e piden que construya un discurso sobre las distopías, pero solo puedo vagar por internet como quien deambula entre ruinas, hasta que doy con una escena vista muchas veces: el científico le advierte a Kelvin que dentro de poco se suspenderá el campo gravitacional artificial de la estación espacial por un lapso de treinta segundos. “No lo olvides, 30 segundos”, grita cuando Kelvin se ha echado a correr por el pasillo tubular. Al llegar a la puerta del estudio se encuentra con la espalda serena de Hari, su esposa, absorta delante de un cuadro de Brueghel. Kelvin se acerca con delicadeza, no quiere perturbarla. La mujer aprecia los detalles de la pintura, la nieve sobre los tejados, las nervaduras negras de un árbol sin hojas, un pájaro, una jauría, más nieve, los cazadores que vuelven del bosque. A estas alturas es preciso aclarar que Hari no es en realidad la mujer de Kelvin sino una proyección fantasmática producida por Solaris, el planeta alrededor del cual orbita la estación espacia...
Espacio de discusión académica que apela a lo que comúnmente se repite en los pasillos de las escuelas de derecho “el que sólo sabe de derecho, nada sabe de derecho”; será un cenáculo de conversación a veces de noticias de actualidad, música, arte, opiniones diversas entre otros, donde se permita pensar el derecho