimista pero muchas veces cada quien obtiene lo que se merece y todos somos culpables de la forma en que administran nuestros bienes los políticos corruptos a los cuales escogemos, duele saber que en uno de los territorios con mas riquezas por explotar se estén muriendo del hambre por el mal uso de los dineros que se recaudan y duele mucho mas saber que el gobierno no implementa verdaderos métodos para acabar con tanta corrupción que azota este lugar.
ResponderEliminarConsidero que la lectura es agradable, pero si nos dejamos llevar por el titulo posiblemente se espera algo mas crudo, aunque describe con certeza lo que ocurre en un lugar que muchos ni siquiera sabíamos que existía y que pide a gritos ayuda.
Triste realidad observar la ineficacia del estado al repartir ayudas a los pueblos mas pobres de Colombia no entiendo como puede existir tanta indiferencia ante tanta pobreza, creo que el pueblo debe concientizarse a la hora de escoger a sus gobernantes debe elegir al que realmente plantee soluciones para estos casos ya que me parece un acto inhumano que inviertan de mala manera los bienes públicos en vez de invertirlos en algo que favorezca a la comunidad colombiana.
ResponderEliminarUna realidad que viven en este municipio de Quibdo, los mandatarios locales lo único que han echo es echarse la plata del pueblo al bolsillo y no invierten en su gente, pero un pueblo bendecido por su gran riqueza natural explotada ilegalmente, pero que le da al pueblo para su sustento diario. Es por eso que la gente de Paimadó se ajusto a lo que esta pasando en su municipio y viven con ello y es muy triste el ver como narra es escritor y ver que las mismas personas no les importa el desastre natural que estas empresas han desatado, solo les interesa tener unos pesos para poder subsistir.
ResponderEliminarme parece triste el hecho de que un departamento como los es el Chocó, sea considerado como uno en los que más se presenta el indice de pobreza, debido a que desde mi perspectiva creía que este era uno de los más desarrollados, gracias a que posee gran fuente de industria maderera, además de esto, la pesca es una de sus principales actividades económicas.
ResponderEliminarquedo totalmente asombrada con la información que me proporciona el texto.
Nos olvidamos de nuestras riquezas y definitivamente no sabemos escoger a nuestros representantes y administradores; son estos los que se han consumido toda la biodiversidad del Chocó, por la mala administración que le han dado al departamento, porque es muy fácil meterse en el bolsillo miles de millones y luego de una u otra forma salir bien librado del atraco que se le hizo no solo a una población sino a todo un país, pero no con la misma facilidad los administradores de nuestro país que a su vez son mal escogidos por nosotros, en una playa en miami piensan en el daño que causaron y en las condiciones de absoluta pobres en las que viven muchos a cambio del disfrute de ellos...
ResponderEliminarQue no se olvide el departamento de córdoba y sus municipios están muy cercas, triste realidad, debieron mandar fue a los congresistas.
ResponderEliminarpor muy productivo que sea un país, departamento o municipio si este goza de mucha riqueza este los influyentes políticos se pelean y se disputan por los mejores puestos para a si poder repartirse toda la mermelada posible y luego tratar de hacer cualquier obra para poder ocultar sus fechorías, a si que pueblo progresa, y todo el que llega al poder es hacer lo mismo.
ResponderEliminarEs triste ver que el gobierno no vea o se haga el oreja sorda las realidades y pobrezas que viven algunos de los departamento de nuestra dolida nación. el choco es un departamento pobre pero a la vez con tanta riqueza que explotar, solo falta que se impulsen buenos lideres que hagan prosperar esta región tan abandonada que merece oportunidades de progreso en todo sus ámbitos.
ResponderEliminarSaber que la riqueza del municipio esta concentrada en la destrucción del medio ambiente es mucho mas pobre que aquella que nuestro estado colombiano le he propiciado por el abandono en el que se encuentra paimado.
ResponderEliminarFalta inversion de recursos por parte del gobierno para este municipio del choco
ResponderEliminarFalata consientizacion sobre el cuidado del medio ambiente
Si hay descuido y no hay compromiso por parte del gobierno nacional para mejorar la situacion del pais practicamente de nada valdria tener riquezas en nuestro territorio porque si no se van a utilizar para beneficiar a la comunidad que esta tan necesitada pues para que se va tener ahi